sábado, abril 11, 2009

La amnesia de Dios en el mundo
LA MEMORIA NO ES PARA EL MUSEO

El museo de la memoria

En Lima se está debatiendo sobre la conveniencia de abrir un museo, con el dinero ofrecido por Alemania, para recordar las atrocidades del terrorismo que azotó el país, con Sendero Luminoso y el MRTA.

Los que se oponen a la creación del museo dicen que los organizadores, sesgados ideológicamente, son proclives a grupos de izquierda, que en nombre de los derechos humanos, cargaron las tintas contra instituciones y personalidades que tuvieron un papel protagónico en la pacificación del país y que por lo tanto no se les puede comparar a los terroristas, aunque pudieron cometer algunos errores.

Efectivamente los organizadores tienen una línea ideológica harto conocida en los ambientes políticos limeños. Por lo tanto la protesta tiene también una clara justificación. Para remediar las cosas y continuar con el proyecto llamaron a un intelectual de mucha fama y prestigio para que ponga las condiciones como mediador, de tal modo que el museo pueda construirse presentando una realidad objetiva.

Se le ha dado el pase al proyecto pero han permanecido las inquietudes. Muchos dicen que recordar la guerra del terrorismo es más bien dividir a los peruanos y volver a incentivar los odios. Los organizadores piensan que el museo de la memoria servirá para que no vuelvan a ocurrir esas atrocidades.

La memoria de cada uno

No vamos a entrar en esta página a opinar si conviene o no un museo a la memoria, lo que queremos es aprovechar la coyuntura para resaltar un tema que nos parece mucho más importante: la memoria de cada persona.

Sin llegar tener Alzheimer ni lesiones cerebrales, muchas personas han olvidado los criterios fundamentales para poder vivir con paz y armonía y poder contribuir así al progreso del país y de todo el mundo.


La verdades que no se deben olvidar

Un autosacramental de Calderón de la Barca “El gran teatro del mundo” dice en uno de sus estribillos: “haz bien tu papel que hay Dios”. Hoy muchos han olvidado que Dios existe y que actúa en el mundo. Viven como si Dios no existiera y como si no hubiera dicho nada.

Han olvidado las enseñanzas más elementales de la Iglesia, que nos recuerda el legado que nos dejó Cristo para poder llegar a la meta que es el Reino de los Cielos.

La Iglesia siempre predica la Pasión y nos hace ver que los padecimientos de Cristo son por nuestros pecados. Él muere en la Cruz por nosotros. Los recuerdos de la Pasión no están en un museo de la memoria, están en la liturgia viva de la Iglesia, en las Sagradas Escrituras y en tantas manifestaciones de fe de los seres humanos que viven la Tradición del Via Crucis.

Cada uno de nosotros es responsable de recordar esos hechos, para que no se repitan nuestros pecados porque son una ofensa a Dios y para pedir perdón por los que hemos cometido. La Iglesia nos invita a ir a nuestra memoria en el examen de conciencia y recordar los hechos que nos hacen culpables y nos hacen ver que tenemos deuda y la debemos pagar.

También nos recuerda la Iglesia que el Señor nos está esperando con los brazos abiertos como esperó el Padre del Hijo Pródigo para que volvamos al redil y es un Padre amoroso que nos dará una gran fiesta porque está contento de nuestro retorno.

No podemos olvidar que el Señor nos está esperando. Y es el que más nos quiere.

Las Iglesias no son museos

A muchos les gustaría que los templos se convirtieran en museos para que sean visitados por turistas vestidos con shorts y mochilas. Que sean lugares para ver la arquitectura del edificio o los cuadros y esculturas antiguas.

El mismo Jesucristo entró en un templo para expulsar a los vendedores que habían convertido la casa de oración en un lugar de negocios.

La “modernidad” del mundo contemporáneo desearía que los templos fueran museos y que todos entraran dentro de la ley de la oferta y la demanda como una forma de vivir la justicia en el mundo. Para eso sería necesario, según ellos, expulsar al Señor del templo para luego expulsarlo del mundo y de la vida de cada persona. Les incomoda que Jesucristo se meta en sus vidas (El viene para rescatar a los hombres) y lo quieren expulsar como si fuera un intruso.

No podemos meter en el museo las enseñanzas de la Iglesia con toda la doctrina que nos legó nuestro Señor Jesucristo para que tengamos Vida en abundancia.

Dios presente y vivo en cada uno
No necesitamos un museo sino una campana que nos haga recordar, un despertador que nos levante para ver la realidad. Estamos bastante dormidos con nuestras limitaciones y así caemos en los laberintos que nos hacen sufrir y perder la memoria olvidando lo que debemos tener siempre presente.

Con la memoria recordamos los consejos que nos daban nuestros padres, las enseñanzas de nuestros abuelos, las clases de catecismo, las orientaciones de la Iglesia a través de los sacerdotes o de personas que se acercaban para aconsejarnos bien. Dios ha llegado a nosotros de alguna manera. Ahora nos toca responder reconociendo que Él ha venido para rescatarnos y por ese motivo muere en la Cruz.

Que la Semana Santa sea la oportunidad del reencuentro con Dios. Así podremos celebrar con alegría y agradecimiento la Pascua de Resurrección.

¡Felices Pascuas de Resurrección!

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