jueves, enero 20, 2011

Película con San Josemaría Escrivá

ENCONTRARÁS DRAGONES (se estrena en marzo).

La película que cuenta con una interpretación libre de la figura de san Josemaría Escrivá, el único personaje histórico del filme, se estrena en España el próximo 25 de marzo, según anunció la Productora Mount Santa Fe.

El estreno mundial de la última película del oscarizado director británico Roland Joffé (La Misión-Killing Fields) “Encontrarás Dragones” (There be Dragons), y que será distribuida en España por Aurum, será el próximo 25 de Marzo de 2011.

“Encontrarás Dragones”, es un drama épico, centrado en la investigación que Robert (Dougray Scott), periodista español, está realizando sobre una serie de acontecimientos acaecidos durante la guerra española de 1936-1939, que tuvieron como protagonista a su propio padre y a un joven sacerdote, Josemaría Escrivá de Balaguer (Charlie Cox).

A través del relato de su padre, Robert va a descubrir una terrible historia de traición, celos y muerte, pero también de redención y perdón con el terrible trasfondo que supuso la guerra en un país enfrentado entre sí.

En esta superproducción, participan actores como: Charlie Cox (Stardust, Casanova); Wes Bentley (American Beauty); Dougray Scott (Hitman, Misión Imposible 2); Olga Kurylenko (Centurión, Quantum of Solace); Rodrigo Santoro (Che, 300); Ana Torrent (Las Hermanas Bolena, Tesis); Unax Ugalde (Bon Appétit, Amor en los Tiempos del Cólera); Jordi Molla (La Buena Estrella).

El equipo técnico de la película dirigido por Roland Joffé, cuenta además con Eugenio Zanetti como diseñador de producción (premio óscar por Nicolas&Alejandra); Michéle Burke maquillador (óscar por Drácula y En Busca del Fuego); Ivonne Blake, vestuario (ganadora de un Goya); Gabriel Beristáin, fotografía; Rafael Solórzano, efectos especiales (ganador de dos Goyas).

¿Cómo y por qué Roland Joffé ha hecho una película sobre Josemaría Escrivá? (entrevista de Zenit)

¿Tenía usted ideas sobre la manera de presentar la guerra civil española o sobre algunos personajes, como san Josemaría Escrivá?

Roland Joffé: No sabía mucho sobre Josemaría antes de que me pidieran grabar la película. Esto es lo que sucedió: un día, uno de los productores de la película vino a Holanda para convencerme e que hiciera la película. Traía varios libros y materiales, incluido un DVD sobre Josemaría. Tuvimos una comida muy, muy agradable y, regresando a casa, a pie, pensaba: "No tengo ganas de hacer esta película. Tengo otro proyecto ambientando en la India, y he trabajado mucho para lograrlo". En otras palabras, pensaba que era un ofrecimiento muy, muy bueno, y había apreciado realmente la comida, pero pensaba rechazarlo.

Era una noche de verano, de manera que salí al jardín, con una copa de vino en la mano, puse el DVD en mi lector, y me senté ante el ordenador para escribir una breve carta que decía: "Querido X, muchas gracias. Aprecio el que haya emprendido todo este viaje, pero pienso que verdaderamente usted debería buscar en otro lado".

Mientras tanto, el DVD seguía funcionando. Un momento de la narración llamó mi atención: Josemaría se dirigía a una multitud, en Chile, quizá, o en Argentina, no estoy seguro del lugar, y una joven levanta la mano y dice: "Tengo una pregunta, soy judía".

Y Josemaría responde: "Sí, dime, por favor".

Ella añade: "Mi más ferviente deseo es convertirme al catolicismo".

Josemaría: "¿Sí?".

Ella sigue diciendo: "Pero soy menor de edad y mis padres no me lo permiten".

Josemaría, sin pestañear, responde: "Te digo que seas muy buena con tus papás. Que tengas paciencia, que reces. No muestres ningún gesto de insurrección. ¿Está claro? Quiere mucho a tus papás [...] Y jamás una palabra de crítica de tus papás. Has de amarlos con toda el alma. Y mostrarlo con los hechos. ¿De acuerdo? Buena hija serás de Cristo si buena hija eres de tus papás".

Al ver ese momento del vídeo, me decía: "¡Qué momento maravilloso! Qué momento maravilloso, inesperado, y sobre todo viniendo de una organización de la que todo el mundo se esperaría que dijera lo contrario". Estaba mirando a mi ordenador y me decía: "Espera un momento". Apagué el DVD. Dejé de escribir la carta. Me puse la gorra de director de cine y escribí una escena en la que Josemaría aparece con un hombre, a punto de morir, a quien ya conocía, que le dice que es judío y que su sueño es convertirse.

Escribí la escena de cabo a rabo, sin dejar de pensar: "tengo realmente ganas de ver esto en una película. Pero, no lo veré nunca si no hago la película, ¿verdad? ¿O enmarcaré esta escena en otra película?".

En lugar de la primera carta que me disponía a redactar, escribí: "Querido X, estoy verdaderamente interesado en este proyecto, a condición de disponer de toda la libertad de creación para hacerlo como quiero, y que usted no cuente conmigo para seguir una línea de parte, y si usted acepta el hecho de que no soy muy brillante y que lo haré lo mejor posible, pero que tengo que seguir mi propia verdad. Si usted está de acuerdo, me gustaría hacer verdaderamente este proyecto".

Esto es más o menos lo que sucedió. No tenía ninguna idea preconcebida sobre Josemaría, había escuchado algo sobre él, pero sobre todo fue este pasaje del DVD el que suscitó mi interés para realizar la película. Me encontré ante la historia de un hombre, y al leerla tomé conciencia de que realmente respetaba a este hombre. De hecho, más que un simple respeto, sentía que encarnaba algo de su combate, que interpelaría a todos los seres humanos de una manera maravillosa, y que esta historia que quería contar es la que cuenta esta película.

La guerra civil española era también complicada de afrontar. Hubiera sido fácil tomar partido, pero de este modo hubiera traicionado el eje central de la actitud con que quería contar esta historia. La historia, como bien se sabe, es partidista, escrita por los vencedores y reescrita por los vencidos. Muchos creerán simplemente el rumor o la leyenda que les parecerá más agradable y estoy seguro de que tendremos que afrontar ciertas opiniones sobre lo que es o era el Opus Dei, sobre quién era Josemaría, y sobre lo que realmente fue la guerra civil española.

Quise mostrar lo que sucedió en España durante la guerra civil sin espíritu partidista. De hecho, España vivió, en un período de tiempo muy condensado, lo que Gran Bretaña, por ejemplo, experimentó y absorbió durante un centenar de años: revolución industrial, ideologías de lucha de clases, sin contar que España había perdido su imperio y la estabilidad económica. Para la sociedad española, era muy fácil fracturarse y, según la mentalidad de la época, era muy fácil abrazar opiniones totalmente opuestas y radicales sobre la justicia social, el papel de la Iglesia, etc. Al final, según es propio de la naturaleza de estas tensiones sociales, las posiciones más extremas comenzaron a marginar las demás. Con la debilitación del centro, los dos polos opuestos comenzaron a hacerse más fuertes.

En la guerra civil española, los dos bandos tenían ideales y su propio sentido de la virtud. Como los movimientos políticos del resto de Europa, las personas de los dos lados de la demarcación política comenzaron a diabolizar al otro campo.

Pero las divisiones, que en Europa se convirtieron en divisiones nacionales, en España fueron fratricidas y dejaron cicatrices psicológicas profundas y difíciles de cicatrizar. Lo que sucedió en España fue una herida que realmente desgarró a familias de la manera más dolorosa y atroz. El hermano tomó una opción diferente a la de su hermano, ¿pero esto significa que ya no eran hermanos? Si esto significa que ya no eran hermanos, si queremos matar a nuestros hermanos a causa de aquello en lo que creemos, entonces, ¿no tendremos que preguntarnos por el valor de nuestras opciones?


La realización de esta película, ¿ha influenciado en cierto sentido su vida personal?

Roland Joffé: Déjeme que se lo explique: no soy muy religioso, pero me han pedido que escriba sobre un hombre que lo era. Tuve que tomar distancia y decirme: "Cuando escribo sobre Josemaría, tengo que aceptar tal cual --de manera total, honesta y sincera-- todo lo que Josemaría me dice sobre lo que contó para él, aquello a lo que consagró su vida, su experiencia religiosa. Tengo que informarme lo más posible sobre su experiencia religiosa, sin prejuicios, honestamente, y dejarme interpelar”.

He leído mucho sobre la experiencia religiosa. He experimentado emoción y alegría al descubrir cuántos hombres de ciencia (en particular, físicos) han vivido una experiencia profunda de Dios, y me ha conmovido el ver que la separación entre la ciencia y la religión, que se ha convertido en el pensamiento dominante de nuestra época, en realidad era falsa.

He acabado por comprender que el gran descubrimiento de la física moderna consiste en que nuestra percepción de la realidad se basa en modelos fabricados por nuestro cerebro y que, por tanto, existen numerosos modelos de realidad.

Muchos son insuficientes para explicarlo todo, aunque apropiados para explicar algunas cosas; nos proponen una nueva manera de comprender lo que debería ser la realidad o las realidades y esta comprensión no excluye la idea de Dios o una dimensión espiritual del inmenso universo en el que moramos, sino que más bien nos muestra que la manera en que la ciencia nos ha llevado a redefinir y reinterpretar la realidad nos ofrece también una oportunidad para reinterpretar y redefinir lo espiritual.

No sé muy bien en qué medida, en estos años, me ha afectado esta experiencia. Creo que algo profundo necesita algo de tiempo para revelarse por lo que realmente es. He experimentado una sensación muy particular al grabar "Encontrarás dragones": más que una experiencia solitaria, como había creído, se trata de una experiencia sumamente interesante, para nada solitaria.

El poder pensar, de repente, "Deja a un lado mis respuestas fáciles y vive simplemente con la pregunta", ha sido para mí maravillosamente convincente, y me ha permitido sentirme muy, muy cerca de este proceso de vida de una manera que no hubiera creído posible. Y ahora no sé muy bien a dónde todo esto va a llevarme.

Por Jesús Colina

viernes, enero 14, 2011

Falta de respeto y de virtud (actitud antiestética)

ZAMPARSE


Término que indica un atrevimiento incorrecto que perjudica a terceros, tanto si se aplica al hecho de entrometerse sin pedir permiso como cuando se aplica al excederse en el consumo del licor.

En la primera acepción se zampa quien se mete casi a golpes o a porrazos, faltando el respeto a terceros. Lo vemos con frecuencia en las colas de espera, de pronto llega una persona que se cuela sin decir nada y causa la protesta de los que están esperando su turno. Los motivos para estos atrevimientos pueden ser muchos: considerar que por algún motivo no tiene por qué hacer cola, ser anciano o padecer de alguna enfermedad, tener una urgencia. Estas últimas pueden ser razones justificables que permiten la tolerancia y aceptación de los demás.

Hay otros modos de zamparse que pueden constituir un delito o un acto de corrupción: colarse de polizón en un avión, meterse a una fiesta sin estar invitado, colarse sin pagar a un espectáculo, ingresar a una universidad o algún trabajo engañando en los requisitos.

El que se zampa es alguien que ve que no reúne los recursos o requisitos para ingresar de un modo legal, o encuentra muchas dificultades, puertas cerradas, tranqueras, para poder llegar al lugar deseado, al cual piensa que tiene derecho.

Argucias en tiempos de guerra

En una situación de guerra, cuando crecen las prohibiciones, crecen al mismo tiempo las argucias y las artimañas para poder alcanzar la libertad e incluso para defender la propia vida: escaparse, esconderse, fabricar documentos falsos, disfrazarse. Personas honorables y buenas han tenido que usar estos artificios para no ser capturados y en ocasiones para evitar torturas o muertes de otras personas. Muchos héroes de la historia se han zampado en el territorio enemigo para darle a su país una victoria.

La insolencia en el tráfico limeño

En tiempos de paz se dan otras situaciones. Tal vez la más significativa es la que ocasiona el tráfico de vehículos en las grandes ciudades. La gran mayoría, por no decir todos, reaccionan con indignación cuando alguien se zampa. A nadie le gusta que le metan el carro sin pedir permiso y mucho menos con una maniobra temeraria. Sin embargo el mismo conductor, por muy educado que sea, se ve en situaciones en las que no tiene más remedio que hacer lo que hacen los más avezados o agresivos chóferes.

Las situaciones de violencia y agresividad que se están generando por el caos vehicular son también un grave problema social, que podría tener repercusiones negativas en las relaciones humanas. La doble vida o la doble personalidad, se da también en el manejo. Muchos se transforman a la hora de manejar. En la casa y en el trabajo son mansas palomas y cuando manejan un carro se convierten en verdaderas fieras, a la hora del tráfico.

El tráfico es en Lima es agresivo. En las calles se está aplicando la famosa frase: “en la guerra como en la guerra”, todo el mundo se mete y nadie respeta a nadie.

Es urgente una cultura cívica

Los desplazamientos en una ciudad deberían darse con relaciones de alto nivel cívico, de respeto y buen trato entre todos los habitantes. Observar las cosas desde la paz es mirarlas en su justa dimensión. La guerra altera. Se detesta la guerra cuando se la mira desde la paz.

En cambio cuando las personas se encuentran sumergidas en la guerra la lógica es distinta: buscan defenderse como sea y salir airosos. Esto pasa con el tráfico. Para poder desplazarse y poder llegar a tiempo la gran mayoría maneja de un modo agresivo y atrevido. Sin respetar a nadie y sin cumplir con los reglamentos establecidos.

Una meta de la educación

Para poder revertir estas deficiencias es necesaria una educación eficiente, respaldada con el cumplimiento estricto de unas leyes. Las leyes deben estar claras, que todo el mundo las conozca para que sean respetadas. Le corresponde a la autoridad conseguir orden y disciplina para que todo se cumpla. En los colegios se debe implementar nuevamente el curso de educación cívica con un capítulo dedicado a la educación vial y así formar personas respetuosas y cumplidoras de las leyes.

La mala imagen de los zampones

Es muy desagradable y antiestético ver al zampón que no cree en nadie y hace lo que le da la gana con el tráfico para salir airoso. La ley de la selva no es ley, es permitir que el más fuerte aplaste al más débil. La arrogancia y la altanería en el manejo es despreciar al prójimo, es ir por la vida “perdonando vidas” como dueños de la calle y de la ciudad. Es otra forma de invasión que debería desaparecer porque además atenta contra la seguridad de las personas.

El zampón es el agresivo e irrespetuoso. El zampado, el que tiene tragos encima presenta la misma imagen de hombre irrespetuoso y grosero, en quién no se puede confiar. La imagen de un ser querido borracho suele dar vergüenza. En la Sagrada Escritura los hijos de Noe cubrían a su padre borracho para que nadie lo viera. Nadie en su sano juicio exalta la condición de borracho de un amigo suyo. Es algo que se mantiene en reserva con los reclamos sanos de la conciencia.

La persona zampada no solo expone su vida a los peligros, está también tentada a otros vicios que deterioran su personalidad y afectan a su familia y a tener una conducta impropia que en el mejor de los casos le llevan a decir tonterías (cometer algunas infidencias o herir a terceras personas) para luego, cuando se pasa la borrachera, no acordarse de las ligerezas o barbaridades cometidas.

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viernes, enero 07, 2011

Una meta importante para empezar el año

GUERRA A LA MENTALIDAD LICORERA

Cada año después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo nos lamentamos de las muertes por accidentes que son consecuencia del licor. Estos lamentos se extienden, tal vez en menor proporción, en los demás días del año.

Las campañas que se han hecho para que exista un mejor control: “tolerancia cero”, “el chofer amigo” no logran disminuir los números de accidentes, al contrario continúan aumentando.

En la agenda de las conquistas que la humanidad debería lograr para el futuro, habría que apuntar, muy en primer lugar, un cambio de mentalidad de las personas con respecto al licor. Ya es hora de sentar a la mentalidad licorera en el banquillo de los acusados para poder darle, con el tiempo y sin piedad, una sentencia más severa.

Entre las malformaciones culturales que todavía existen ésta es una de ellas. Todavía no se han empezado a poner los medios para corregir este mal que azota a la humanidad, y que es una patente de corso que ocasiona muertes destrozando personas y familias enteras.

Es verdad que existen terapias para quitar las adicciones de los alcohólicos. Esto está muy bien pero no se están poniendo los medios para una verdadera prevención. Es urgente un cambio de mentalidad, como se hizo con el tabaco.

La mentalidad licorera procede de una “cultura” machista donde la hombre se creía más hombre por el hecho de tomar. Pero hoy, con la moda de igualar los sexos, la mujer no se quiere quedar atrás y busca imitar al hombre para demostrar que ella también puede. No hay algo más antiestético y antinatural que ver a una mujer borracha hablando lisuras de una manera vulgar y zafia. Algunos dicen que se ha llegado a esta situación por la venganza de Adán. Si Eva le dio la manzana a Adán para que pecara, ahora el hombre le invita licor a la mujer para hacerla caer y destrozarla.


Estadísticas sobre el alcoholismo

  • El alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su incidencia entre las mujeres y los jóvenes.
  • El consumo y los problemas derivados del alcohol están aumentando en todo Occidente desde 1980, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y la Europa oriental, así como en los países en vías de desarrollo.
  • A pesar de los resultados esperanzadores del tratamiento actual, se estima en más de 100.000 el número de muertos anuales sólo en Estados Unidos a causa del alcohol.
  • En la Federación Rusa un 12 por 100.000 de la población ingresa anualmente en los hospitales para ser tratados de intoxicaciones etílicas agudas.
  • En los últimos años, España ha pasado a ocupar el segundo lugar en el mundo en tasa de alcoholismo.
  • En México, El grupo de edad que manifestó una incidencia más alta fue de 18 a 29 años. (Encuesta Nacional de Adicciones).
  • Según la Organización mundial de la Salud, la cantidad de jóvenes que consumen alcohol aumentó en un 20 %, en los últimos 10 años.
  • Hace 10 años de cada 7 hombres que consultaban por problemas relacionados con el alcohol consultaban 3 mujeres; hoy la relación es de 6 hombres por 4 mujeres.

· más del 40% de las muertes ocurridas en accidentes de tránsito se asocian al consumo de alcohol; y, entre las atenciones de emergencia por accidentes y agresiones en 7 centros hospitalarios de Lima, el uso de alcohol estuvo presente en el 41,3%.

· Las cifras son por demás preocupantes. De acuerdo con las estadísticas que manejan el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), la Policía Nacional del Perú y la Municipalidad de Lima, en promedio el 40 por ciento de los accidentes de tránsito se debe a conductores en estado de ebriedad.

· De acuerdo con las estadísticas del MTC, el crecimiento anual de accidentes de tránsito en promedio es de 11 por ciento.

· Se calcula que en el Perú, por cada 10 mil unidades vehiculares, suceden 30 muertes en accidentes de tránsito. Hay que considerar también que las cifras de accidentes aumentan debido a que el parque automotor también aumentó.

· Aunque en el 2010 disminuyeron los accidentes por ebriedad, se ha llegado a 200 muertos y hay casos en que se detectaron conductores con 2.04 gramos/litro de alcohol en la sangre. Hay que tener en cuenta que en el Perú, actualmente, hay un millón de alcohólicos.

Combatir la mentalidad licorera

La mentalidad licorera es una mala costumbre que arrastramos de las épocas pasadas y que aún no se ha podido cambiar. Consiste en darle al alcohol en general un valor excesivo y tenerlo casi endiosado como indispensable para los grandes acontecimientos y reuniones.

Los que tienen recursos manejan las grandes marcas y se jactan de poder tomar los licores más caros. A los pobres también les gustaría llegar a esos niveles pero deben contentarse con cervezas y aguardientes de menor precio. En ambos sectores de la población existe como una veneración excesiva que ciega las consecuencias negativas que traen los excesos.

Sin caer en puritanismos que condenan y quieren erradicar totalmente al alcohol, no podemos negar que existe una nefasta mentalidad licorera en todos los sectores de la sociedad, que impide encontrar el camino para evitar los desarreglos que traen consecuencias fatales.

El tema, como siempre, está en el campo de la educación. Es lograr formar al hombre con una correcta jerarquía de valores y con un conocimiento correcto de lo que puede ocasionar el alcohol y sus derivados en las personas. No hay que olvidar que en algunas personas existen tendencias fuertes hacia la adicción. No es razonable, por tanto, alcanzarles el licor como si fuera lo más natural del mundo.

La mentalidad licorera no tiene ningún sustento racional. Es un consenso tácito que forma parte de la estupidez humana. Lamentablemente tenemos que vivir tolerando estas deficiencias mientras persista esta mentalidad que está más cercana al atraso que al progreso del hombre y de la humanidad.


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viernes, diciembre 31, 2010

Los buenos deseos de un año que empieza

PROSPERIDAD EN EL TRABAJO Y EN LA FAMILIA

En las fiestas de Navidad y Año Nuevo se desea, a los familiares y las amistades, felicidad y prosperidad, que todo vaya bien y que las personas estén contentas.

En algunos casos los deseos incluyen algún consejo que se considera de utilidad para que realmente la persona sea feliz y tenga prosperidad: “¡Que estés muy unido a Dios!”, “¡Que encuentres un buen trabajo!”, “¡Que te vaya bien en los negocios!”, “¡Que te puedas reunir con tu familia!” En otros casos se expresa el deseo sin especificar nada y que cada uno vea la forma de ser feliz y de conseguir prosperidad.

En el 99% de los casos la prosperidad y la felicidad tienen que ver con la familia y el trabajo.

Mucha gente no la pasa bien en Navidad porque tienen problemas familiares o porque los problemas del pasado afectaron a la familia y quizá se encuentren lejanos o separados. A esas personas les puede doler que se celebre una fiesta que resalte los valores familiares. Les parece que quedan excluidos. En cambio, los que tienen familia y están unidos, encuentran en la Navidad una gran fiesta.

El trabajo y la familia

Para algunos el trabajo y la familia deben ser dos campos totalmente separados. Cuando se aceptan estas distinciones lo más probable es que la conducta del trabajo sea distinta a la de la casa. Quienes piensan así procuran no llevar a la casa los asuntos del trabajo y al entrar a la casa se esfuerzan en crear un ambiente distinto. En algunos casos funciona bien y la familia vive al margen del trabajo de uno de sus miembros y todos están unidos respetando la privacidad laboral de cada uno. Otros, en cambio, que son cuidadosos en sus trabajos, tienen a la familia bastante descuidada. El prestigio lo tienen en el trabajo y no en la casa.

Puede ocurrir que el trabajo limite la vida del hogar o se convierta en una justificación o en un refugio, para no estar en la casa, (sucede cuando las cosas no están bien en la casa). Hay quienes han malogrando la vida familiar por una excesiva y desordenada dedicación al trabajo. La actitud de autonomía, tan arraigada en la sociedad contemporánea, por influjo del relativismo, presenta unos márgenes de libertad muy peligrosos para la vida familiar.

Son menos los casos en que la familia, o los asuntos familiares, perjudican o disminuyen el tiempo dedicado al trabajo. Aunque también puede pasar, cuando no se sabe respetar la libertad de un familiar o se minusvalora su trabajo.

Los trabajos familiares

Existen también trabajos familiares donde todos los miembros de una familia se reparten las responsabilidades y trabajan juntos y unidos. Cuando funcionan bien son un ejemplo de eficiencia, honradez y lealtad que perdura con el tiempo.

También existen otros intentos de trabajos familiares cargados de conflictos entre los miembros de una familia. Son realmente destructores de la vida del hogar, porque al estar enfrentados unos con otros, generan constantemente odios y resentimientos entre ellos.

El secreto de la unidad y la prosperidad en la familia y en el trabajo

Para ser eficaces en el trabajo, en la vida familiar y en los trabajos familiares, el acento no hay que ponerlo en los sistemas sino en las personas.

Si las personas están bien formadas y son buenas, la familia y los trabajos caminarán bien. Con las personas buenas se puede trabajar. Ahora queremos subrayar la bondad de las personas no la capacidad o la preparación o capacitación que puedan tener.

Existen personas muy bien capacitadas y con una extraordinaria capacidad para determinado campo de trabajo, pero por ser conflictivas, por descuidos en su formación o por tener una personalidad un tanto alterada, no son idóneas para tenerlas en cuenta en determinados puestos de trabajo.

Cuando no se tienen en cuenta los criterios morales de una persona (su honradez, su lealtad, su capacidad ética) y se busca contratar al genio, que tiene grandes capacidades para determinados trabajos o funciones, es entonces cuando se desvirtúa todo y se da cabida a la corrupción (que no es solo por el dinero). Así nos encontramos con “talentosos” que han roto su familia y nadie los quiere en su casa por la conducta que han tenido. Los mejores no suelen ser los más brillantes, sino los más buenos.

El criterio de selección social se encuentra bastante alterado por requerimientos que no deberían contar para elegir a una persona. Lamentablemente muchas elecciones se hacen con criterios políticos, atendiendo a intereses personales o de grupo. Una inteligencia sesgada a aspectos intelectuales o a logros interesantes en los temas profesionales que no incluya una armoniosa relación de la persona fiel a sus compromisos familiares, no sería inteligencia.

El 2011 es un año que empieza con una campaña política. En unos meses serán las elecciones presidenciales. Habría que pedir mucho al Todopoderoso para que los peruanos, de todos los niveles, aprendamos a elegir. Que nos fijemos más en la integridad de las personas y en los criterios que tienen con respecto a la vida para poder acertar a la hora de elegir.

¡FELIZ AÑO 2011!

Y QUE EL SEÑOR NOS TRAIGA BUENOS GOBERNANTES

Con mis oraciones y bendición

P. Manuel Tamayo

miércoles, diciembre 22, 2010

La invasión del materialismo en la Navidad

EL AMOR Y LA PROSPERIDAD DEL REY DE REYES

Belén y el Calvario parecen fracaso y son prosperidad.

El influjo del materialismo comercial, que adorna las ciudades, parece exitoso, pero es realmente, en la mayoría de los casos, efímero y caduco.

Los reyes magos abandonan sus palacios orientales para ir a un establo a dejar sus presentes a un rey que no trae nada material.

Los hombres de hoy quieren abandonar los establos y desiertos, huyendo de todo lo que sea dolor y sufrimiento, para ir en busca de los grandes palacios que están llenos de cosas materiales. Piensan que así serían ricos y no se imaginan que por ese camino, cada día se empobrecen más.

Mientras Moisés se fue a rezar al monte Sinaí, los israelitas se olvidaron de él y de los valores trascendentes y empezaron a adorar un becerro de oro.

El tácito consenso materialista del siglo XXI tiene a legiones adorando al becerro de oro; muchos viven embelesados y distraídos perdiendo cada día la dignidad, la felicidad y la Vida.

La Navidad siempre nos trae un Rey que parece indefenso y es Todopoderoso. Ese Rey viene para señalarnos un camino que parece de pérdida y es de ganancia. La lógica de Dios no es la lógica de los hombres. La historia es elocuente con sus enseñanzas, cuando vemos lo que perdura.

El mensaje principal del Rey de reyes es el Amor. El Rey nos entrega con su vida un Amor para que lo llevemos con nosotros. Juan Bautista anuncia que el mundo debe convertirse con la penitencia para poder recibir el Amor.

El Amor no se recibe de cualquier manera. El Amor es recibido por un ser que fue creado para trabajar. El Amor no se recibe para la comodidad, se recibe para el cumplimiento del fin. Solo se entiende el amor con la lógica del sacrificio, que es el camino de la Cruz. Solo sabe amar el que sabe llevar la misma Cruz del Redentor.

El becerro de oro que impide el amor, son los excesos de diversiones y placeres, que hasta los más emblemáticos intelectuales quisieran justificar para hacerlos compatibles con otras exigencias de una lógica “más humana”, que se aleja de la divina.

No se trata de humanizar lo divino sino de divinizar lo humano. Para eso viene Dios.

El hombre perfecto, que viene también como modelo, es el que nos entrega la lógica de un camino que es válido para todas las generaciones.

¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO!

Con mis oraciones y bendición

P. Manuel Tamayo

viernes, diciembre 17, 2010

Falta de brújula en los sistemas educativos

EDUCAR: ¿PARA TRIUNFAR O PARA SERVIR?

Hoy aparecen en los diarios y en la televisión abundantes propagandas sobre las calidades de las universidades, colegios, institutos y academias. Páginas a todo color y folletería de lujo. Muchas instituciones educativas se presentan de un modo impecable, ofreciendo a sus posibles alumnos el oro y el moro: la conquista de un status mejor, el ideal de un posesionamiento social de nivel, el éxito de una carrera universitaria y un liderazgo profesional en el mercado.

Quien mira las propuestas puede contemplar un maravilloso mundo de ofrecimientos y promesas al estilo de los programas políticos más influyentes o de las propagandas comerciales más persuasivas del mercado. Si bien es importante distinguir la calidad de las instituciones, porque hay grandes diferencias entre unas y otras, ahora quisiéramos poner la luz sobre las motivaciones, lo que se ofrece al alumnado, las metas que se deberían alcanzar para ser exitosos en la vida.

Lamentablemente la gran mayoría de ofrecimientos y motivaciones responden a un modo de ver la vida con una excesiva carga materialista y con ausencia de profundidad en los valores trascendentes, que son esenciales para el verdadero progreso de las personas.

Estos ofrecimientos de hoy, salvo honrosas excepciones, están cargados de motivaciones que inclinan la balanza hacia la conquista del beneficio personal, el gusto y la satisfacción de realizar en la vida lo que uno se propone para tener éxito.

El público que escucha las propagandas de las instituciones que ofrecen educación suele creer, al menos en un primer momento, todo lo que se promete para lograr las metas de la excelencia y el éxito. Hay más credulidad cuando los interesados son muchachos imberbes sin experiencia de la vida. Ese espacio de credulidad es hábilmente utilizado por las instituciones para su propio negocio, ofreciéndole al alumno las facilidades del caso para que ingrese y para que pueda llevar con éxito sus estudios.

La mayoría de los que empiezan, (cachimbos), sintiéndose triunfadores por haber ingresado, suelen vivir una luna de miel no muy prolongada. Sin embargo esas instituciones aprovechan también los fracasos para ofrecerles otras posibilidades de seguir adelante y así no perder al cliente. Siempre se apunta en la dirección del éxito y de la competividad.

Los alumnos que continúan sus estudios seguirán escuchando discursos sobre la excelencia, el liderazgo y el éxito, que los motiva a querer conseguir esas metas que se convierten en ideales para poder participar en el mercado vigente. A los más exitosos se les anima a sacrificar sus diversiones para decidirse por una de entrega más seria al mundo de la competividad y de la excelencia.

Lo que ocurre después podría ser algo semejante a lo que le pasa al automovilista que ingresa al tráfico de Lima; aunque lo haga con el firme propósito de manejar muy bien, poco a poco el sistema lo volverá agresivo, ambicioso, “mosca”, y a veces hasta tosco y grosero. Llega un momento en el que para sobresalir, tiene que pasar por encima los demás, aunque todas las reglas escritas le inviten al orden y al buen trato. La presión lo obliga a estar a la defensiva para no perder y entonces los demás se convierten en rivales o en temibles agresores. A la larga terminaría luchando contra los demás para poder sobrevivir. Las amabilidades serían solo medios para no contristar, o estrategias para persuadir y poder ganar. Para algunos es importante no caer mal y ser aceptados por la mayoría.

La competividad entre instituciones educativas les hace perder su finalidad

Los educadores vemos pasmados que este sesgo y deterioro se da en diversas instituciones educativas que, tal vez sin querer, se han ido mercantilizando y materializando. Afirman, de un modo teórico, lo que se debería hacer y terminan haciendo cosas distintas, que comprometen su finalidad. Los criterios sobre las virtudes y la moral se quedan para los discursos que adornan muy bien el marketing para la competencia, algo parecido a los adornos de Navidad en las tiendas. Lo que importa es el negocio y no el significado de fondo.

Hoy por hoy, muchos colegios y universidades quieren ser cabeza de grandes proyectos exitosos que sean rentables. Los temas formativos propios de le educación se estrellan con la trampa del triunfalismo protagónico de las instituciones que buscan competir con la educación para escalar puestos en el mercado. Todos quieren tener a los mejores y ganar espacios, se jactan continuamente de sus triunfos y se colocan en la lista de los más emblemáticos. La competencia ya no es para ser mejores sino para estar en el mercado. Hoy se le llama mejor al más exitoso y no al más bueno.

Al más bueno no se le llama porque le faltan grados de “malicia” para la competividad, para aceptar unas “reglas” del juego torcidas, para una suerte de viveza que utilice la trampa y la esconda. Pasar desapercibido para servir, sin buscar recompensa, no parece ser vocación de ninguno, en los ambientes de la competividad. Aunque parezca paradójico, también en educación se están arrojando serpentinas de carnaval con mensajes sugerentes que invitan al espectáculo mediático, al show, con mucho ruido y pocas nueces.

Hoy es fácil encontrarse a jovenzuelos que frisan los 30 años y oírles hablar de las mejores marcas y de los últimos negocios, y muchos de ellos haciendo reverencias a los mundos fantásticos de la ciencia-ficción donde señalan héroes exitosos, que son, salvo honrosas excepciones, gente desaliñada y sin criterio moral. Es un modo de estar en la luna que parece de nivel.

Es muy fácil hablar de educación cuando se la confunde con un negocio de competencia. Se pueden adquirir los conocimientos de sistemas educativos exitosos, e incluso optar por uno de ellos para sacar adelante una empresa educativa, pero con óptica mercantilista, la educación se transforma en una discreta capacitación o instrucción. Se pierde la formación de las personas para ser personas.

Lamentablemente muchas instituciones educativas se encuentran sumergidas en estas corrientes sesgadas que están llevando la educación al despeñadero. Contrasta lo que ofrecen las propagandas educativas con la realidad. El hombre de hoy no está educado está herido. La educación está en crisis. Todos se lamentan de estas carencias y deterioros.

Es fácil hablar de educación en el mercado y proyectarse a metas de competividad. Lo difícil es estar con los alumnos en el día a día y conducirlos bien, con dominio y llegada. Para conocer hay que estar. La educación es la única ciencia que no se puede enseñar sin el contacto profesor-alumno. Para formar al alumno como debe ser hay que estar con él, conocerlo y quererlo. No hay otro sistema. Y el tema principal de la educación es formar las virtudes y desarrollar las capacidades para que las personas puedan servir amando. Educar para el egoísmo es un contrasentido. El alumno debe ver en el profesor la persona buena que siempre está buscando lo mejor para ser bueno con los demás.

Es necesario que los sistemas educativos vigentes revisen sus metas y vean bien si las motivaciones que están ofreciendo corresponden realmente a la formación de sus alumnos.

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Falta de brújula en los sistemas educativos

EDUCAR: ¿PARA TRIUNFAR O PARA SERVIR?

Hoy aparecen en los diarios y en la televisión abundantes propagandas sobre las calidades de las universidades, colegios, institutos y academias. Páginas a todo color y folletería de lujo. Muchas instituciones educativas se presentan de un modo impecable, ofreciendo a sus posibles alumnos el oro y el moro: la conquista de un status mejor, el ideal de un posesionamiento social de nivel, el éxito de una carrera universitaria y un liderazgo profesional en el mercado.

Quien mira las propuestas puede contemplar un maravilloso mundo de ofrecimientos y promesas al estilo de los programas políticos más influyentes o de las propagandas comerciales más persuasivas del mercado. Si bien es importante distinguir la calidad de las instituciones, porque hay grandes diferencias entre unas y otras, ahora quisiéramos poner la luz sobre las motivaciones, lo que se ofrece al alumnado, las metas que se deberían alcanzar para ser exitosos en la vida.

Lamentablemente la gran mayoría de ofrecimientos y motivaciones responden a un modo de ver la vida con una excesiva carga materialista y con ausencia de profundidad en los valores trascendentes, que son esenciales para el verdadero progreso de las personas.

Estos ofrecimientos de hoy, salvo honrosas excepciones, están cargados de motivaciones que inclinan la balanza hacia la conquista del beneficio personal, el gusto y la satisfacción de realizar en la vida lo que uno se propone para tener éxito.

El público que escucha las propagandas de las instituciones que ofrecen educación suele creer, al menos en un primer momento, todo lo que se promete para lograr las metas de la excelencia y el éxito. Hay más credulidad cuando los interesados son muchachos imberbes sin experiencia de la vida. Ese espacio de credulidad es hábilmente utilizado por las instituciones para su propio negocio, ofreciéndole al alumno las facilidades del caso para que ingrese y para que pueda llevar con éxito sus estudios.

La mayoría de los que empiezan, (cachimbos), sintiéndose triunfadores por haber ingresado, suelen vivir una luna de miel no muy prolongada. Sin embargo esas instituciones aprovechan también los fracasos para ofrecerles otras posibilidades de seguir adelante y así no perder al cliente. Siempre se apunta en la dirección del éxito y de la competividad.

Los alumnos que continúan sus estudios seguirán escuchando discursos sobre la excelencia, el liderazgo y el éxito, que los motiva a querer conseguir esas metas que se convierten en ideales para poder participar en el mercado vigente. A los más exitosos se les anima a sacrificar sus diversiones para decidirse por una de entrega más seria al mundo de la competividad y de la excelencia.

Lo que ocurre después podría ser algo semejante a lo que le pasa al automovilista que ingresa al tráfico de Lima; aunque lo haga con el firme propósito de manejar muy bien, poco a poco el sistema lo volverá agresivo, ambicioso, “mosca”, y a veces hasta tosco y grosero. Llega un momento en el que para sobresalir, tiene que pasar por encima los demás, aunque todas las reglas escritas le inviten al orden y al buen trato. La presión lo obliga a estar a la defensiva para no perder y entonces los demás se convierten en rivales o en temibles agresores. A la larga terminaría luchando contra los demás para poder sobrevivir. Las amabilidades serían solo medios para no contristar, o estrategias para persuadir y poder ganar. Para algunos es importante no caer mal y ser aceptados por la mayoría.

La competividad entre instituciones educativas les hace perder su finalidad

Los educadores vemos pasmados que este sesgo y deterioro se da en diversas instituciones educativas que, tal vez sin querer, se han ido mercantilizando y materializando. Afirman, de un modo teórico, lo que se debería hacer y terminan haciendo cosas distintas, que comprometen su finalidad. Los criterios sobre las virtudes y la moral se quedan para los discursos que adornan muy bien el marketing para la competencia, algo parecido a los adornos de Navidad en las tiendas. Lo que importa es el negocio y no el significado de fondo.

Hoy por hoy, muchos colegios y universidades quieren ser cabeza de grandes proyectos exitosos que sean rentables. Los temas formativos propios de le educación se estrellan con la trampa del triunfalismo protagónico de las instituciones que buscan competir con la educación para escalar puestos en el mercado. Todos quieren tener a los mejores y ganar espacios, se jactan continuamente de sus triunfos y se colocan en la lista de los más emblemáticos. La competencia ya no es para ser mejores sino para estar en el mercado. Hoy se le llama mejor al más exitoso y no al más bueno.

Al más bueno no se le llama porque le faltan grados de “malicia” para la competividad, para aceptar unas “reglas” del juego torcidas, para una suerte de viveza que utilice la trampa y la esconda. Pasar desapercibido para servir, sin buscar recompensa, no parece ser vocación de ninguno, en los ambientes de la competividad. Aunque parezca paradójico, también en educación se están arrojando serpentinas de carnaval con mensajes sugerentes que invitan al espectáculo mediático, al show, con mucho ruido y pocas nueces.

Hoy es fácil encontrarse a jovenzuelos que frisan los 30 años y oírles hablar de las mejores marcas y de los últimos negocios, y muchos de ellos haciendo reverencias a los mundos fantásticos de la ciencia-ficción donde señalan héroes exitosos, que son, salvo honrosas excepciones, gente desaliñada y sin criterio moral. Es un modo de estar en la luna que parece de nivel.

Es muy fácil hablar de educación cuando se la confunde con un negocio de competencia. Se pueden adquirir los conocimientos de sistemas educativos exitosos, e incluso optar por uno de ellos para sacar adelante una empresa educativa, pero con óptica mercantilista, la educación se transforma en una discreta capacitación o instrucción. Se pierde la formación de las personas para ser personas.

Lamentablemente muchas instituciones educativas se encuentran sumergidas en estas corrientes sesgadas que están llevando la educación al despeñadero. Contrasta lo que ofrecen las propagandas educativas con la realidad. El hombre de hoy no está educado está herido. La educación está en crisis. Todos se lamentan de estas carencias y deterioros.

Es fácil hablar de educación en el mercado y proyectarse a metas de competividad. Lo difícil es estar con los alumnos en el día a día y conducirlos bien, con dominio y llegada. Para conocer hay que estar. La educación es la única ciencia que no se puede enseñar sin el contacto profesor-alumno. Para formar al alumno como debe ser hay que estar con él, conocerlo y quererlo. No hay otro sistema. Y el tema principal de la educación es formar las virtudes y desarrollar las capacidades para que las personas puedan servir amando. Educar para el egoísmo es un contrasentido. El alumno debe ver en el profesor la persona buena que siempre está buscando lo mejor para ser bueno con los demás.

Es necesario que los sistemas educativos vigentes revisen sus metas y vean bien si las motivaciones que están ofreciendo corresponden realmente a la formación de sus alumnos.

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viernes, diciembre 10, 2010

De espaldas a la verdad

LAS INJUSTICIAS DEL CONSENSO GLOBAL

Ponerse de acuerdo, no armar lío, tolerar, ser persona de mente abierta, divertirse y conseguir desenvolverse bien en los diferentes ambientes sociales, son metas muy cotizadas en los tiempos actuales para tener éxito en la vida. Se podría decir que es la mentalidad de las mayorías. Hay un consenso social global que respalda este modo de pensar y proceder, y por lo tanto, nadie debería salirse de esos parámetros si quiere vivir adaptado en el mundo contemporáneo.

Los consensos se fabrican con las ideologías de la época y con lo que se pone de moda en los distintos sectores sociales: lo que se acepta, lo que se rechaza, lo que está bien visto por todos, las costumbres, los modos y las modas. Parece que no interesa mucho si está bien o si está mal y que lo importante es lo que piensa o lo que hace la mayoría. En todo caso el bien y el mal dependerían más de la subjetividad del consenso que de la objetividad de la verdad.

Un adolescente me decía que yo estaba fuera de la realidad cuando escuchaba en la radio canciones criollas, “¡que nadie escucha!” , lo afirmaba categóricamente mirando a otro de su edad que asentía con la misma certeza. El sesgo que tienen los chicos hacia las canciones que “todo el mundo” escucha ahora,(siempre en inglés) es atroz; ni cuenta se dan del empobrecimiento cultural y espiritual que pueden padecer encerrados en sus mundos limitados.

Los consensos en la historia

Un tema de mayor calibre es el que podemos recordar de los siglos anteriores cuando hubo un consenso global a favor de la esclavitud, que no estaba mal vista y se permitía, incluso con la participación de las grandes mayorías en el tráfico de esclavos.

El consenso más cruel de la historia fue el que permitió la crucifixión de Hijo de Dios en el Calvario. Soltar a Barrabás (el hombre más cruel y sanguinario) y crucificar a Jesús (que vino a predicar el amor a Dios y a los demás), era estar con la política del momento. Lo que ahora podríamos llamar la verdad mediática o el consenso político (lo que es conveniente, políticamente hablando).

La vida sigue igual a pesar de los siglos que han pasado y el consenso de las grandes mayorías sigue cometiendo injusticias en todo el mundo. Ya no es la época de la esclavitud es ahora la época del relativismo, que es otro tipo de esclavitud.

El consenso en el Relativismo de la época

El consenso de hoy es la presión para que todo de igual. No es conveniente defender posturas de las que pueden producirse enfrentamientos. Es el tiempo de la tolerancia, del pluralismo de ideas, de aceptar ideologías e incluso mezclarlas, de ser abiertos para experimentar cualquier novedad, de ser informales y nada rigurosos con leyes o reglamentos, que no existan presiones en la vida, que todo sea relax. El consenso para pasarla bien sin que nadie se oponga y por supuesto que a nadie se le ocurra sobresalir demasiado, porque eso podría ser injusto para otros.

Se quiere formalizar el acuerdo para la espontaneidad y para pasarla bien, muchas personas, sin darse cuenta, viven con esa mentalidad. No pueden concebir que las cosas se hagan de otra manera. Si falta lo divertido y lo que a la gente le gusta, es como si faltara el aire para respirar. Es una mentalidad que ha ido tomando cuerpo y que está llevando a la sociedad en general al despeñadero. Se oye decir, como si fuera un gran consejo: “haz lo que te gusta porque si haces lo que no te gusta te irá mal” (es evidente la superficialidad de esta aseveración).

Arreglar las brújulas para poder andar

Si no hay una reacción a tiempo que les haga ver el peligro de esos consensos, no se podría avanzar en ningún proyecto serio a favor del hombre y de la humanidad en general. Este tipo de consenso es como una anestesia que duerme a todos.

Hay que advertir que fueron los consensos los que dieron origen a las guerras más atroces de la humanidad.

Hoy nos encontramos en un círculo vicioso tapado por las nubes de un economicismo banal que ocupa muchas cabezas pensantes y caminan sin brújula tratando de llevar a los demás hacia un norte virtual que ni ellos mismos se lo creen (éxito, excelencia, liderazgo, posesionamiento social).

Urge una mayor sinceridad en los temas para lograr que las personas no caminen en función de unos intereses creados por los poderes emblemáticos, que con banderas de libertad, siguen acogotando a los más débiles. Se utiliza a todos para el “éxito” de unos pocos.

Es la hora de derrotar al consenso del hombre que busca sus intereses y hace lobby para conseguir, con sus amigos, incrementar sus ganancias y su poder, perjudicando al resto. Necesitamos hombres libres que busquen la libertad de todos con la verdad y el bien.

La justicia es la constante voluntad de darle a cada uno lo suyo. Es una virtud que nos hace vivir en función de los demás, para que todos sean felices. Es una virtud que desarrolla nuestra generosidad para conseguir lo mejor para los demás. Es una virtud que nos mantiene en un servicio constante a los demás.

El justo está siempre haciendo justicia. Hacer justicia no es demandar, es amar y servir con amor. El mal se consigue con abundancia de bien. Si la voluntad funciona bien se consiguen las mejores cosas para los demás al margen de lo que hagan otros. Dentro de un mundo de injusticias el justo tiene éxito. Es un contraste muy grande. Su actitud desinteresada y desprendida es una llave para el progreso y para la confianza con todos.

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jueves, diciembre 02, 2010

El costo de los engreimientos y del facilismo

CUANDO EL REY SE CONVIERTE EN TIRANO

Cuando nace un bebe todo el mundo hace fiesta en torno a él y rápidamente se convierte en el centro de atracción de toda la casa. Los familiares se turnan para estar con él y darle todo el cariño que pueden. El bebe se convierte ipso facto en el rey o en la reina del hogar.

Los papás del recién nacido embelezados con la criatura le graban hasta la respiración. Todo lo que hace el bebe les parece maravilloso y genial. Cuando llegan las visitas cuentan con riguroso cuidado las mil anécdotas o incidencias del “rey de la casa”, convencidos de que sus interlocutores no quieren oír otras cosas. La criatura va creciendo entre besos y caricias de los suyos, con elogios desmedidos que se repiten por doquier.

Enseñarles pronto a ser generosos, a sacrificarse y a servir a los demás

Mientras el niño no tenga uso de razón no pasa nada, al contrario, el afecto que reciba de los suyos le ayudará a crecer bueno y sano. En cambio, más adelante, cuando empieza a pensar, hay que enseñarle, cuanto antes, a servir y a ser generoso con los demás, para que los engreimientos no se le trepen a la cabeza y se vuelva un tirano insoportable.

El niño debe aprender que todos somos iguales y que él no tiene más derechos que los demás. Los padres tendrán que ir por delante con el ejemplo renunciando a muchos beneficios y aceptando muchos sacrificios. Así el niño aprenderá que mucha gente necesita de su esfuerzo y será feliz, no porque tiene muchas cosas o porque consigue un buen status, sino porque es útil para ayudar a los demás, sin buscar una recompensa para él. Que tenga la satisfacción de servir y punto. Esto último hay que remacharlo.

La tragedia del niño engreído

Lamentablemente en muchos hogares las cosas no suceden así. Los padres siguen tratando al niño como a un rey y no se dan cuenta del daño que le están haciendo. El niño engreído exigirá todo tipo de atenciones: que le hagan caso en todo, que lo lleven a donde él quiere, que le compren lo que desea. Se sentirá bien cuando sus padres consienten sus caprichos. En la etapa previa a la pubertad puede ser que no de mayores problemas pero después, en medio de la adolescencia, se convertirá en un verdadero tirano que exigirá sacrificios a su favor sin poner nada de su parte y tratará a sus padres como si fueran sus sirvientes, a veces de un modo despiadado e hiriente.

Cuando se dan estas crisis los papás no saben qué hacer, dudan si intervenir con exigencias o dejar que el tiempo arregle las cosas. Cada día que pasa sentirán, con más inquietud, que van perdiendo autoridad con el hijo. Les da miedo intervenir con quien fue nombrado “rey” por ellos mismos y ahora se ha convertido en un “tirano” insoportable.

Se equivocan los padres cuando promocionan demasiado a sus hijos para que logren un posesionamiento en la sociedad en base a prebendas o beneficios obtenidos por amistades o por un “mérito” apañado por un sistema que los protege, dándoles facilidades. Es penoso ver a padres y maestros gestionar escaños sociales para favorecer a quienes todavía no merecen esas oportunidades. Un amor equivocado les puede cegar y después, a la vuelta de los años, la vida les pasará la factura con algún infortunio inesperado: hijos pródigos sin un retorno de perdón y con un pronóstico doloroso y desolador.

Trabajar con seriedad en los cimientos de la formación

A los chicos hay que formarlos para que puedan servir en todos los terrenos, con un verdadero desprendimiento y un amor que crezca de día en día. El liderazgo que falta es el del servicio auténtico. No deben sentirse superiores a nadie, ni dueños o propietarios de un status diferente.

En este mundo de competividad muchos viven sumergidos en una mentalidad de querer algo mejor que el otro. Si uno adquiere un teléfono del año, el otro estará esperando el modelo siguiente para ganarlo, …y así con todo. Es una pena cuando los ambientes educativos se convierten en mercantilistas y frívolos, en los procedimientos y en los fines. Cuando se “crean” oportunidades embelesando a los jóvenes con ambiciones egoístas.

Ya no se forma al chico para que sea bueno sino para que sea competitivo. Los que no son formadores piensan que puede ser compatible la formación y la competividad, (entendida como la búsqueda para la conquista de una mejor posesión de beneficio individual al margen de los demás).

En muchos sectores actuales, donde falta la profundidad de la ciencia educativa, se han colado los microbios del modernismo con planteamientos planos y sesgados que apuntan al éxito de la selectividad en base a las estadísticas de los sistemas actuales más emblemáticos. Es como si en los ambientes de cine se dijera que ahora las mejores películas son las comerciales y las más taquilleras. Si en el cine no se admite una afirmación tan ligera, en educación no se debe caer en la miopía de afirmar que lo mejor es lo que está en cartelera.

Formar para servir y no para competir de un modo egoísta

Al chico hay que formarlo para servir más que para competir y sobresalir dejando de lado a los otros. Se hace urgente distinguir la competividad fomentada por motivaciones egoístas de la competencia sana y disciplinada fomentada en los ambientes educativos para la formación de las personas. La competividad (tal como se entiende hoy) hay que colocarla fuera de los ámbitos educativos.

El colegio y el profesor cuando forman bien a los alumnos: enseñan a comprender, a querer, a servir, a ayudar y dar la mano, a ceder, etc. Esto es lo que el alumno debe aprender en su casa y en el colegio. En las competencias deportivas de un colegio el acento se debe poner en la formación de las virtudes humanas y en la disciplina más que en la competividad de querer aplastar al rival sintiéndose superior con el triunfo.

La sana competencia que puede haber en un ambiente educativo no es la competividad despiadada y de argolla que se ve en la sociedad.

Se aprende a ganar sin humillar, valorando mucho al perdedor, sin dejarlo de lado. Se aprende también a perder, valorando y protegiendo al ganador y no agrediéndolo. Estos postulados no son utopías. Se logran precisamente en los colegios cuando existe una buena direccionalidad hacia la formación y un buen liderazgo por parte de los educadores. Pero en sistemas donde se echa leña para que crezcan ambiciones de beneficios personales, el servicio al prójimo se quedaría una teoría que se menciona y se repite.

No formar un auténtico amor al prójimo en la interioridad de las personas es una grave omisión que afecta a la estructura esencial de la personalidad del ser humano y a la sociedad en general.

Es imposible formar a las personas y llegar a las metas educativas más altas si no se curan antes estas heridas graves que existen en los ambientes educativos más emblemáticos de nuestra sociedad.

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