jueves, junio 25, 2015

Una luz en medio de las tinieblas
ECOLOGÍA GLOBAL,  (I)  Encíclica Papal 

Hace 40 años, el 26 de Junio de 1975, falleció en Roma a las 12´,  frente a un cuadro de la Virgen de Guadalupe, San Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei. Unos meses antes, al empezar el año, había pedido que se rezara con la petición  del ciego del Evangelio: “Señor ¡que vea!” y que además se agregara: “¡para que todos vean!”.

El Papa Francisco nos ha entregado el 17 de Junio su carta encíclica “Laudato si”, (“Alabado seas”) y nos ha dicho que es para todos, no solamente para los sacerdotes o para los católicos sino para toda la humanidad. “Necesitamos una conversación que nos una a todos…Necesitamos una solidaridad nueva”

San Josemaría Escrivá decía: “Se han abierto los caminos divinos de la tierra” y afirmaba que todos pueden ser santos, no solo los sacerdotes y los religiosos. “Dios nos llama a todos a ser santos….. ¡estas crisis mundiales son crisis de santos!”  Y en el primer punto de “Camino”, un libro que ha sido traducido a 52 idiomas y que ha tenido una tirada de 4´953,550.00 de ejemplares en 492 ediciones, insta a todos a limpiar el mundo: “… borra con tu vida de apóstol la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio y enciende los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”  San Josemaría afirmaba que era necesario “darle la vuelta al mundo como a un calcetín”

El Papa Francisco con su nueva encíclica alienta a todos para que contribuyan a limpiar el mundo: “se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios” (Laudato si, n. 14).


Llenar el mundo de amor

Las advertencias de San Josemaría y del Papa Francisco no son tremendistas ni pesimistas, al contrario están llenas de esperanza. Ellos, con una personalidad  persuasiva y encantadora, cada uno en su estilo, han arrastrado a miles y a millones en todo el mundo, hacia unas metas más exigentes y a la vez atractivas de mejora personal.  Son personas alegres, que animan a los demás con la coherencia de sus propias vidas, yendo por delante y dando ejemplo.

Ambos tienen una fe inquebrantable, capaz de “mover montañas”  y con un realismo, que nadie puede negar, señalan claramente las deficiencias y limitaciones de los seres humanos: el mal comportamiento de los hombres que genera ambientes agresivos de inseguridad y despreocupación por la suerte de los demás.

Ninguno de los dos se pone del lado de ideologías humanas o intereses políticos, aunque muchos, enemigos de la Iglesia, los califiquen como sesgados hacia posturas de izquierda o de derecha. Lo mismo pasó con Cristo que fue criticado y odiado por unos pocos, especialmente por los que tenían el poder en sus manos, por eso fue juzgado y condenado. Así también ha pasado con la Iglesia, que lleva el signo de la contradicción,  a lo largo de los siglos.

San Josemaría Escrivá decía que todos debemos amar al mundo apasionadamente porque Dios lo ha creado bueno, somos nosotros, los hombres, quienes lo hemos manchado con nuestros pecados, nos recordaba que hay un Dios misericordioso que perdona y nos limpia, para que nosotros también aprendamos a perdonar y ayudemos a que todos se limpien con la gracia de Dios en el sacramento del perdón.

El Papa Francisco nos dice que el mundo es nuestra casa y a todos nos toca tenerla limpia y arreglada, orientado todo para el bien de todos. Señala sin embargo que hay bastante desorden y que hoy la gente no es capaz de superar el individualismo y la codicia: “mientras más vacío está el corazón de la persona…más necesita comprar, poseer y consumir”  “La situación actual del mundo provoca una sensación de inestabilidad e inseguridad que a su vez favorece formas de egoísmo colectivo”


El orden en los hogares y el orden del mundo  (responsabilidad de todos)

Para que los hogares vayan bien es necesario un orden, una comunicación constante y un respeto mutuo entre los miembros de la familia. Si un hijo gasta el dinero de la familia despilfarrándolo en sus diversiones, es lógico que los demás, y especialmente sus padres, le llamen la atención. También sería lógico que las instituciones educativas apoyen esa censura de los padres y corrijan el desorden de los chicos. Esas llamadas de atención no van contra las empresas que fomentan las diversiones, ni tampoco contra la libertad de los chicos.

Si en un pueblo joven vemos que las familias pobres prefieren gastar el dinero en la compra de un televisor que en la educación de sus hijos, es conveniente darles algunas orientaciones para que gasten su dinero en lo que es más importante. Los consejos e indicaciones que se den para que se prioricen los gastos no van contra la industria de los televisores, ni contra las casas comerciales que lo venden.

Las advertencias del Papa sobre los gastos no son condenas al capitalismo ni luz verde para el socialismo. Son consejos que ponen el dedo en la llaga y les duele a los que viven encerrados y ciegos en su mundo materialista, que es también egoísta. “Existe una inversión tecnológica excesiva para el consumo y poca para resolver problemas pendientes de la humanidad” “es insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más y más, mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo a su dignidad humana”  “es necesario reflexionar responsablemente sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones” 

Copio una cita de Adeamus del 4 de Octubre del 2008 advirtiendo sobre estos temas: “El hombre que se considera seguro, que vive, o busca vivir, con una posición económica holgada, que cree que tener dinero es suficiente para conseguir sus aspiraciones más altas; a ese hombre equivocado, que ha perdido la brújula, es necesario rescatarlo, para que se de cuenta que el dinero no es Dios… Por desgracia hoy también se le llama trabajo a la especulación, a los negociados, a las trapisondas, a los robos y al activismo desmedido del hombre egoísta y voraz, que muerde con la boca bien abierta dando un buen bocado para su satisfacción y deja las migajas para que sea repartida entre muchos…..Si nos enriquecemos con trabajos que no benefician a los demás o al país (con justicia), nos empobrecemos como personas y terminaremos mendigos, como el rico Epulón de los Evangelios”.

Agradecemos sus comentarios


*El próximo artículo: “La ecología global” (II).

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