Somos
espectadores de películas geniales y de muertes fatales (¿así tiene que ser?)
LA MUERTE DE LAS ESTRELLAS
Sin
ser ningún experto en cine me gustan mucho las buenas películas. He admirado y
sigo admirando a extraordinarios artistas que han dejado una huella imborrable
de buena actuación en películas que han dado la vuelta al mundo y que también
forman parte de la historia de la humanidad.
Como
sacerdote, selecciono el cine que ayuda al ser humano a tener esperanza y una
visión positiva de la vida con artistas que estimulan las buenas obras, las
virtudes humanas y el espíritu de servicio. Existen en la cartelera muchos documentos
fílmicos de extraordinario valor que contribuyen a la formación de las personas
y a la mejora de la sociedad. No me estoy refiriendo a los documentales sino a
los largos metrajes de emblemáticos
artistas de fama mundial.
En
mi blog, <cinemass.wordpress.com>
presento un elenco de películas que a mi juicio tienen valores rescatables para
la educación y la familia, que es el campo donde apunto para organizar sesiones
de cine-forum. Además tengo un programa de televisión donde procuro difundirlas
con la ayuda de algunos amigos aficionados a la educación y al cine. Después de verlas, una vez a la semana, las comentamos
resaltando las bondades que encontramos, para darles a los espectadores un
mensaje de paz y de esperanza.
La
actuación en las películas y la vida privada de los artistas
Ver
buen cine y admirar a los buenos artistas es algo que se da a la vez, pero
también es inevitable que, por el rabillo del ojo, ingresen otros datos, que los medios difunden, sobre la vida
privada de los artistas. Muchas veces preferimos no enterarnos de esas noticias
desagradables, para que no se rompan los buenos esquemas que tenemos de esos
notables actores, que tanto nos gusta ver.
A
quien no le apena ver a sus ídolos caer en desgracia y en situaciones que nadie
desea. Algunos, además, dejan una
estela de desavenencias con heridas, muchas
veces irreparables, en personas cercanas. Son incoherencias que no
responden a la lógica de sus brillantes actuaciones. A todos nos gusta verlos
en sus películas, pero, cuando llegan esas
noticias de los medios,
quisiéramos cerrar los ojos y no enterarnos.
Frente
a esta dicotomía inevitable y difícil de
aceptar, ¿cuál debería ser nuestra actitud? ¿Podría ser ecléctica y quedarnos solo con lo bueno, genial y
extraordinario del artista y poner aparte su vida privada (aunque los medios la
difundan por todas partes)?
Es
la actitud que se suele tener cuando solo se habla del artista en sus
actuaciones, como si la vida se centrara exclusivamente en eso y nada más. Está
claro que si el artista fuera pariente nuestro estaríamos pendientes y sufriríamos
por lo que ocurre en su vida privada más que por su actuación. A la familia, lo
que realmente le interesa es si su ser querido está bien en su vida personal: si está contento, si se lleva bien con los
demás, si está sano, si come bien, etc.
El
fatal deseo de la total independencia
También
habría que decir que algunas personas no quieren ni que su propia familia se
meta en su vida privada. El crecimiento de la individualidad (enfermedad de la época actual) aísla a
la persona de sus propios seres queridos. Y este encerrarse del hombre en una
privacidad absoluta puede ser fatal para sí mismo, como lo demuestran muchos
casos de suicidio, que se van multiplicando en el mundo entero. De allí la
importancia de la comunicación dentro de la familia.
Los
problemas de alcoholismo y de drogas son consecuencia de la falta de amor que
hay en los hogares. La persona que se siente sola, que no tiene el respaldo de
una familia que lo quiere y está pendiente de él, fácilmente cae en esos vicios
que lo destruyen y lo llevan a la depresión.
La
familia es muy importante para la estabilidad de las personas pero cuando vemos
que está en crisis, que un artista es una persona solitaria, que se fue de su
casa por los maltratos, que vive de una manera inestable y cercana a los
vicios, ¿no se debe hacer algo para rescatarlo de esa esclavitud?
En
el caso de los artistas vemos que estas situaciones irregulares se dan
habitualmente (aunque tengan mucho
dinero). Lamentablemente todavía nadie coge
el toro por las astas para corregir esos desarreglos. El criterio de
tolerancia, que se ha difundido en el
mundo, pasa por alto el desorden de una vida privada (relaciones impropias, excesos de alcohol, drogadicción, ludopatía), existe
un permisivismo irresponsable. Pareciera
que se está respetando la libertad cuando se cierra los ojos a esos aspectos
negativos de la realidad al mismo tiempo que se expresa una admiración por los
aspectos positivos de la genialidad o del talento humano.
Mirándolo
desde otro ángulo también cabría preguntarse:
¿Se puede vivir de una
manera y actuar de otra? ¿acaso el
talento es solo para la actuación artística? ¿y para la vida privada no existe
un talento ? ¿Una persona talentosa no sería más bien, la que consigue tener una vida privada correcta?
Unidad
de vida
Hay
artistas de cine que reflejan en sus actuaciones las virtudes que han adquirido
para vivir de una manera digna y respetuosa. La realidad de esas vidas virtuosas le podría dar a la
actuación una mejor dosis de autenticidad. Actuar para enseñar valores sin
tenerlos podría ser posible, pero los espectadores preferimos que nuestros
artistas tengan esos valores positivos en sus propias vidas. ¡Que sea real lo
que están enseñando!
Jim Caviezel, que representó a Jesucristo en “La
Pasión” de Mel Gibson es un hombre de Misa y comunión diaria. Su
actuación correspondía a la realidad de su vida. En cambio cuando nos enteramos
que Mel Gibson tuvo problemas de violencia por el alcohol, nos dio pena esa
situación que contrastaba con la genialidad de su trabajo en el cine.
Si
el cine le diera al espectador la oportunidad de ver una obra genial donde se
nota que los artistas y los realizadores no solo actúan sino que también tienen
una vida coherente y ejemplar, sería doblemente genial.
Quizá
sea una utopía lo que estamos diciendo, algo
irrealizable, en este mundo tan complejo; sin embargo apuntar hacia esa
coherencia puede traer grandes beneficios a la humanidad.
Terminemos
nuestro análisis con otras preguntas que tal vez, por influjo del consenso general de esta época, la sociedad no las quiera responder
con la sinceridad necesaria para afrontar los problemas y resolverlos de
inmediato:
¿Porqué las estrellas de
cine se suicidan con relativa frecuencia? ¿porqué tiene unas vidas tan
desordenadas? ¿porqué rompen fácilmente la fidelidad matrimonial? ¿porqué
tienen una actitud de permisividad para poner en la pantalla escenas que
podrían hacer daño a los espectadores?
Al
buen cinéfilo también se le puede pedir que contribuya con sus buenos consejos
para que los artistas, con una vida
coherente, nos llenen de valores, de esperanza y de entusiasmo con sus
películas.
A
todos nos gustaría un cine más sano, de categoría que nos divierta y a la vez
nos edifique. Para los artistas difuntos las
coronas, el respeto y la oración, deseando lo mejor para ellos, y para los que
están todavía en las pantallas que brillen, como las estrellas, con la luz del
buen ejemplo, para la felicidad de todos.
Agradecemos sus comentarios
1 comentario:
Buen articulo Padre, me voy con un mensaje claro "Las leyes son para los hombres, no los hombres para las leyes"
Saludos
Diego Revilla
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