viernes, abril 29, 2011

Mesianismos del siglo XXI (ser permisivo cae bien)

LA FINTA DE SER POPULAR

En los tiempos actuales los líderes buscan, por encima de todo, ser aceptados por la mayoría. Uno de los modos para conseguir ese objetivo es rebajar las exigencias que incomodan y hacer lo que a la gente le gusta. Utilizan procedimientos que satanizan los extremos y se quedan en un término medio light, que no es ni chicha ni limonada. Es una suerte de renuncia a la verdad por amor a la popularidad.

Este modo de proceder, que suelen utilizar los políticos para ganar votos en sus campañas, no debería ser el de la mayoría, y mucho menos el de los que tienen el papel de educar y formar a otras personas. Es muy triste ceder a la verdad para ganar popularidad. Por ejemplo: no dar un consejo exigente para no hacer pasar un mal rato o para no perder simpatías de determinadas personas.

El educador tiene que saber combinar la finura y delicadeza en el trato con el amor a la verdad. Debe ser íntegro como persona, en todos los aspectos. No puede estar jugando a caer bien y olvidar los temas fundamentales que deben tener prioridad. Debe crear espacios de seriedad que tengan calidad y sintonía. No son espacios que proceden de estrategias, sino de la calidad de su interioridad, cuando transmite valores que él mismo posee y que sus interlocutores o educandos, reciben con gratitud. La perseverancia en esa conducta es síntoma de riqueza espiritual y garantía de un auténtico liderazgo.

El líder desvirtuado

El que busca solo la popularidad encontrará seguidores flojos que quieren una rebaja a las exigencias y se sienten bien cuando son consentidos en sus caprichos o encuentran una “comprensión” a modo de complicidad, para hacer lo que se les antoja.

Ocurre, a veces, en la educación de los hijos, cuando los padres no se llevan bien entre ellos, que una de las partes rebaja las exigencias para “ganarse” el aprecio del hijo que busca “permisos” para hacer lo que no es conveniente para su formación. Con esas facilidades lo tendrá a su lado durante el tiempo que dure “el caramelo”, después el hijo tomará su propio rumbo.

La permisividad de quien da esas licencias puede ser aplaudida en esos momentos, pero después se llora cuando aparecen las consecuencias lamentables que todos conocemos. Los padres deben ser muy honrados cuando educan a sus hijos, nunca deben utilizarlos, para resolver conflictos entre ellos, ni facilitarles las cosas para “cosechar” simpatías. Todo hijo debe ser querido y nunca utilizado. Todo hijo tiene derecho a ser educado con la verdad.

Mesianismos light (atrapados en la vanidad de su idealismo)

Lamentablemente muchos líderes utilizan a sus seguidores para beneficiarse ellos, con planes camuflados por escenarios “morales” de rectitud y de servicio a la sociedad. En los trabajos de maquillaje el mismo líder queda atrapado por los ideales de su propia propaganda. El voluntarismo le inyecta una suerte de fanatismo con el que se cree una especie de Mesías necesario para “salvar” al mundo con el “arte” de sus proyectos “geniales”.

El líder mesiánico es una especie de iluminista (se cree el elegido) poseedor de luces y criterios que necesitan los pueblos para salir adelante. Es una actitud de egolatría que existe en los que se sienten protagonistas de algo, no sólo los políticos.

Hay gente que cree en su propio poder mediático, en una especie de capacidad innata para la popularidad y que eso es suficiente para liderar y conducir a las personas. No importa la calidad de vida en cuanto a las virtudes. Incluso piensan que poseen un alto grado de moralidad aunque sean borrachos, mujeriegos, ambiciosos de poderes y de placeres, etc. Para ellos, lo que hagan en la vida privada no cuenta para poder liderar una misión importante en beneficio de la sociedad. Se consideran, y se hacen considerar, idóneos; hablan sentando cátedra a diestra y siniestra, como si sus criterios salieran de una persona con una trayectoria inmaculada y ejemplar, digna de ser emulada.

Cuando los seguidores aprueban ese estilo de liderazgo, donde no funciona la unidad de vida, ingresan en unos escenarios caóticos, nada serios y llenos de artificialidad, proclives a los shows mediáticos y a sorpresivos giros en las personas y en los “programas” con ausencia total de lealtad y fidelidad. No hay estructuras sólidas, todo se puede derrumbar. Todo es válido con tal de que en la repartija de la “torta” toque un buen pedazo.

Los pastores populares

En los temas eclesiásticos no faltan fieles que buscan líderes espirituales que les hagan la vida más cómoda y les permitan hacer lo que la ley les prohíbe. Lamentablemente existen sacerdotes, son muy pocos, que para buscar una mayor popularidad entre los fieles y quedar bien con todos, conceden “permisos” permitiendo que la gente se salte el cumplimiento de una ley o de una disposición. Son abusos que la Iglesia ha sancionado en distintos momentos.

No es lícito que un pastor se haga “el bueno” dejando de lado las leyes o disposiciones de la Iglesia como si fueran exageradas, con el único objeto de contentar a la gente. No es el modo de ayudar a los demás para que se acerquen a Dios.

Cuando se trata de dirigir a las personas en los aspectos morales el orientador debe ser ejemplar y coherente en su conducta. El Papa Juan Pablo II, que será beatificado este domingo, decía que Jesucristo era para todos los hombres “un dulcísimo y exigentísimo amigo, quien se encontraba con él no podía seguir viviendo como si no se hubiera encontrado”

En los tiempos de relativismo hay quienes buscan pastores que solo sean dulcísimos amigos, no les gusta que sean exigentísimos. El buen Pastor debe conseguir que la oveja perdida retorne al redil. Está de moda ser popular y no exigente. La exigencia no está reñida con la amistad, es tener en cuenta a la verdad. La verdad que es exigente para todos los hombres es la que nos hará libres.

No hay que temer al Pastor que aprieta las cuerdas para que en la vida de los fieles exista la armonía de la coherencia o unidad de vida, que es en definitiva la belleza de la persona.

Agradecemos sus comentarios

1 comentario:

El Amauta dijo...

Qué buenos consejos para los educadores, el facilismo light también se esparce en la educación colegial.