viernes, diciembre 30, 2011

La Justicia y la Caridad en las relaciones humanas

DESPEDIDAS Y DESPIDOS

La despedida del año tiene unas connotaciones singulares en los distintos sitios del mundo: la quema del muñeco, el arrojar las agendas y calendarios a la calle, en algunos lugares se tira todo lo viejo. Es una suerte de renovación, dejando en el año que acaba todo lo que ya no interesa y se debe abandonar, lo que ya fue.

Estas acciones simbólicas quieren indicar el nacimiento de una nueva etapa más moderna, distinta y mejor que la anterior. Son deseos e ilusiones que pueden cumplirse o no, también se pueden dar en el año siguiente, grandes retrocesos o situaciones que nunca se imaginaron. Algunos recurren a los adivinos interesados en saber qué futuro les espera.

Es un modo de ver la vida. El fin de año es como una ventana para ver la realidad, reflexionar y rectificar los rumbos. Es el momento del perdón, de la reconciliación de hacer las paces, del “borrón y cuenta nueva”, también es el espacio ideal para la acción de gracias por el reconocimiento de todo lo bueno que se ha recibido y del aprecio y el cariño de los que nos quieren. Es un momento interesante para decidirse a ser mejores.

Cada persona debe asumir la responsabilidad de aprovechar bien esta circunstancia para el balance final y la elaboración de los propósitos para que en el futuro haya realmente prosperidad.

Cuando cada persona empieza su examen la primera pregunta que se hace es: ¿cómo me estoy portando?, la respuesta no es sencilla porque fallamos mucho en saber cómo somos; para poder contestarla tenemos que recurrir a los demás: ¿qué dicen los demás de mi? Al hacernos esta segunda pregunta la luz cae sobre nuestras relaciones con los demás.

¿Cómo nos portamos con los demás?

El tema de los demás es amplio y complejo: padres, hijos, esposos, abuelos, nietos, sobrinos, primos, amigos, colegas, autoridades, trabajadores, competidores, súbditos, enfermos, perseguidos, pobres, abandonados, discapacitados…..los que caen mal, los enemigos, etc.

En la relación con los demás deben predominar dos virtudes importantes: la justicia: constante voluntad de darle a cada uno lo suyo y la Caridad: amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. La Caridad va más allá que la Justicia porque es excederse en el amor.

De acuerdo a estas virtudes las primeras preguntas para un buen examen de conciencia serían: ¿realmente amo a Dios sobre todas las cosas? ¿quiero de verdad a las personas y por lo tanto me dedico a ellas sin buscar recompensa? ¿soy justo con todas las personas? ¿las conozco bien para saber qué es lo que les tengo que dar?

La honradez y la justicia en las relaciones humanas

La persona justa y honrada dice siempre la verdad porque la lleva dentro. La verdad es esencial para la comunicación con los demás. Si no se dice la verdad se está se está engañando y la mentira daña la relación con los demás, es un agravio y por lo tanto una falta de caridad y también de justicia.

Ninguna comunicación humana debe dejar herida a la persona. Muchas veces se oye decir que las verdades duelen. Sin embargo cuando la persona es sincera y quiere de verdad a su prójimo sabe bien cómo decir las cosas para que la otra persona las acepte. No se trata de fórmulas ni de estrategias para “ganarse” a la gente, sino de amor auténtico.

Hay personas muy habilidosas para convencer y con una actitud muy diplomática en el trato contentan a las personas haciéndoles ver que todo está muy bien y que no se tienen por qué preocupar. Quien escucha sale feliz en ese momento pero después… se da cuenta que sólo eran palabras, porque la realidad va por otro lado. Le han mentido con habilidad y buenos modales y al mismo tiempo han cometido una injusticia.

La caridad y la justicia son virtudes reales cuando están fundamentadas en la verdad. El verdadero amor a los demás impide manipularlos, utilizarlos o dejarlos de lado sin más, en cualquiera de las circunstancias de la vida y más aún cuando se trata de una persona cercana.

La persona lejana de la verdad suele ver los agravios o los errores de los demás como la única verdad que hay que tener en cuenta y junto a la indignación lleva el odio para castigar al culpable y que de ninguna manera haya impunidad. Está muy lejos del perdón (el perdón está dentro de la justicia con la caridad).

La importancia de conocer bien a las personas para poder amarlas

No se puede amar si no se conoce y si no se conoce es muy fácil fallar en la justicia, sobre todo cuando se tiene que tomar decisiones sobre otras personas. Es verdad que el mundo está lleno de personas “ambiciosas” que solo piensan en sí mismas. Por eso tiene prioridad educar personas que vivan desprendidas y tengan una constante voluntad de servir sin buscar recompensa.

En cualquier caso es importante conocer bien la realidad con la firme intención de amar y comprender. No es ético el conocimiento de la realidad para aplicar una justicia sin caridad, que lleva a un legalismo insano que castigue al que infringe la ley a como de lugar. Los que aplican así la ley suelen ser personas que siempre buscan sacar partido personal manipulando a la gente. Las cosas buenas hay que usarlas para el bien y no para el mal o para hacer daño. Lo bueno responde a lo que es realmente bueno, el bien es objetivo en todo el mundo y no solo a lo que está reglamentado por una ley humana. Donde está la ley también debe estar el perdón.

En el uso de las cosas buenas se debe ser justo con todas las personas. Otorgarle a una persona algo en base a una injusticia es perjudicial para todos. La acción injusta se extiende como en cadena malogrando muchas relaciones humanas (los que se callan, los que murmuran, los que critican, los que tienen envidia, los que esperan un momento para la venganza, etc.). Si uno ha sido injusto debe rectificar y pedir perdón. Esta actitud se debe tener en cuenta porque podría ser de un influjo mayor que el agravio que cometió. Muchas veces en las relaciones humanas somos sensibles para el agravio e insensibles para el arrepentimiento del que nos agravió.

Relaciones humanas en el mundo laboral

Estas consideraciones que venimos haciendo tienen enorme importancia a la hora de los despidos, tanto por parte del empleador como de los empleados. En una sociedad donde no van bien las relaciones entre los seres humanos pueden existir muchas limitaciones y pequeñas corruptelas en los modos de despedir a las personas.

Cuando las relaciones humanas funcionan bien es por las virtudes de las personas: se conoce bien, hay un aprecio y una estima mutuos, y entonces las cosas se conversan con tiempo para tomar las medidas oportunas y necesarias sin que nadie se perjudique.

El auténtico aprecio por las personas no queda en los modos de tratar, interesa mucho cómo está, cómo queda, cómo le va, cómo resolverá sus problemas, cómo está su familia y se le da la mano para ayudarla en todo lo que sea posible.

El amor auténtico nunca se pierde. Las verdaderas amistades duran toda la vida y a las personas que saben querer se les tiene un agradecimiento infinito.

Agradecemos sus comentarios

1 comentario:

Angel Sialer dijo...

El nuevo año varia de una cultura a otra -china, judios, musulmanes,...- en la nuestra occidental toma connotaciones de celebracion por nueva etapa, pero va acompñada de alcohol desmedido usualmente, lo que debe ser de lo primero en ser bien regulado.
La justicia, la verdad y el amor van de la mano, pero la que inspira y subyace es el amor.
Angel Sialer