jueves, julio 16, 2009

Saber escarmentar en cabeza ajena
MORIR POR DESORDEN

Si bien la muerte es algo natural que puede venir en el momento menos pensado y debemos estar preparados para ese trance, morir por desorden no deja de ser absurdo y lamentable. Si en la sociedad no se valora la vida, las muertes prematuras y absurdas se multiplican por doquier.

Esperanzas de vivir
Gracias a los progresos de la ciencia médica las esperanzas de vida han aumentado. Si todo va bien se puede vivir más años y cada vez en mejores condiciones (con calidad de vida). Para que estos objetivos sean una realidad es necesaria una cultura de la salud y un amor grande a la vida, es decir: un orden en la forma de vivir (higiene, cuidado por la salud y buenas costumbres).La familia es la institución principal de la sociedad para asegurar el orden que cada persona necesita para cuidar la salud, el estilo de vida y lograr ser feliz.

El ciudado de la salud
(responsabilidad del hogar)
La familia, que se preocupa por el bienestar de sus miembros, debe adquirir una cultura necesaria en temas de salud (cuidado de la higiene, dietas balanceadas en las comidas, atención de los enfermos, visita periódica a los médicos, orden de vida, horarios adecuados). Saber poner los medios ordinarios, sin descuidos y los extraordinarios, cuando sean necesarios.

La familia tratará de evitar que en la casa surga un hipocondriaco (maniático que piensa que siempre está enfermo), o un imprudente que viva de una manera temeraria (no toma medicinas, no va al médico, no quiere saber nada con la salud).

Cuando una persona muere fuera de tiempo y por desorden, sus familiares y amigos tienden a cubrir su irresponsabilidad hablando de sus virtudes y de las obras buenas que dejó. En todo caso, si tienen que comentar sobre su temprana muerte, alcanzan a decir, a modo de epitafio, la famosa frase que suena a eufemismo: “murió en su ley”.

Es lógico que los comentarios que se hagan sean siempre positivos y llenos de caridad, pero también es verdad que todos piensan que se murió porque no fue lo suficientemente responsable (o inteligente). Suele suceder con los fumadores que murieron de cáncer al pulmón. Cuando se les habló del peligro no hicieron caso. Se cierran tercamente y no quieren dar “su brazo a torcer” (no oyen razones). Tampoco faltan los comentarios de los que se las dan de “optimistas” y “comprensivos”: “pero también se pudo morir de cualquier otra cosa”

Es en los hogares donde se debe cuidar el orden de las actividades de sus miembros: levantarse temprano, no ser flojos, ser ordenados, no poner en peligro la vida imprudentemente, tener sanas y buenas costumbres. En todas las casa normales se advierte de los peligros de la calle y de los desarreglos de algunas personas, que pueden influir negatívamente en ellos. Los buenos consejos y los ejemplos de los seres queridos (fundamentalmente de los padres) evitan muchos desordenes en la vida. El origen principal de esos desordenes suele ser la ausencia de una vida familiar adecuada.


Desordenes de vida

El hombre ha nacido para vivir en sociedad y el núcleo principal donde tiene sus principales relaciones afectivas, es la familia (necesidad de ser amado y de amar). Cuando existen alteraciones en el hogar (abusos, maltratos, preferencias en el trato, violencia, indiferencia, etc) las personas, que no han tenido la fortuna de encontrar ambientes sanos y valiosos, pueden sufrir trastornos irreparables en su personalidad.

El individualismo, con el afán de autonomía e independencia, muchas veces procede de situaciones familiares inestables. Las personas que no encuentran en su hogar el ambiente de cariño y comprensión junto a las exigencias de una educación coherente, suelen sentirse inseguras y abandonadas. Es entonces cuando acumulan en su interioridad una carga negativa, que les hace daño a ellos y a las personas de su contorno. Con esas cargas salen de la casa a buscar “algo” en la calle con los “amigos” que se encuentren. Así empiezan las grandes tragedias.

Si analizamos detenidamente las trayectorias de vida de algunos “famosos” que han muerto de una manera violenta encontramos, (en la mayoría), tragedias familiares ocasionadas por personas conflictivas y desordenadas: conductas inestables, reacciones sorprendentes, gran inseguridad, violencias peligrosas, angustias, depresiones, necesidad de fármacos, (en los mejores casos); prostitución, promuscuidad sexual, alcoholismo y recurso a las drogas (en los casos más graves).

En estas situaciones, que son como un laberinto para el que las padece, surgen los odios y venganzas. Todo un mundo de conflicto e inestabilidad, encerrado en la interioridad de las personas, con un poder de destrucción.

El hombre que ha nacido para amar, debe darle a su existencia el logro de un amor ordenado. Si no lo consigue, se expone a que su desorden le quite el sentido a su existencia y se convierta en una persona peligrosa para él mismo (suicidio) y para los demás (amenaza de muerte).

El sexo desordenado violenta al corazón al punto de convertirlo en traidor. Los apegos egoístas de placer sexual crean un sentido de posesión (se creen dueños de los sentimientos de una persona) y si alguien pretende alterar este desorden (cambiarlo), la persona afectada es capaz de matar (al que se ha entrometido en la relación amorosa, o a la misma persona que “quiere”).

Hay que anotar que en estos casos, no se puede dar un amor auténtico. No se quiere a la persona en sí, se quiere el placer que se tiene con la persona y de un modo compulsivo y brutal. En estas desordenadas situaciones de conflictos amorosos, solo la muerte produce alivio. Los otros móviles, son secundarios, o de terceros (cuando hay mucho dinero de por medio).

La muerte de los inocentes
Lamentablemente los desordenes de los seres humanos producen también la muerte de personas inocentes. Lo vemos todos los días en las carreteras (excesos de velocidad, borracheras, imprudencias, informalidad, descuidos, negligencias). Son muchas las víctimas inocentes que sufren las consecuencias de la irreponsabilidad de los seres humanos. (abortos, niños abandonados y descuidados, enfermos mal atendidos, etc.).

Dios es el dueño de la vida
Muchas personas no se acuerdan de Dios durante su vida, les parece que van bien y que no le necesitan. Bastantes pierden el tiempo y pierden las oportunidades que Dios les da para ser buenos y vivir honestamente al servicio de los demás. Tienen como una venda en los ojos y se portan mal poniendo en peligro su vida física o moral.

Algunos, gracias a Dios, reaccionan al final, cuando están enfermos dándose cuenta que la muerte está cerca y que Dios les espera para juzgarlos. Es entonces cuando se arrepienten de haber vivido desordenadamente y piden perdón. ¿No es mejor darse cuenta antes para vivir como Dios manda?

Es mejor arrepentirse al final que morir lejos de Dios, pero es mucho mejor arrepentirse antes y vivir siempre cerca de Dios. “El que pueda entender, que entienda”

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