jueves, junio 20, 2013


  
Escuela de virtudes y de disciplina
EL SENTIDO DEL SERVICIO MILITAR
Desde tiempos inmemoriables existe en muchos países el servicio militar obligatorio que responde a la necesidad de tener una reserva muy bien preparada en caso de guerra, con gente civil muy bien adiestrada y formada en los valores patrios, que estén dispuestos a dar la vida por su país. Muchos jóvenes sirvieron valerosamente a su patria gastando años de juventud para ese objetivo y millones murieron cuando sucedieron las guerras en el mundo, especialmente en los conflictos bélicos mundiales.
Cuando se habla de servicio militar se entiende que se trata de tener gente leal y valerosa para defender al país en caso de guerra. Es un servicio en el que los jóvenes aprenden a utilizar las armas para eliminar a los enemigos que pretendan atacar a la patria. La historia nos ha enseñado, reiteradas veces, el buen ejemplo que dieron  nuestros héroes nacionales que murieron inmolando sus vidas por amor al país. En fechas significativas se recuerda a los más emblemáticos, en sendas ceremonias adornadas con arreglos florales y emotivos discursos cargados de arengas, con propósitos de  luchar y de entregar la vida, si el país así lo requiere.

El rechazo universal de la guerra
La mentalidad belicista que conservan algunos militares va perdiéndose poco a poco en los países civilizados, gracias a una cultura de paz que va cuajando poco a poco en la humanidad, a pesar de los conflictos que parecen interminables en algunos lugares del mundo. Es fácil advertir que toda guerra es un atraso y va contra los fines nobles que deben primar en los seres humanos: armonía, solidaridad, fraternidad, perdón y caridad.

El sentido de las fuerzas armadas
El sentido de las fuerzas armadas es la defensa del país para que haya siempre paz. Las fuerzas son las que cuidan y garantizan el orden frente a los atropellos causados por los desórdenes de los mismos hombres. Quienes forman parte de las fuerzas armadas deben ser personas de muchas virtudes humanas y amantes de la paz y no guerreros que buscan conflictos para ganar batallas ni ambiciosos de querer hacer “grande” un país conquistando otros con las armas.
El joven que acude a un servicio militar debe ser el que quiere cuidar su tierra porque la ama,  y cuidar la tierra es cuidar a su gente, especialmente a la familia, de los peligros que la amenazan (físicos y morales). Quien se hace más fuerte para defender a otros, adquiere fundamentalmente fortaleza espiritual. Nuestra juventud sí necesita un servicio así. Es una etapa en que los jóvenes pueden adquirir unos valores cívicos que ayudan a la formación de su personalidad. Esta instrucción es también un complemento para la educación que el joven recibe en su casa y en el colegio. Saldrían de la casa paterna para adquirir, en los cuarteles, (así debería ser), una mejor disciplina de vida y una mejor disposición de servicio.

La ayuda social a través del servicio militar
El servicio militar debe tener programas de ayuda social y cívica donde los alumnos se sientan útiles y puedan desarrollar sus capacidades para ayudar a los demás al mismo tiempo puedan ser instruidos en la historia de su patria y de sus orígenes; conocer también la realidad en la que están viviendo. Así podrán valorar, querer y corresponder mejor, al legado que recibieron de los que supieron dejar una herencia rica en valores humanos y trascendentes, que son los que están para hacer buenas a las personas.
Más que un servicio militar de beligerancia y revancha, sería mucho más útil un servicio cívico de solidaridad y correspondencia, que ayude a que los seres humanos se comprendan mejor y se quieran de verdad.
Hoy más que nunca nuestra juventud, muchas veces perdida por ausencia de valores, necesita espacios que le ayuden a madurar, aprovechando bien el tiempo con tareas de servicio real a los demás. Frente a las ofertas que hay para las juergas y las diversiones, la alternativa de un servicio, que implica sacrificio y entrega de los jóvenes, es la gran oportunidad para mejorar la calidad de sus vidas. Los jóvenes que saben escoger el sacrificio de servir a los demás, antes que sus diversiones, son los más valiosos.
El país necesita gente seria y responsable, capaz de sacar adelante proyectos de envergadura y de perseverar, a pesar de las dificultades, en los ásperos caminos de la vida que llevan al auténtico éxito como persona: poder servir. El logro más cotizado de una persona es que sus capacidades puedan estar realmente al servicio de los demás.
Estas metas se alcanzan con una disciplina de vida que se debe adquirir en la etapa escolar, cuando los padres tienen el acierto, con esfuerzo y sacrificio, de educar bien a sus hijos, o cuando alguna institución pudo suplir las ausencias familiares, ofreciéndole al muchacho la oportunidad de servir a los demás con valores nobles y sanos.
Un muchacho que desee servir a la patria o a la sociedad, es un apoyo muy útil para unir a los seres humanos en los proyectos futuros del auténtico desarrollo. Existen instituciones que tienen como fin la formación de las personas con el servicio a la sociedad, como los Boys Scouts que siempre persiguió esta meta con el escultismo para muchachos. Cualquier institución que busque como algo prioritario el servicio a los demás estaría contribuyendo con esos fines nobles.
La Iglesia, al margen de las actividades confesionales, tiene también como misión conseguir la disciplina y la unidad de vida de los fieles, para que éstos puedan ser buenos ciudadanos del Cielo y de la tierra y trabajen unidos a los demás para la conquista de una sociedad más justa y honrada.
Agradecemos sus comentarios

No hay comentarios.: