viernes, setiembre 07, 2012


Lo que nunca se debe callar
LA URGENCIA DE TOCAR LOS TEMAS DE FONDO

Con qué vehemencia defiende el hombre de hoy su vida privada y las decisiones que va tomando para vivir de acuerdo a sus convicciones personales. Toda la sociedad se ha puesto de acuerdo (tácito) para que se pueda convivir respetando las elecciones de vida de las personas.  Esta actitud generalizada que parece, a primera vista, sensata para  llevar las cosas en paz y se de una buena relación entre los seres humanos, no deja de tener visos de complicidad para no querer ver la realidad que afecta a las personas y que podría ocasionar lamentables consecuencias en el futuro.
No hay que tener miedo de llamar a las cosas por su nombre evitando eufemismos para tapar lo que no se quiere ver y seguir adelante como si no pasara nada. Esta actitud de permisividad, que parece elegante por ser condescendiente, va generando poco a poco un vacío muy grande en la interioridad de las personas que luego intentarán llenarla con sucedáneos. Quienes proceden así se encontrarán a su alrededor con los desatinos de quienes no pudieron arreglar en la vida sus temas de fondo,  y los verán a ellos con un sufrimiento depresivo y pesimista.
Algunas veces se dice que entre los amigos no se debería hablar ni de religión, ni de política, ni de fútbol, para no perder la amistad. Muchos aceptan  el dicho sin advertir la ligereza y superficialidad de esa consideración. De entrada no se puede comparar la religión con la política y el fútbol. Quizá no pase nada si no se habla de política y fútbol, pero con la religión nos estamos jugando la Vida y la felicidad. La religión no es una opción o una alternativa.
Está muy claro que se debe tener tino para decir las cosas y hay que saber buscar los momentos oportunos. Lo que no podemos hacer nunca es callar y no decir nada. “El infierno está lleno de bocas cerradas”  Todo hombre tiene el deber de hablar para decir la verdad. El esfuerzo por la verdad da coherencia a la vida de la persona y su testimonio se hace creíble. Hablar de Dios es hablar de la verdad.
La religión no es una fábula, no es un tema más, es la misma vida con todas sus connotaciones morales. La prédica de Cristo, continuada por la Iglesia, esta dirigida a la vida de las personas. La persona responde con la coherencia de su vida por la aplicación de la doctrina que recibe y el convencimiento de que ahí están las coordenadas para que las relaciones entre las personas sean coherentes y armoniosas.
Toda persona merece respeto y buen trato por el hecho de ser persona. Cerrar los ojos y no considerar lo que las personas hacen no es lo más inteligente y querer contar con personas con desarreglos personales en los temas de fondo podría ser, en el menor de los casos, una temeridad.
Cualquier persona en su buen juicio sabe de las repercusiones que podrían tener en los demás los desatinos de una vida desordenada. Las malas juntas hacen daño. Una manzana podrida pudre a las otras. Los padres sensatos advierten a sus hijos de los peligros de los malos amigos y de las malas juntas.
A nadie se le ocurre ir a un médico incompetente para que lo cure, se busca siempre al mejor y al que está bien preparado, a una persona que tenga una coherencia de vida, que no sea un insensato o un vago. Se puede saber bien quién es bueno y quién no, atendiendo fundamentalmente a los temas de fondo.
De acuerdo a estas consideraciones no tendría sentido admitir lo que se entiende como políticamente correcto, tampoco se puede aceptar la tolerancia sin la caridad. La actitud tolerante puede ser una cobardía que impide decir las cosas que hay que advertir. El tolerante, que piensa que no debe meterse, deja que las personas se equivoquen y que como consecuencia de esos errores malogren sus vidas. Una persona con coherencia de vida sabe advertir a tiempo con un consejo oportuno.
Amar a una persona que tiene desarreglos estructurales sin buscar con urgencia el camino para componer esos arreglos no tiene demasiado sentido. Es más, no sería un amor auténtico podría ser más bien un apego afectivo (algo ciego y propio del voluntarismo). En los enamoramientos la pasión puede cegar. Ocurre con mucha frecuencia. Si no se le da importancia a los temas de fondo, éstos saldrán en el futuro para entorpecer las relaciones de las personas, que luego lamentarán toda la vida. Esto sucede especialmente cuando se toman decisiones  por un “amor” que no tuvo en cuenta los temas de fondo, como, por ejemplo, la religión.
Los temas de fondo son para tocarlos en conversaciones personales. No deben tocarse en grupo y menos cuando hay convicciones encontradas. Hay que tener en cuenta que la verdad debe ser la llave para entrar a todas las vidas. La verdad debe ser querida por todas las personas. El que se opone a la verdad se opone a su propia felicidad. Es deber de todos ayudar a encontrar la verdad. Esta debe ser la actitud de todas las personas.
Se ha teorizado mucho acerca de la ética con definiciones y calificaciones incompletas y sesgadas, como las que trae el positivismo, que desconoce las implicancias del ser del hombre en cuanto a su trascendencia.
En la naturaleza de la religión está su transmisión por parte del hombre. Ninguna persona puede guardar la religión solo para sus convicciones íntimas. El que realmente ama a Dios habla de Él con los demás, no se queda callado. Quedarse callado por miedo o por un falso respeto es una temeridad que traerá luego grandes desarreglos.
Al cristiano se le pide ser audaz con su apostolado, como fueron los apóstoles. Meterse con la verdad en la vida de los demás es saber querer a los demás.  Todos tenemos que llegar al Cielo.

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