viernes, octubre 11, 2013


UN PASO AL COSTADO
En diversos sectores de la sociedad se le pide a una persona que de un paso al costado cuando no están contentos con su conducta, su trabajo o sus actitudes, o por otras circunstancias que no aconsejan su permanencia.
Es una expresión que puede utilizarse  con propósitos distintos que van desde el mandato imperativo para expulsar a alguien hasta el consejo más cariñoso y delicado cuando se le pide que se aleje por su propio bien. En otras situaciones esta expresión es también motivo para la buena reflexión de quien está pensado retirarse de un trabajo por distintos motivos.
Nos encontramos fácilmente frente a un abanico de posibilidades. Un paso al costado puede emplearse de modo correcto o incorrecto, para ser justicia o para cometer una grave injusticia.  También se emplea por razones “políticas” cuando alguien debe dejar su trabajo o apartarse del grupo al cual pertenece, aunque sean brillantes sus planteamientos. De una manera distinta también lo utiliza el que huye de una responsabilidad o compromiso adquirido.

Razones y conveniencias para dar un paso al costado
En muchos casos existen razones para dar un paso al costado. Toda persona debe saber cuándo es conveniente quitarse de en medio. Nadie debería aferrarse a un trabajo y menos a un puesto o cargo. Todos pueden ser sustituibles, nadie es indispensable.
Una persona inteligente sabrá delegar y preparar a sus sucesores con humildad y sencillez, para que lo reemplacen con ventaja, cuando sea conveniente.  Sabrá también que es importante retirarse a tiempo y alegrarse de ser sustituido por otro que puede ser mucho mejor que él.
Si se trata de alguien que no actuó con corrección, debería reconocerlo con hidalguía y ponerse en la disposición de dar  un paso al costado, sin anidar en su interioridad ningún tipo de resentimiento.
Actuar con corrección no solo se limita a cuidar los límites del bien y del mal. Puede ser que una persona, por los motivos que sean, no tenga la suficiente capacidad para resolver determinados asuntos, o que sus planteamientos, por muy brillantes que parezcan no encajan para lo que realmente se quiere en una empresa. Los jefes o dueños de la empresa ya no quieren contar con él porque tienen otras opciones que consideran mejores. Todo esto debe darse dentro de la más estricta justicia para que los cambios que se quieran hacer no perjudiquen a nadie.
Las finalidades deben estar claras y también los compromisos. ¿Qué fue lo que se le propuso? y ¿qué fue lo que se aceptó? ¿Qué se esperaba de esa persona? ¿Cómo fue su desempeño? o simplemente le llegó la hora de darle paso a otro que viene para el reemplazo.
El dar un paso al costado podría ser un acto de sensatez y honradez para facilitar aspectos positivos para otros proyectos, o un beneficio para más personas. Nadie, con su conducta debería amarrar su participación o intervención como condición para que todo camine, tampoco debe supeditar su trabajo a modos propios y originales que podrían perturbar o paralizar los proyectos de otras personas. La inteligencia no solo debe mirar a lo que siempre se ha pensado que se debe hacer, también es importante mirar a los costados y ver que otros pueden tener mejores proyectos o modos de trabajar.
Si alguien no está cumpliendo con sus compromisos no puede seguir como si no pasara nada. Si se encuentra en esas condiciones no tiene derecho exigir nada. Primero debe arreglar su situación. Si está en falta, lo correcto es reconocer el fuera de juego, y  tener la hidalguía de irse, si no desea cumplir con lo que se comprometió. Si se quiere quedar debe arreglar antes las cosas y dar garantías de querer hacer las cosas bien.
A las personas hay que ayudarlas para que sean fieles a su compromisos, no a que corten rápidamente y se manden mudar. La fidelidad no es solo perseverancia, responde también al cumplimiento de unos compromisos y es una conducta. Una persona fiel es la que ama correctamente y se esfuerza por cuidar bien su corazón para que ame con corrección. El que se equivoca, si sabe rectificar con un arrepentimiento sincero, podrá ser fiel y llegar a buen término.
Cuando Dios le entrega a Moisés las Tablas de la Ley, le recuerda que los Mandamientos son la misma ley natural, que es para todos. En nuestra naturaleza está el deber de amar con orden, por la existencia de esa ley.
Amar con desorden es contra natura y desequilibra a la persona, la corrompe. Esta realidad no es solo para los cristianos, es para todos los hombres. Se puede sanar de una herida con la ayuda de la gracia de Dios y con la perseverancia en una terapia para ir consiguiendo recuperar lo que se había perdido. Algunas veces ese tratamiento impide una dedicación como se tenía antes. Es como el lesionado que no puede jugar hasta que recupere,  y en otros casos ya no debe jugar porque la lesión lo ha limitado para siempre y tendría que dar necesariamente un paso al costado.
En las diversas instituciones y en todos los trabajos suelen haber reformas que implican un cambio de personal. Tanto lo que entran a formar parte de un proyecto como los que salen deben tener humildad e hidalguía. Nadie debería entrar atropellando o pisando fuerte para luego aferrarse al puesto o a los cargos o querer “trepar” a costa de los demás. Tampoco se debería salir de un trabajo “echando chispas” por la ira de haber sido separado, guardando grandes resentimientos.
Saber entrar y saber salir de un trabajo o de un cargo es una obra de arte que le toca a cada uno. La persona que habitualmente teje todo con amor a Dios y a los demás no tendrá problema para adecuarse bien a un trabajo y para dar un paso al costado cuando sea conveniente.

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