domingo, diciembre 21, 2008

¿Qué le gustaría recibir?
EL VALOR REAL DE LOS REGALOS

Las personas que se aman se regalan cosas. El regalo es una manifestación tradicional del amor humano. Solemos recibir regalos en los cumpleaños, en las Navidades, cuando hemos sido agraciados con alguna distinción o simplemente cuando alguien, por algún motivo, nos quiere demostrar su estima.

También se regalan cosas porque así está establecido que se haga en determinadas ocasiones
(matrimonios, aniversarios, etc.) Hay regalos que no parten del corazón del donante sino que proceden de la formalidad de las costumbres. Se reciben con los protocolos establecidos para el agradecimiento que corresponde, y así todos, aparentemente, quedamos bien.
Tráfico de influecias
Lamentablemente, existen también los regalos que se hacen para obtener algún beneficio personal de alguna persona importante o influyente. En otras ocasiones son los Jefes los que dan a entender que se les debería regalar algo si se quiere obtener de ellos algún privilegio o preferencia en los ámbitos donde se desempeñan. Sucede lo mismo con las invitaciones que se hacen con segunda intención. Nuestra sociedad está llena de esas manifestaciones de los que buscan medrar para obtener alguna prebenda y así la sinceridad y a la honradez parece que se alejan, poco a poco, en las relaciones humanas.
La alegría de la generosidad
En este mundo lleno de artilugios
(tarjetas, cumplidos, homenajes, premiaciones),
donde la obsequiosidad está a la orden del día, encontramos también, gracias a Dios, manifestaciones sinceras de generosidad y gratitud. Personas, que sin buscar nada para ellas, se acercan a los demás con un cariño sincero, para alcanzarles lo que necesitan. Lo primero que entregan es el amor que llevan dentro, que es, por cierto, el regalo más valioso. No es el simple afecto sensible y sentimental, sino algo de mucha más categoría (la entrega de un bien para la mejora personal) que debería recibirse con una profunda gratitud.

Cuando el regalo procede de alguien que nos quiere bien, lo valoramos más y lo cuidamos con especial esmero. Tiene para nosotros un valor especial, ya que ha sido escogido pensando en nuestro bien y en nuestra felicidad.

La Sagrada Escritura nos enseña que “es mejor dar que recibir”
(Act, XX,35). Efectivamente uno disfruta cuando aprende a dar algo valioso sin escatimar y sin buscar recompensa. En la vida son muchas las oportunidades que tenemos para ser generosos y dar cosas que valgan la pena. Es una dicha grande poder hacer esos regalos que llegan al fondo del alma y convierten a las personas.

La persona generosa vive siempre feliz. Es que la virtud de la generosidad tiene un efecto unificador. Establece un vínculo entre el donante y el que recibe el regalo. El donante se enriquece cuando da, porque disfruta del bien que puede hacer con su regalo, buscando la felicidad de la persona que ayuda. El que recibe el regalo al sentirse abrumado, con esas benevolencias inmerecidas, quisiera corresponder de la misma manera: “Amor con Amor se paga” El amor que surge de esa relación es un cimiento fuerte para la perseverancia en el buen camino. Nos ayudamos a llegar.

No está de más advertir que la felicidad no sólo se consigue con los regalos y los deseos de bien. La felicidad será consecuencia de la lucha y el esfuerzo por ser fieles al buen camino.

Cada uno es responsable de su propio camino y de su felicidad.

Los regalos valiosos, que son un estímulo y nos ayudan a luchar, proceden de esas personas que nos dan: buen ejemplo, consejos acertados, el apretón manos que anima, el aliento para seguir luchando y una sonrisa alegre llena de optimismo que ilumina el camino y nos hace pregustar el agradable sabor del triunfo.

Agradecemos sus comentarios






1 comentario:

Carmen Rosa P. de Viale dijo...

Estimado Padre Manuel
Fernando me ha estado enviado algunos de sus escritos y hoy me dio la url para que pueda leerlos desde su blog.
Respecto al tema que hoy trata comparto con usted y sus lectores una frase que hace poco he leído y me ha impactado:
"NO OS CANSEIS DE DAR, PERO NO DEIS LAS SOBRAS, DAD HASTA SENTIRLO, HASTA QUE DUELA".
hermoso verdad?

Reciba mi saludo afectuoso y mis deseos de una Feliz y Santa Navidad.

Carmen Rosa Páez de Viale