jueves, mayo 02, 2013


Poner bien los acentos
SON MÁS IMPORTANTES LOS PÁJAROS QUE LA JAULA

Cuando a San Josemaría Escrivá le querían enseñar una casa, unas instalaciones o unos edificios, solía decir, con una intención pedagógica: “Son más importantes los pájaros que la jaula”
Esta afirmación era también una advertencia para evitar el peligro, que existe en todas las personas, de convertir los medios en fines. No son las personas para las casas sino que las casas son para las personas. Las personas deben estar siempre por delante de cualquier proyecto. Se hacen las cosas bien cuando se quiere el bien de las personas, que debe ser real y no teórico. Para que sea real es preciso conocer a las personas y sus circunstancias. El conocimiento correcto es el que conduce al amor. En cualquier proyecto que tenga que ver con personas debe estar presente el amor ordenado de quienes lo ejecutan.
Si hoy ponemos el reflector en lo que es vivienda encontramos verdaderas maravillas: unos departamentos esplendorosos con todo tipo de comodidades, unas casas de playa fabulosas y muy bien decoradas, una siembra de edificios, cada día más altos y más espectaculares, clubes sociales con piscinas y pistas deportivas de calidad, centros comerciales y tiendas muy bien puestas. Las propagandas que salen en las revistas y el la televisión de los inmuebles e instalaciones presentan una gran variedad y señalan un progreso espectacular.
Como se puede ver hay jaulas magníficas, también en sectores populares se pueden notar progresos significativos en cuanto a las viviendas. 
Y los pájaros…..¿cómo están?  La bellísima decoración de la casa ¿es un reflejo de la felicidad de las personas? Debería serlo. También hay que reconocer que es mucho más fácil conseguir que una casa sea bella que conseguir que una persona sea bella. En la casa el proyecto de belleza depende del hombre que trabaja en eso. La belleza de la persona depende del amor y de la dedicación personal que reciba y de la obediencia libre a los proyectos que han hecho papa él.
Toda persona debería ocuparse y preocuparse más de la belleza de las personas que de la belleza de la casa. No son preocupaciones antagónicas ni mucho menos opuestas, caminan juntas pero es el amor a las personas lo que motiva los medios que se deben conseguir. Primero es la criatura y después es el vestido.
Cuando se invierten las prioridades se produce, a la larga un descalabro o un descarrilamiento. Lamentablemente hoy muchas cosas funcionan sin una finalidad clara, de las más elementales a las más sofisticadas. La burocracia, atosigante e inútil, es una consecuencia de ello. Todo un papeleo inútil, sellos y copias fotostáticas, oficinas que son para perder el tiempo, toda una organización super complicada.  Cuando falta amor al prójimo lo fácil se hace difícil, se cae en minucias que a la larga terminan siendo corruptelas, porque ocurre, lo que se puede preveer si se mira con perspectiva, “se cuela el mosquito y se traga el camello” o lo que es doloroso e injusto en las relaciones humanas: “se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”
Las cosas son sencillas y rápidas cuando hay un nivel alto de amor. No hay un detenerse en minucias. Se sabe conjugar los consejos con la responsabilidad personal, las opiniones con la verdad, la teoría con la práctica. La mayor parte de las complicaciones que una persona puede tener surgen del amor propio, son bolas que crecen, puras razonadas: un darle vueltas a las cosas, o sacar “cortinas de humo” para distraer la atención, con argumentos que son mecanismos de defensa, elaborados por la vanidad, por el terrible miedo de quedar mal.
Cualquier regla o sistema debe ser un medio para la libertad de las personas, no para encorsetar, o hacer pasar por el aro a alguien, porque así está establecido en el sistema, o porque sería consecuencia de lo que suelen decir los malos funcionarios: “la máquina nunca se equivoca”  Los horarios son para las personas y no las personas para los horarios. Es necesario poner el reflector en cada persona con sus particularidades especificas para poder servirlas en lo que sea necesario.
El Papa Francisco señala claramente el rumbo que debe tomar la Iglesia en los tiempos actuales. No hay ninguna variación en cuanto a la doctrina, sí hay una precisión para poner prioridad a algo que posiblemente se está descuidando, o está pasando desapercibido y es importante. El Papa Francisco dice: “En la actual situación la Iglesia necesita transformar sus estructuras y modos pastorales orientándolos de modo que sean misioneros. No podemos permanecer en un estilo “clientelar” que, pasivamente, espera “que venga el cliente”… tenemos que estructurar el sistema para ir hacia donde nos necesitan, donde está la gente.
Poner bien los acentos o los puntos sobre las íes,  dando prioridad siempre a las personas con las características propias de cada uno y las circunstancias que acompañan. Es la tarea de todos los que quieren lograr puntos de unión y enlace para trabajar en conjunto los temas más importantes para la felicidad de los seres humanos. Los que viven en la soledad o en constante conflicto no pueden resolver los problemas humanos que aquejan a la sociedad. Para la buena comunicación es necesario el conocimiento y éste solo es posible con el amor. No existe otro camino.
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