viernes, octubre 04, 2013


El prestigio de ser bueno
EL LIDER OCULTO
Cada día aumentan en nuestra sociedad los falsos líderes que se presentan como si fueran los auténticos conductores de grandes o pequeñas masas. Suelen ser “encantadores de serpientes” que construyen su popularidad con estructuras endebles que parecen de acero y son de plomo. Parece que empiezan bien, pero al poco tiempo se complican, más tarde se derrumban y al caer perjudican a personas buenas y a instituciones o empresas donde trabajan.  
No queremos referirnos ahora al liderazgo de los proyectos que se escriben en un papel, que podrían ser brillantes desde el punto de vista empresarial, tampoco a la calidad de productos en los mercados, ni a la eficiencia de los resultados obtenidos o de los que se podrían alcanzar.
Nos queremos referir fundamentalmente a las personas, a la trayectoria de sus vidas, al conocimiento que tienen de la realidad y de las demás personas, a su ámbito familiar, a sus intenciones y a lo que puede haber en el fondo de sus corazones y saber qué es lo que realmente les mueve.

El auténtico líder
El auténtico líder es la persona inteligente que conoce bien sus limitaciones y a través de ellas se da cuenta de la valía de otros que podrían ser mejores que él. El conocimiento de la calidad de las personas lo llena de entusiasmo y lo motiva a esforzarse para conseguir el mejor rendimiento de cada uno.  Es el maestro que está al lado del discípulo acompañándolo, como pide el Papa Francisco, en cada paso que de.
El auténtico líder sabe bien que es ave de paso, no buscará apegarse a los puestos o a las personas como si fueran de su propiedad. Transmitirá su experiencia sin imponer nada, en un clima de cordialidad, libertad y amistad. Un buen líder es como un padre que quiere que sus hijos sean mejores que él, preparará bien a sus sucesores y dejará la escuela de un ejemplo que perdura y trasciende al tiempo. Al líder se le recuerda con cariño toda la vida.
Por su categoría humana, el buen líder conoce las posibilidades de las personas y dónde es necesario apretar o soltar para que los discípulos aprendan y esté unidos entre ellos. Sabrá contar con ellos sin ningún temor buscando que se den unas relaciones humanas armoniosas tejidas por el respeto mutuo y la admiración constante. El buen líder es el que sabe preparar gente creando ambientes gratos donde se conjuga la disciplina y el trabajo serio con la camaradería de una sólida fraternidad.

El falso líder
El falso líder es la persona impulsada por un amor propio desmedido que busca el protagonismo y ser la sal de todos los platos, por encima de todo, no le gusta que otros le hagan sombra, siente que está llamado a ser redentor de los demás con su presencia y sus sistemas. Está tan ensimismado en su yo y tan seguro de sus criterios, que duda que los demás puedan tener éxito sin su injerencia o control.  Podría ser exitoso en el campo de su especialidad pero suele tener ocupada su inteligencia dentro de los parámetros de sus propios criterios, elaborando teorías “geniales” para ganarse la aceptación y la aprobación de los demás. Esta preocupación, cargada de vanidad, le impide ver la realidad y lo aleja de las personas. Ejerce su liderazgo con una suerte de obsesión enfermiza porque quiere poner su marca y que nadie le gane la posta. Busca compulsivamente el éxito mirando casi exclusivamente la utilidad de las personas con quienes negocia prometiendo ofrecimientos o compensaciones a cambio de lealtad a sus proyectos.  
El falso líder hace bulla, revienta cohetes, llama la atención, su afán de protagonismo tan grande que termina metiéndose en el trabajo de los demás imponiendo sus ideas o sistemas y creando un ambiente de rechazo en la interioridad de muchas personas. Con su imposición hace lo posible para tapar la boca y arrinconar en una dolorosa esclavitud a quienes no piensen como él, sin dejar que se manifiesten. Lamentablemente hoy muchos viven pisados y amenazados por estos “líderes” que buscan más guardar su imagen  y prestigio que la suerte o el futuro de las personas que trabajan con él o para él.

El liderazgo oculto
El verdadero liderazgo no se impone. Tampoco es consecuencia de la aplicación de sistemas que enseñan a tener éxito y no dicen nada del servicio y la generosidad que se debe tener con las personas, no como consecuencia de una política sino por el verdadero aprecio a cada persona en concreto. Nunca será un auténtico líder el  que crea un liderazgo para brillar por encima de los demás llevando una conducta de arrogancia y una actitud altiva de una falsa superioridad.
Termina siendo detestable el que se cree la divina pomada y se pone por encima de los demás porque está convencido que es mejor que el resto o porque piensa que es de un status o condición superior.
La gente buena descubre al que es bueno de verdad, al que no hace acepción de personas y da la mano a todos, al que está dispuesto a servir y es a todo terreno, al que no hace ascos con nadie y sabe perdonar y comprender, al que es sencillo y humilde y sabe ponerse cerca de todos. El que es así tiene la autoridad y el prestigio del verdadero líder. Todos quisieran ser como él porque es atractivo su agradable modo de ser, respetuoso y educado.  Es el líder que no busca llamar la atención y que los demás terminan iluminándolo por ser realmente bueno.

Agradecemos sus comentarios

No hay comentarios.: