viernes, julio 27, 2012


Los tesoros del hogar
AMOR DE ABUELA, MADRE Y HERMANA
Todos los seres humanos necesitan,  y con más urgencia a los hombres, el amor de la abuela, de la madre y de la hermana. Ese amor que viene de arriba fortalece tremendamente el corazón haciéndolo noble, limpio y libre.  Es el amor femenino del hogar, que no tiene una connotación sexual, el que remueve la fibras más profundas de la interioridad de las personas para que sean buenas y virtuosas.
Las mujeres que tienen esos papeles, en las distintas etapas de su vida, deben tener una trayectoria ordenada que puede haber sido muchas veces modificada por los cambios y conversiones que han experimentado. La vida enseña a rectificar y la persona que sabe pedir perdón para poder vivir la fidelidad de su vocación, se hace inmediatamente idónea para el ejercicio de su papel.
En la misma antropología del ser humano encontramos ese amor de mujer que es propio del hogar, porque es el ejercicio de la maternidad. Es la respuesta diáfana a la misma naturaleza humana que le pide a la mujer el amor más limpio y más noble para los seres queridos. Esta inclinación natural, que lleva consigo una bondad, es reforzada por la presencia de lo sobrenatural, (la ayuda de Dios a través de la gracia).
Las madres traen al mundo a los seres humanos. No son máquinas de producción, son madres con unos sentimientos de ternura y protección para los hijos y también para los hijos de los hijos. El sentimiento maternal de protección y cuidado se puede extender a más personas. Las mujeres son buenas cuidadoras. Lo podemos notar en las enfermeras o asistentas sociales, también en las empleadas del hogar.
La ternura y el cariño que ponen en el trato de sus seres queridos es único y tiene un enorme valor. El fácil que los demás se acostumbren a ver a las mujeres en ese modo de ser y se queden pensando  que son así, son sus modos,  son cosas de mujeres,  y no logran ver que esos dones, los ha recibido la mujer para inyectar en los miembros de un hogar, la pureza del amor.
Las personas jóvenes tardan en valorar los maravillosos sentimientos de amor de las abuelas y de las madres y pueden, con su actitud desalmada y desaprensiva, ocasionar penosas situaciones de dolor. ¿Quién no ha hecho sufrir a su madre o a su abuela?  Cuando pasan los años duele mucho el haber sido así. La intransigencia juvenil en este campo es un error que se debe corregir. No se debe que pensar que todos los jóvenes deban ser así y que por lo tanto sean lógicos sus alejamientos o rechazos.
El permisivismo de la época crea una mentalidad de falso respeto, que es también dejar que los jóvenes no descubran a tiempo el valor de esos amores que los hace grandes. La abuela, la hermana y la madre están en la misma línea del amor salvo excepciones que confirman la regla.
La abuela y la hermana también son imagen de la ternura. La limpieza de cariño en las manifestaciones de afecto donde hay una ausencia total de sensualidad. Es un cariño que tonifica y que defiende, es de protección y da seguridad. A la hermana se la quiere limpia y sana, se la cuida y se la quiere siempre en casa. La mujer de la casa es esencialmente mujer para el mejor prójimo que está en la familia. Su lealtad y fidelidad se convierten en un canto de alegría y de acción de gracias, también de belleza. Allí está la libertad y desde allí se conquista el mundo.
Cuánto de debe agradecer a las abuelas que con sabiduría guardan las cosas de la casa para sus seres queridos. Son doblemente mamás y refuerzan siempre la maternidad.
El amor incondicional del madre es lo más importante en un hogar. Todos recuerdan  y valoran el cariño de su madre. Sin madre es muy difícil que exista hogar. Todos llegan al mundo por una madre y todos deben permanecer en el mundo llevando el cariño de la madre. La Madre cobija, protege y fortalece.
No dejemos que los ataques a la familia destruyan estos tesoros que tenemos en casa para la felicidad de todas las generaciones.
Dios también quiso resaltar a su Madre dándole la calidad de Virgen. Tampoco en ella están presentes los aspectos sexuales y es la imagen más grande del amor humano que lleva el título de Madre del Amor Hermoso.
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