jueves, setiembre 23, 2010

La impunidad y el perdón

LOS ERRORES DEL PASADO

Hoy se ha puesto de moda sacar a relucir los trapos sucios de errores o delitos que se cometieron en el pasado reclamando, en nombre de la justicia, una nueva investigación y la sanción correspondiente.

Una buena proporción de estos reclamos, con honrosas excepciones, obedecen coyunturas políticas del momento y a lo que se podría sacar de provecho al hacer esas denuncias. Muchas de ellas no tienen una intención correcta desde el punto de vista de la ética, otras sí.

El poder mediático aprovecha de esas situaciones para echar más leña al fuego y así sacar de las desgracias humanas, la oportunidad de hacer un mejor negocio y ganar en protagonismo.

Persecución contra la Iglesia

La Iglesia católica ha sido una de las víctimas de estos procedimientos cuando se la acusa, por los pecados de algunos de sus miembros, como la culpable y encubridora de delitos contra el honor y la salud espiritual de las personas.

En las décadas pasadas las acusaciones se centraban en temas como el caso Galileo, los tribunales de la Inquisición, o en no condenar duramente el nazismo en la época del Papa Pio XII. Ahora las acusaciones giran en torno a los casos de sacerdotes pedófilos, primero en los Estados Unidos y luego en algunos países europeos.

En el contexto general de las acusaciones contra la Iglesia se percibe también un escaso conocimiento de los hechos y una exageración en el modo de presentarlos, haciendo que todo parezca más escandaloso y muchas veces queriendo involucrar a más cristianos, o a más sacerdotes, en los hechos aberrantes de unos pocos.

Si nos detenemos a observar las acusaciones por los casos de abuso sexual y pedofilia con menores, tendríamos que advertir que el 99% de los casos están situados en el pasado; hace 40 ó 50 años.

Si nos vamos a esos años, que son los del post-concilio Vaticano II, encontramos que ese tiempo estuvo afectado por una gran crisis de valores, que influyó significativamente en el clero, especialmente en los religiosos. Los números de los sacerdotes y religiosos disminuyeron por las deserciones y secularización de alguno de sus miembros. Muchos seminarios se tuvieron que cerrar en todo el mundo, especialmente en Europa.

Con el afán de “modernizar” la Iglesia y “ponerla al día” (aggiornamento), se introdujeron en los conventos doctrinas anti-católicas, por un lado el marxismo de la Teología de la Liberación y en otros ámbitos la Teología de la muerte de Dios, con ideas liberales de un laicismo a ultranza que era sustentado por el psicoanálisis de Sigmund Freud y otras corrientes afines.

En épocas anteriores de persecución contra el catolicismo, se mataban sacerdotes y se quemaban conventos e Iglesias. Siempre hubieron persecuciones con torturas y matanzas de cristianos, pero ninguna tan grande como la que sufrió Jesucristo, el Fundador de la Iglesia.

La crisis del post-concilio

Después de 1960, con ideologías disuasivas de la vida cristiana, se contaminaron no pocos miembros del clero y muchos más fieles en todo el mundo, algunos fueron corrompidos desde la infancia, con las inoportunas enseñanzas de algunos “teólogos” que habían perdido la fe.

Hoy se condena y se quiere meter en la cárcel a los sacerdotes, que en esas épocas de desconcierto, cometieron torpezas. Tal vez alguno de ellos tenga que hablar sobre las motivaciones que tuvieron en esos momentos de engaño, cuando mentían en los seminarios algunos psicólogos, contratados por los superiores, que aconsejaban a los seminaristas a tener enamorada y una vida sexual activa. Con esas iniciativas se perdieron muchas vocaciones para la Iglesia.

Hoy deben existir muchas víctimas de los que hicieron todas esas campañas con las ideologías de turno, sin embargo todavía no se escuchan las voces de protesta y las denuncias contra las personas que hicieron esos daños y que además, se pueden saber sus nombres y el de las autoridades que los respaldaron y protegieron.

Busquemos a los autores de los libros libertinos que han malogrado a muchos jóvenes que no tuvieron la suerte de tener una orientación seria a tiempo. Protestemos contra esos falsos teólogos que buscaron más el protagonismo que la verdad. Busquemos a los directores y guionistas de películas pornográficas que han malogrado con sus producciones a cientos y miles de personas en el mundo entero. Ellos pueden circular libremente por las calles, e incluso recibir premios y son los causantes verdaderos de la inmoralidad y de la corrupción.

En algunos países europeos se quieren quitar los crucifijos de los colegios y edificios públicos y se quiere prohibir el proselitismo de la Iglesia Católica como si fuera negativo para el desarrollo y el progreso de los pueblos. En cambio pueden circular los buses ateos, se pueden difundir preservativos entre los jóvenes, a la vista y paciencia de las autoridades, se venden pastillas abortivas y se permiten millones de abortos, se tolera la droga y la borrachera, se acepta el libertinaje sexual como si fueran experiencias normales.

Como decía el título de una película: “El mundo está loco, loco, loco”, En la civilización actual se dan, con toda paz, situaciones que claman al cielo donde “se traga el mosquito y se cuela el camello”

En este mundo de hipocresía, hay muchas cosas que desenmascarar, para acercarnos a la realidad y no vivir embotados con el engaño y la artificialidad.

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