martes, junio 30, 2009

Extranjeros y Nativos (en el año del sacerdocio)
¿EVANGELIZACIÓN O CONQUISTA?

Laureles a los evangelizadores extranjeros
En el pasado histórico del continente americano encontramos las grandes gestas de los conquistadores y evangelizadores que vinieron del extranjero para difundir en los territorios del nuevo continente la civilización europea.

Andaban juntas la cultura y la religión en las cabezas y en las costumbres de los reyes, los políticos, los conquistadores y los evangelizadores. Era un proyecto divino y humano que enrolaba a todos con unas metas muy precisas: difundir el cristianismo y la cultura europea, (que era emblemática y avanzada), frente a lo que podían presentar los nativos que eran analfabetos, ignorantes y atrasados.

Los nativos tendrían que someterse a las enseñanzas de conquistadores y evangelizadores, si querían desarrollarse y modernizarse con la cultura extranjera y luego salvar su alma con la doctrina católica. Era lo que había que hacer para salir del atraso y rebelarse no tenía sentido. Si se hubiera levantado un “político” nativo para solventar a las masas e impedir la conquista y la evangelización, es probable que no hubiera surgido la civilización que tenemos ahora, que puede lograr los niveles de las civilizaciones más avanzadas.

Los siglos fueron pasando con la culturización y evangelización de los nativos. La sociedad que surgió fue consecuencia de este proceso de cambio y transformación. Los conquistadores tuvieron la ventaja que le otorgaban los evangelizadores. Fueron estos últimos los que pusieron el acento en la defensa de los derechos humanos, tratando a los nativos sin sentimientos xenofóbicos y evitando los abusos que pudieran cometer algunos colonizadores, con más hambre de conquista que de evangelización. Pero fueron los evangelizadores los que apuntaron a la cultura y al progreso de los nativos y no a su demora o retroceso.

En esta culturización la Iglesia tuvo un papel relevante que no pudo ser asumido por ninguna otra institución. El acuerdo de los Reyes con la Iglesia favoreció el enorme desplazamiento de los contingentes y los recursos que fueron necesarios para el desarrollo y la expansión.

Como en toda obra donde intervienen seres humanos están los buenos y los malos. Los que abusan de su condición y quieren sacar beneficios propios y los que son honrados y quieren de verdad servir a las personas. En el balance final los resultados fueron positivos y cada país reconoció, con agradecimiento, las gestas heroicas de muchas personas generosas que dieron su vida por causas nobles.

La evangelización en la actualidad
El tiempo sigue pasando. Ahora la palabra conquista suele tener un matiz peyorativo, suena a saqueo, robo, apropiación y la palabra evangelización parece que fuera exclusiva del proyecto proselitista de una agrupación religiosa y no un proyecto mundial para todos los hombres, mucho menos un proyecto en el que intervenga un estado.

Sin embargo siguen existiendo las conquistas a través de los sistemas económicos en algunos países del mundo y en otros persisten las guerras con apropiaciones ilícitas y también abusivas, donde gana siempre el que es más fuerte.

Le evangelización continúa como tarea ancestral de la Iglesia que nunca bajó la fe y la esperanza para transmitir la verdad que le dejó en depósito Nuestro Señor Jesucristo con el mandato imperativo de extenderla por todo el mundo.

Los evangelizadores de antaño se prepararon para tan gran misión. La gran mayoría eran piadosos y generosos, hombres dispuestos a dar la vida por el bien de los demás. Respondían a los ideales que el mismo Jesucristo les había puesto invitándolos a vivir con verdadera entrega y sacrificio al servicio de los demás. Hoy estamos agradecidos de esos hombres que lucharon por ser santos.

La preparación que necesita el que quiere evangelizar otras culturas
En este año del sacerdocio podemos enseñar muchas vidas heroicas y ejemplares de miles que supieron servir a la Iglesia y al mundo para que los hombres vayan por los caminos correctos.

Hoy también los evangelizadores se preparan para la gran misión que deben realizar en las civilizaciones actuales. Ellos miran el ejemplo de sus antepasados y ven con agradecimiento los logros alcanzados.

El que llega a tierras distintas (el extranjero), con la misión de evangelizar, no debe ser un “conquistador” que busca para él una realización personal, tampoco un “líder” que se coloca en un status superior y trata con aires de suficiencia a los que evangeliza, no debe ser tampoco un “aventurero” que viene con su mochila a “instalarse” en una sociedad distinta a la suya y cree que ya es igual a los demás.

Un sacerdote extranjero que llegó a la sierra del Perú contaba que se dio cuenta del influjo de su misión cuando le oyó decir a un joven nativo: “Padrecito, usted es distinto a todos nosotros” Hasta que no escuchó esa frase pensaba que ya se había peruanizado por los esfuerzos que había hecho para llegar a la gente. Cuando escuchó la frase tuvo un primer momento de desánimo pero luego llegó el descubrimiento: para amar bien a la gente, hay que ser como se es.

No es necesario hacer esfuerzos para parecer de otra manera. El amor está cuando se saben amar las diferencias. El no ser como los otros no debe significar ningún status, ni de superioridad, ni de inferioridad.

Los evangelizadores que han sabido entender las diferencias son los que han podido evangelizar. Son además los que entienden la inculturación en el sentido correcto. El amor a la Iglesia Universal es compatible con el amor a la Iglesia local. El que puede querer más a los pobres es el que quiere también a los ricos y viceversa. En los sesgos no está el amor correcto.

Los que son evangelizados tienen que apuntar a lo mismo. Es igual que sea peruano o extranjero. La evangelización es compatible con la nacionalidad del evangelizador. El amor del evangelizador a su patria y los rasgos que posee de ella no impide la evangelización en otro país. Al que es evangelizado y recibe el amor de Dios le gusta que su evangelizador sea auténtico, con sus rasgos propios y los de su país.

Lo único que se le pide al evangelizador es que actúe con tino para darse cuenta que algunas personas pueden tener prejuicios nacionalistas (alergias a determinada nación por rivalidades históricas u otros motivos). También esos asuntos se superan con la misma evangelización.

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