Estrategias de los malos
periodistas
ESCÁNDALOS FARISAICOS
Se llama escándalo farisaico al que es motivado para buscar una
reacción que produzca un conflicto con el fin de atacar y hundir a una persona
o a un planteamiento establecido o que se quiera establecer.
Es jugar sucio para sacar provecho, “en río revuelto ganancia de pescadores”, aprovecharse de una
situación que es desfavorable para otras personas, ganar a costa de las heridas ajenas, o provocar contiendas
para ver qué se puede sacar
después.
El escándalo farisaico lo
suelen utilizar las persona mediocres que buscan ganar las contiendas hiriendo
el honor y la fama personas con juicios temerarios o con auténticas calumnias
que podrían estar apoyadas por el consenso de un poder mediático, de acuerdo a
los intereses de algunos grupos. Se llama farisaico
porque es una hipocresía: el que acusa utiliza un poder, no para hacer el
bien sino para hundir al adversario. La astucia obedece a una intención
malévola: hacer bulla para ganar protagonismo, aunque se perjudiquen otros.
Tiene muy poca calidad moral la persona que busca enfrentamientos para sacar provecho,
peor si se trata de una autoridad que por su investidura debería buscar la
concordia y los entendimientos entre las personas.
Los malos
periodistas
En los últimos tiempos existe un poder mediático que utiliza
descaradamente estos procedimientos con la triste política del enfrentamiento o
el acorralamiento a las personas,
tratándolas como si fueran delincuentes, sin
tener pruebas irrefutables para esos maltratos. Tampoco al delincuente se
le debe maltratar.
El que “levanta la liebre”
o “provoca el incendio” con intenciones maliciosas, puede no ver las consecuencias de su
nefasta intervención cuando el escándalo se difunde a personas que nada tienen
que ver. La persona acusada puede ser menos culpable y hasta inocente si la
comparamos con el que propicia el escándalo.
Para botón de muestra basta un ejemplo: Hace unos días un radio
local hizo un escándalo acusando a un equipo finalista, en el campeonato descentralizado de fútbol, de querer boicotear la
realización del partido en el pueblo donde el equipo adversario había elegido
jugar, porque no ofrecía garantías para los jugadores y para el público. Ese
estadio está situado a 3,900 metros sobre el nivel del mar y tiene
objetivamente muchas deficiencias si se le compara con otros escenarios.
Los periodistas de la radio hablaban en tono de indignación
diciendo que el equipo limeño no tenía derecho de rechazar esa cancha y lo
acusaban de mover sus influencias para que el ministerio del interior prohíba
jugar allí. Armaron un escándalo por la radio para convencer a la gente y
llegaran a creer que equipo limeño quería abusar de un equipo provinciano.
El comentador decía: “el
tema está caliente, está que saca chispas… con la intención de conseguir
más ráting para su programa, creando
un clima de polémica entre dos equipos que no están peleados. Además decían, convenciendo a sus entrevistados, que la
actitud del equipo limeño le estaba haciendo daño al fútbol nacional.
Los comentarios estaban dirigidos para que la gente se indignara
contra el equipo limeño por abusivo y
desatinado. Todo lo hacían en base a conjeturas, y luego se descubrió que las
cosas no fuero como las presentaban.
Resulta que ambos equipos habían firmado el acuerdo para jugar en
ese escenario. Todo estaba ok para que se realizara el partido en la fecha
señalada, pero resulta que en ese pueblo había un paro de los trabajadores y el
ministerio del interior quitó las garantías por ese motivo. Jugar el otro
escenario podría ser favorable para el equipo limeño y para cualquier equipo
del mundo, a nadie le gusta jugar a 3,900 metros de altura, pero el tema no era
ese.
Los periodistas de marras cambiaron las circunstancias inventando
movidas del equipo limeño, pero no tuvieron la hidalguía de pedir perdón,
cuando se fueron dando cuenta que las cosas podrían no ser así, se fueron
contra el ministerio del interior con los mismos calificativos y exageraciones.
En el programa del día siguiente ellos no habían hecho nada, solo
informaban objetivamente como profesionales imparciales, se lavaron las manos
como Pilatos. Habría que volver a oír lo que dijeron el día anterior, el
escándalo y las acusaciones que hicieron, ¿Quiénes son los que le
hacen daño al fútbol peruano?
Los periodistas ¿no tienen nada
que ver? Son campeones en
canonizar a un futbolista sin saber el daño que le hacen y luego no tienen
escrúpulo en atacar a dirigentes, entrenadores y futbolistas, de acuerdo a sus
criterios. ¿quiénes ganan? ¿acaso no pierden todos?
El Perú necesita profesionales mejor preparados y autoridades de
un nivel más alto. La mediocridad se puede apreciar en las continuas peleas
precedidas por las críticas donde se acusan unos a otros. El fútbol necesita
llegar al nivel profesional de los países del primer mundo. Las canchas para
los equipos de primera división deben tener las condiciones que se exigen a los
estadios a nivel internacional. Eso no quita que un equipo de primera por
inclusión, labor social y para contentar a las poblaciones alejadas, se vaya a
jugar un partido de exhibición en el pueblo más alto de la cordillera andina.
Las personas son las que importan y los jóvenes son el futuro.
Todo nuestro esfuerzo debe ir para educar bien a nuestra juventud. Que los
chicos no vean peleas, jugadas sucias, sino entendimientos, respeto y
concordia. Gente que diga la verdad con delicadeza y no haga alharacas con
escándalos.
Agradecemos
sus comentarios
2 comentarios:
Plenamente de acuerdo, creo que también estos escandalos farisaicos estan en nuestra television, en programas que hasta ocurren muertes por este tema tan muy bien analizado, lo felicito y soy su seguidor de tan buenos temas de reflección.
Gracias Padre Manuel.
Muchas instituciones ven perjudicada su reputación a causa de malos miembros.
El periodismo no escapa a lo que acabo de expresar, más si vemos a diario la manipulación de las informaciones (basta ser testigo presencial de un acontecimiento y ver lo que se publica sobre él, para ver las diferencias entre los medios).
Más lamentable es ver que la actitud de los medios se asimila en el común de la gente. Recuerdo con nostalgia cuando en edad escolar nos decían que escucháramos a los locutores para aprender a hablar correctamente, a leer el diario ... para aprender ortografía y redacción. Que leyéramos los editoriales para diferenciar las noticias de las opiniones (teóricamente, las primeras deben ser objetivas, imparciales, narrativas de los hechos). Hoy vemos un periodismo diferente.
Ojalá que la reciente noticia referente al último puesto del Perú en materia de educación sirva para que nuestras autoridades reacciones y vean de renovar la educación de nuestra niñez y, en consecuencia, renovar nuestro futuro.
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