sábado, octubre 16, 2010

¡Gracias a Dios!

¡ESTABAN VIVOS! (unidos en el peligro…. ¿y luego???)

Atrapados en medio de las tinieblas 33 hombres encontraron la luz e iluminaron el mundo con el ejemplo de sus conductas, porque decidieron corresponder a una voluntad que ellos nunca quisieron: permanecer meses sepultados bajo tierra con las mínimas condiciones para mantenerse con vida y con el peligro constante de morir en cualquier momento. Así se hicieron más famosos que muchos futbolistas exitosos y que las más renombradas estrellas de cine.

Sin hacer goles y sin pasar por la alfombra roja, los que estuvieron en el umbral de la muerte, medio enterrados, lograron convertir el lugar de trabajo diario en un verdadero santuario y así dicen que cambiaron sus historias y las vidas de muchos, que como ellos, vivieron con intensidad unos días de reflexión y de experiencia inolvidables.

Todo el mundo estuvo pendiente, se multiplicaron las plegarias de petición a Dios, el Papa rezó por ellos y en muchas Iglesias se organizaron vigilias de oración. Los medios informaban todos los días de los trabajos de rescate. Poco a poco la mina San José, con sus mineros enterrados, ocupaba los principales titulares de los periódicos y los informativos más importantes de la televisión mundial, así como los corazones de las personas que seguían los acontecimientos, en las grandes ciudades y en los pueblos más alejados.

Una temporada de sentimientos unidos

“¡Estaban vivos!” fue la frase que dio la vuelta al mundo cuando descubrieron que el derrumbe no los había sepultado. La alegría y la esperanza se mezclaron con la preocupación y la difícil o casi imposible, tarea que había que emprender. Gracias al coraje y a la solidaridad de muchos, el camino fue allanándose, siempre con el apoyo de la oración, que fue el recurso principal para el rescate y la liberación.

Las campanas de las Iglesias chilenas repicaron cuando salió el primer rescatado y tocaron con alborozo y júbilo cuando todos estaban a salvo. Los rescatistas habían cumplido con una misión histórica que no se quedaba en los aspectos técnicos de los procedimientos empleados sino que llegaba a los tesoros extraídos de las profundidades del alma de esas personas, en esos momentos dramáticos que vivieron. Así pudieron transmitir al mundo un mensaje de paz y de amor, de verdadera solidaridad y de acción de gracias a Dios.

La mina San José hizo gala a su nombre, igual que el Santo Patriarca que con su fe, y a pesar de los contratiempos, colaboró con la llegada al mundo del Redentor, ellos, también con mucha fe, en medio del sufrimiento y el dolor, nos alcanzaron las riquezas que habían cultivado en el fondo de sus corazones, en esos momentos angustiosos. Jesucristo a los 33 años nos entregó su vida para librarnos del pecado y ahora los 33 mineros nos recuerdan que la lucha por la vida vale la pena, porque la vida es un tesoro que debemos cuidar.

Sin querer queriendo los mineros se convirtieron, por unos días, en apóstoles de un mensaje divino de amor a Dios y unidad en momentos de zozobra y angustia, cuando todo estaba en contra de la vida y parecía que ya no había nada que hacer. “Dios no nos pide imposibles” decía el presidente Piñera en su discurso de agradecimiento, “lo pudimos hacer, gracias a Dios y a la colaboración de tantos que se unieron a todos nosotros en una manifestación de verdadera solidaridad” decía emocionado el presidente Chile, que a ratos se quebraba al darse cuenta del momento histórico que habían vivido sus compatriotas chilenos. “Ellos, (refiriéndose a los mineros), entraron a trabajar en la mina de una manera y ahora que han salido son otros. Han cambiando y junto con ellos muchos hemos cambiado” Ojala sea cierto.

Quienes hemos visto de lejos este acontecimiento podemos darnos cuenta del impacto que ha tenido en muchas personas. Si estuviéramos cerca hubiéramos tenido, seguramente, una experiencia inolvidable. Hemos visto, como en otras ocasiones, que la proximidad de la muerte acerca mucho a Dios, no solo a los que están en el peligro sino también a los familiares y a muchos otros que se ofrecen para ser voluntarios o quieren ayudar de alguna manera. Cuando el hombre se ve impotente frente al peligro recurre a Dios. Habría que ver lo que ocurre ahora, cuando están fuera del peligro.

Los que no son creyentes dirán el hombre débil e impotente crea a Dios, el miedo y la impotencia le lleva a tener esperanza en alguien que le rescate y que todo lo que ocurre podría leerse como un simple situación psicológica del hombre que busca lo mágico para salir de su impotencia.

La lectura que hacen los creyentes es distinta. Se dan cuenta, al mismo tiempo, de la necesidad que el hombre tiene de Dios para poder vivir y de la intervención del mismo Dios, que es una respuesta a la oración del hombre de fe, que además está usando de un recurso que Dios le ha entregado para que pueda contar con él. Uno de los mineros al salir se puso de rodillas para rezar y agradecer a Dios lleno de alegría. Una alegría semejante a la que tiene un futbolista que mete un gol en el mundial y señala el Cielo con agradecimiento. Habría que preguntarles a esas mismas personas cómo sienten a Dios en esos momentos. La oración de petición es sincera y real, también la intervención divina, luego, más tarde, el hombre libre puede olvidarse…y traicionar.

Cuando leemos en los Hechos de los Apóstoles, la conversión de San Pablo, nos quedamos impresionados de aquel suceso extraordinario que cambia a Saulo de Tarso y lo convierte en el apóstol de las gentes. En Saulo, por lo que se ve después hay una auténtica conversión, ¿podríamos decir lo mismo de los mineros? ¿realmente han cambiado y ahora son mejores? , como en todo lo demás, el tiempo lo dirá. Vamos a ver cómo se portan ahora. La imagen de Ingrid Betancurt cambió con el tiempo, ¿cambió sólo la imagen, o ella siempre fue la misma?

Como en muchos sucesos impactantes los sentimientos de unidad pueden darse solo cuando permanece la situación difícil. Hemos visto grandes reacciones sentimentales, de miles, ante acontecimientos similares y luego se percibe, con el paso del tiempo la sequedad, la frialdad y la indiferencia. ¿qué es lo que garantiza la continuidad?

También estos acontecimientos trágicos podrían permitir la corrupción de las personas. Si a una persona, que no ha recibido en la vida tantas alabanzas, la hacen famosa, le podrían ocasionar un grave daño, si se llena de vanidad y exige derechos con una actitud presuntuosa y arrogante. La malicia de aprovecharse de situaciones favorables puede generar graves situaciones de conflicto. Las ambiciones desordenadas de una persona que se encuentra con una fortuna lo pueden llevar al despeñadero.

Ojala no haya que decirle a los mineros más adelante: “vuelvan ustedes otra vez a la mina, donde pasaron los mejores momentos de sus vidas, viviendo una auténtica fraternidad al servicio de sus compañeros”

La vida es también como un socavón oscuro, debemos estar unidos para que nos puedan salvar y llegar al verdadero paraíso donde la felicidad no se pierde jamás.

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