jueves, junio 07, 2012


No se puede avanzar
DIÁLOGOS DE CIRCO
De niño me encantaba ir al circo para reírme con los diálogos incoherentes  y desconcertantes de los payasos que muchas veces terminaban en sonoras cachetadas acompañadas por un bombo o platillo de los músicos de turno. Después los payasos aparecieron por la televisión para delicia de los niños, primero fueron Mediasuela  y Gasparín  y después Cachirulo y Copetón.  Las bromas de esas épocas giraban en torno a las ocurrencias de la vida cuyos protagonistas eran el tonto y el vivo. Nos hacían reír las ingenuidades  y ocurrencias del tonto y las astucias de un vivo que no eran las de uno que se está aprovechando de las limitaciones del otro sino las del que está tratando de ilustrar al otro para que tenga más luces y sea más coherente. Esos diálogos del circo eran divertidos y educativos.

Los foros políticos
Han pasado los años y nos hemos hecho mayores. Los diálogos del circo continúan pero ahora se dan en los foros políticos y sociales. Los podemos ver a través de la televisión, la radio o leerlos en los periódicos. A diferencia de los anteriores el tonto es el ignorante y el vivo es el que quiere sacar provecho personal. No existe la ilustración, existe la discusión permanente, porque hoy, con el progreso de los tiempos el ignorante puede asesorarse de otros vivos que lo engañan a él y se presentan sacando espadas, flechas y lanzas sin ningún escrúpulo, con la única intención, aunque no lo digan, de llenar sus bolsillos, dejando más pobres a los pobres.  En el otro “equipo” están los vivos de siempre que ya llenaron sus bolsillos y piensan que solo se trata de llenar los bolsillos de todos para que la fiesta termine en paz.
Mientras las cosas sigan así tenemos circo para rato y como además nunca faltan los corruptos que corrompen, la confusión se hace más grande, y como además estamos en una época de relativismo, no se sabe quien es el “bueno”  y quién es el “malo”, o dicho con otras palabras: quién es el que actúa con rectitud de intención, de un modo correcto, y quién está engañando.

Los circos de hoy
Si hoy vamos a los circos las bromas de los payasos ya no son para los niños, están sesgadas hacia los aspectos sensuales o sexuales de las personas y muchas veces caen en lo zafio y grotesco, otras, en una inmoralidad censurable.
Si escuchamos a los cómicos por la radio o los vemos por la televisión, encontramos el mismo sesgo y una incursión con guiones de matiz político.  Y ahora,  los diálogos de circo se dan todos los días entre los políticos que quieren arreglar las situaciones sociales del país y los pobladores representados por autoridades que buscan el protagonismo, quemando llantas o con unas pataletas. Las ocurrencias y las frases que sueltan sirven más para los guiones de los cómicos, que por lo visto prefieren políticos que digan tonterías, que políticos acertados, ya que así pueden tener más rating en sus programas.

El payaso burlón cosecha tristezas
Diálogos de circo es distinto que diálogos de sordos. Estos últimos se dan cuando nadie quiere oír al otro, en cambio en los primeros se oye todo y al mismo tiempo, como en los payasos, se ridiculiza lo que dice el interlocutor y se enfatiza el argumento personal que luego es distorsionado por un tercero que ironiza y hasta se burla de los nuevos planteamientos. A los periodistas les gusta echar leña porque así el circo tiene más éxito y venden más.  La chacota vende más que la cultura. Los chistosos se ponen felices.
Es por eso que algunos medios informativos fomentan el sarcasmo y la burla  para que al ser todo mucho más divertido y el negocio crezca. Con estas aparentes atingencias ya no se evitan los juicios temerarios, las calumnias y las difamaciones. Todo entra en la guerra y que se salve el que pueda.
Más tarde ese circo tan “alegre” termina en tragedia, como el payaso triste que tiene que hacer reír aunque esté triste y cuando se esfuerza para ser divertido, de pronto se da cuenta que su alma está vacía de amor, que sus payasadas no tienen sustento para llevar el peso de la vida, ayudando realmente a los demás. Así es la suerte de todos los interlocutores de los diálogos de circo que abundan en el mundo.

Las virtudes humanas de los que conversan
Estos diálogos, de poco nivel humano, terminaran cuando mejore la calidad de las personas que dialogan. En los foros más emblemáticos hay personas que hablan y nadie las escucha, no les interesa lo que están diciendo. También ocurre en los hogares cuando hablan los padres y los hijos no quieren escuchar. La falta de interés va acompañada de un rechazo y una minusvaloración del interlocutor. Deben mejorar los que hablan, no en sus discursos sino en la rectitud de su corazón. También los que escuchan deben poner más interés y atención. Todo es cuestión de amor y de valoración de las personas. Lo demás viene solo.
Cuando se trata de la cuestión pública es necesario que la sociedad seleccione a sus interlocutores para resolver los problemas sociales. Cuando los que hablan o dialogan no son idóneos, se generan los conflictos con rechazos habituales y con una terquedad insana que persiste y es muy difícil de revertir. Son situaciones lamentables donde se nota a la legua que faltan las más elementales virtudes humanas.
Los que dialogan deben conocer bien el fondo de las personas para poder solucionar los problemas humanos. Es un conocimiento que solo se puede tener cuando se sabe amar de verdad a los demás. 

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