viernes, mayo 29, 2015


La liberación del Pecado
TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN  (I)
Teología es la ciencia de Dios y liberación es una acción para poner el libertad a alguien. El hombre libre es el que puede desarrollar una acción según su propia voluntad.
La revelación que trae Jesucristo, con la doctrina que predica, es totalmente liberadora. Precisamente Dios Padre envía a su Hijo para que librara al hombre de la esclavitud del pecado. Para  ser libre y actuar con la propia voluntad es necesario luchar contra el propio pecado. Para esa lucha se requiere de la gracia de Dios; sin ella el hombre no puede.
Dios nos transmite la verdad sobre el hombre. La doctrina que la Iglesia enseña y que se apoya en la verdad revelada no una ideología,  es lo que el hombre debe saber para ser libre: “la verdad os hará libres”
Jesucristo no vino para resolver un problema social, vino para anunciar el reino de los Cielos. Se le llama el Salvador o Redentor. Viene para conseguir que el hombre pueda llegar al final de su vida a ese lugar de felicidad que se llama: Cielo.
El mismo Jesucristo, ante de la ascensión, les da a los apóstoles el mandato de predicar su evangelio por todo el mundo para que los hombres se encuentren con Dios y reciban los medios, a través de la Iglesia fundada por Cristo, para luchar contra el pecado, que es la causa de todos los males y conquistar así la libertad.

La liberación del pecado
El pecado del hombre es el que causa las injusticias en la sociedad. La miseria, la marginación y la discriminación proceden del pecado arraigado en el corazón de los hombres. Esos males no se pueden combatir con reglamentos o revoluciones. Es necesaria una acción misionera y apostólica, que la Iglesia viene haciendo desde su fundación y debe continuar hasta el fin de los tiempos.
La acción de la Iglesia y de cada hombre para evitar las injusticias debe proceder del orden de los corazones humanos que deben amar a Dios y a los demás. El gran liberador es Jesucristo, y los que se identifican con él le ayudan a liberar a los demás.  Cristo quiere contar con los hombres para salvar a los hombres.
La auténtica teología de la liberación es la de los misioneros o apóstoles que entregan su vida para llevar la palabra de Dios a los confines de la tierra para que todos los hombres, sin excepción, se encuentren con Cristo y sean libres.
El que sigue a Cristo está unido Dios, al Papa y a la Iglesia universal. Busca la unión de todos, además es piadoso en su trato con el Señor, valora los sacramentos (que son liberadores),  es comprensivo, trata con delicadeza a las personas, trabaja con esmero y es servicial.


El proyecto, en la historia contemporánea, de lo que se llamó Teología de la liberación
La Teología de la liberación fue un intento de interpretar las Sagradas Escrituras a través de las crisis económicas de los pobres. Durante muchos años la teología de la liberación estuvo al lado de la ideología marxista y despertó el fervor revolucionario en muchas naciones, confundió a muchos católicos, incluidos sacerdotes y religiosos. Además, consta en los anales de la historia, que algunos miembros del clero que participaron en revueltas revolucionarias  perdieron luego su vocación sacerdotal, otros se alejaron de la vida de piedad y de la Iglesia. Nadie puede negar esta realidad.
Evidentemente, el ateísmo de Marx no es compatible con ninguna teología, pero habiendo aceptado, algunos teólogos y miembros del clero, como un hecho científico el análisis histórico de Carlos Marx, también adoptaban la lucha de clases para obtener sus fines.

Ellos decían que la  doctrina social de la Iglesia era tan solo "reformista y no revolucionaria" y por lo tanto la despreciaban por ser inadecuada e ineficaz. La única solución viable para ellos era la lucha de clases.

Ya dentro del pensamiento marxista, la teología de la liberación se ve forzada a aceptar posiciones y situaciones incompatibles con la visión cristiana del hombre, porque el que admite una parte del sistema, tiene que admitir la base en que este sistema se funda y el marxismo se apoya en los siguientes principios o normas:

1. Su doctrina es inseparable de la práctica, de la acción y de la historia, que está unida a la práctica. La doctrina y la práctica son un instrumento de combate revolucionario. Este combate es cabalmente la lucha del proletariado contra los capitalistas. Sólo así cumplirán su misión histórica.

2. Únicamente el que participa en esta lucha “toma partido por la liberación del oprimido y cumple su misión histórica”. La lucha es una "necesidad objetiva". Negarse a participar o permanecer neutral, es ser cómplice de la opresión. En este punto su pensamiento es clarísimo: "Forjar una sociedad justa, pasa necesariamente por la participación constante y activa en la lucha de clases que se opera ante nuestros ojos" (Gustavo Gutiérrez, "teología de la liberación" pág.355). "La neutralidad es imposible" (pág.355).
Clovis Boff, por su parte en "Teología de lo político", pág.410, afirma: "La teología es objetivamente parcial y clasista."

3. Como la ley fundamental de la historia es la lucha de clases, es una ley universal y aplicable a todos los campos: político, social, religioso, cultural, ético, etc.

Como se ve, estos postulados difieren totalmente de las enseñanzas de la Iglesia. El amor auténtico a los pobres procede del amor a Dios. Dios es el que hace ver, a través de los evangelios y de la prédica de la Iglesia, las injusticias que comete el hombre que no lucha contra su pecado. La obstinación y cerrazón del pecador que se ha encerrado en un planteamiento que va contra la Iglesia y la doctrina que Jesucristo y busca denodadamente acusar con indignación  a los demás señalando la “paja en el ojo ajeno”  sin querer limpiar “la viga” que tiene en el suyo.

Agradecemos sus comentarios
*Continuamos la próxima semana con: “La Teología de la liberación II”


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