martes, febrero 03, 2015

Ceguera juvenil
LAS FIESTAS DE LA INDEFINICIÓN

La inteligencia es la facultad que orienta al hombre para que decida con acierto y pueda cumplir con su finalidad en la vida. La inteligencia se forma y se alimenta con la verdad. El hombre que vive de acuerdo con la verdad acierta en la vida porque encuentra la libertad en el bien que le da sentido a todo.

La verdad es la que desarrolla la inteligencia, le da amplitud, alcance y una buena dosis de seguridad. Le hace ver al hombre sus limitaciones y debilidades, también sus capacidades; le hace ver cómo tiene que hacer para salir adelante. Una persona inteligente es la que sabe ubicarse en las distintas situaciones de la vida, para intervenir o no, para resolver directamente las cosas o buscar asesoramiento en otras personas.

El ser humano necesita ser educado para que su inteligencia reciba la verdad y pueda crecer acertadamente de acuerdo con lo que es bueno. Toda formación apunta a la verdad y al bien, sin embargo no todos responden de la misma manera: unos no escuchan, otros no quieren: se rebelan, dan la contra y actúan sin inteligencia. Vemos también que el ser humano puede emplear la inteligencia para hacer daño y por lo tanto para lo que le perjudica.


La desinteligencia juvenil en las diversiones

De los párrafos anteriores se desprende algo insólito: miles de jóvenes se divierten sin usar correctamente su inteligencia. No entienden de razones y prefieren entregarse a una ciega diversión promocionada por negociantes que piensan antes en sus ganancias que en las personas. Hoy se les proporciona a los jóvenes diversiones que realmente los perjudican.
Muchos chicos han entrado en la barata “filosofía” de una doble vida que buscan legitimar. Fuerzan para que sea compatible el buen rendimiento académico de un buen estudiante, con una vida de diversión desordenada en horarios nocturnos, donde están presentes los vicios degradantes del alcohol y las drogas.

La consigna parece ser: “Estudia y trabaja mucho, pero los fines de semana tienes “derecho”  a bailar y a chupar hasta el día siguiente”  Con esta mentalidad se genera en cada chico una neurosis que produce daños considerables en la salud física y psíquica, pero para ellos, que todavía son imberbes, “es lo más normal”: “todo el mundo lo hace” dicen, rechazando razones, como si éstas no encajaran en sus estilos de vida, donde hay, para ese modo de divertirse, exceso de voluntarismo y poca inteligencia.

Las discusiones con los padres
Las conversaciones hogareñas de los jóvenes con sus padres suelen ser angustiosas para los papás, que se sienten heridos por un hijo liberal que es además irreverente para defender con razonadas pueriles sus “derechos”, que los manifiestan de un modo  quejoso y hasta malcriado, rechazando los consejos que intentan hacerlo consciente de los peligros de un ambiente insano y degradante.

Las razonadas de la sinrazón
Les puede tanto el jolgorio de unos amigos divertidos con chistes y carcajadas destempladas, donde cada uno busca el protagonismo vanidoso de querer sobresalir sobre los demás, o al menos ser aceptado en el grupo chacotero y burlón de los que se dicen amigos, que la sensatez de unos tíos, que pueden tener la razón, pero por ahora no hay tiempo para hacerles caso.

La unidad juvenil por una amistad de diversión suele ser contundente en esas edades, después cada uno se irá por su lado. No  se suelen cultivar verdaderas amistades, solo tuvieron complicidades, aunque podrían haber excepciones que confirmen la regla.

En estas circunstancias parece que solo tendría sentido el hecho de estar con los “amigos” en una diversión que no para. Sería el sentido de lo sin sentido y la ceguera de las consecuencias. Es una desinteligencia generalizada que perjudica a la mayoría. Entre ellos mismos se están perjudicando en vez de ayudarse. De nada sirve sacar 20 en los cursos si se saca 05 en el orden que una vida normal debería tener. Luego el emblemático profesional de excelentes resultados académicos podría destrozar su hogar y encontrarse solo, ¿empleó bien su inteligencia?

El último párrafo podría parecer exagerado y algo apocalíptico, pero creo que hoy la gente se pasa más por el lado del permisivismo y del consenso  por temor a contristar, que por el lado de un tremendismo exagerado.  No es que haya que rajarse las vestiduras y hacer escándalo, pero uno no se puede chupar el dedo pensando que son cosas de los tiempos.

Es verdad que hay mucha gente buena, que al darse cuenta reaccionan y optan por seguir un camino correcto, sin embargo dan pena los que quedan magullados por la insanía de las fiestas juveniles de la insignificancia,  que los marca de por vida y no los deja crecer de un modo coherente y bueno.


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