viernes, julio 24, 2009

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Lo personal y la norma (Vocación magisterial)

¿QUIÉNES PUEDEN SER MAESTROS?


¿Cualquiera puede enseñar?

No son pocas las personas que creen tener criterio suficiente para opinar en temas educativos como si fueran grandes expertos. Esta creencia, ampliamente extendida, nace de la facultad que toda persona tiene en su naturaleza, al menos en potencia, de cuidar y orientar a su prójimo. De allí que el amor al prójimo sea un deber que no se puede dejar de lado, especialmente cuando se trata de la propia familia. Es vocación de los padres, dentro del matrimonio, educar a los hijos. Todos tenemos deberes y responsabilidades de cuidar a los demás.


La técnica no suple a la vocación

Aunque el cuidado del prójimo sea un deber universal, es importante distinguir bien entre esa vocación, y la vocación específica que sólo algunas personas tienen para la enseñanza. No todos pueden ser maestros o educadores. La técnica no suple a la vocación. Donde se ha pretendido ignorar esta realidad tarde o temprano se sufren las consecuencias de estas falencias.


En muchos casos pueden aparecer factores que lleven a tomar decisiones de emergencia para poder paliar los problemas educativos con personas de confianza, o personas idóneas y exitosas en otros campos profesionales. Se pueden superar ciertos temporales sin sucumbir en momentos de zozobra, pero las tareas educativas no estarían dando los frutos adecuados.


Es cierto que existe en la actualidad una grave crisis en el sector magisterial. Uno de los motivos, que agrava la crisis, es que por un concepto erróneo de la inclusión, se ha permitido que ingresen al magisterio personas que no tienen vocación para la enseñanza. Hay muchos que ocupan los lugares de enseñanza porque no tienen otra cosa que hacer. Incluso se ofrecen puestos para llenar vacantes (en los lugares de menos recursos). Vivimos el drama del escaso nivel de muchos maestros.


Descubrir maestros

Descubrir un maestro es como descubrir un cantante o un futbolista. Es una persona con unas cualidades, (facultades), innatas para la enseñanza. No es solo el conocimiento correcto de la materia de especialización (matemáticas, lenguaje, historia, etc.).


Hoy se suele decir (más de los profesores universitarios que en los de enseñanza escolar): “conoce bien su especialidad pero no sabe enseñar”. Es más fácil dictar un curso en la universidad sin tener vocación de enseñanza, que en el colegio. Incluso se podría afirmar que para enseñar algo en la universidad casi no hace falta tener vocación de maestro, en cambio en la escuela el que no tiene vocación está perdido.


El verdadero maestro se encuentra en su “salsa” cuando está con sus alumnos: conoce bien a cada uno, ellos lo conocen a él, maneja bien el aula y sabe a dónde tiene que llegar. El buen maestro tiene un contacto constante con el alumno y un estilo personal valiosísimo que lo hace compatible con las normas generales. Necesita siempre un espacio de autonomía y libertad para su trabajo personal dentro de los lineamientos o filosofía de la entidad educativa en la que trabaja. Su estilo no debe provocar conflictos o divisiones, al contrario debe reforzar el ambiente de unidad con los demás profesores y los padres de familia.


Es alentador encontrar en algunos colegios al maestro que es el “alma” de la clase o del mismo colegio. Aquella persona que es el soporte, la ayuda necesaria, el criterio acertado. La persona que sabe bien lo que hay que hacer en cada momento concreto y hacia dónde se debe apuntar. El maestro que es respetado y querido por los padres de familia y los alumnos.

Las ocurrecias de los aficionados

En el fútbol está claro que el que sabe hacer muchas pataditas con el balón no es necesariamente un buen futbolista. En el sector educativo suelen haber muchos aficionados que han aprendido algo que les sale bien y piensan que eso es suficiente para educar a las personas. No es poco corriente encontrarse aficionados a la educación que fabrican una teoría con su experiencia y la quieren convertir en norma general.


Las experiencias exitosas en educación son fruto más de las personas que de los sistemas. Un maestro con vocación tiene un estilo personal y sabe perfectamente, que su estilo y sus cualidades son intranferibles (como los artistas). No pretenderá que los demás hagan lo mismo. Sin embargo el que no tiene vocación de maestro pretenderá (desde su miopía) uniformizar los estilos y quitarle autonomía al aspecto personal del maestro, sin entender que eso es lo que debe respetar.


Situaciones singulares

Son aquellas que surgen por la confluencia de determinadas circunstancias y que determinan ciertos parámetros o normas para establecer un sistema educativo que solo puede funcionar porque se dan esas circunstancias específicas y por lo tanto están sujetas a cambios o variaciones, que vendrían con el tiempo.


Son sistemas educativos que tienen éxito en un momento determinado (posguerra, hijos de exiliados, extrema pobreza, emigrantes, viajeros, etc.). Hay personas que han aprendido a enseñar en determinados momentos, o cuando existen determinadas circunstancias. Cuando las situaciones se normalizan, esos sistemas ya no funcionan. Son como las campañas que se hacen después de una tragedia, con el tiempo se van extinguiendo y desaparecen, aunque en los inicios hubo bastante entusiasmo. Algunos colegios han surgido así y luego se han quedado abandonados esperando una reforma estructural, o han desaparecido.


Profesionales de la educación

La carrera magisterial debe tener un nivel superior. Toda la sociedad, que es conciente, que el problema principal es la educación, se debe preocupar de la carrera magisterial. Profesores con verdadera vocación. No buscar alternativas con aficionados. Si en algún momento fue urgente, esta no es la solución. Hoy está de moda la capacitación.


Algunos piensan que basta con capacitar a la gente enseñándoles algunos procedimientos para tener éxito en los trabajos que van a realizar. Tal vez en el ejercicio de alguna actividad profesional la capacitación de las personas es suficiente. En cambio, cuando se trata de los maestros se requiere fundamentalmente una vocación con unas facultades específicas. Es urgente encontrar los maestros que la sociedad necesita para el progreso y desarrollo de los pueblos.




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