lunes, julio 13, 2015

Ecología Global (IV)
LOS POBRES Y LA POBREZA

Si hiciéramos una encuesta para preguntar ¿qué es un pobre? Y ¿en qué consiste la pobreza? La gran mayoría diría que pobre es el que no tiene plata y vive en la indigencia y que la pobreza es una situación inhumana de miseria.

Los barrios pobres están llenos de limitaciones y de falta de recursos: casuchas inestables, hacinamientos en las viviendas, carencia de agua o de energía eléctrica, deterioro de la salud por falta de higiene, ropas desaliñadas y percudidas, aspecto maloliente, ignorancia, falta de cultura, etc. Hay muchas fotografías, en todos los países, donde se encuentran estas situaciones de miseria donde vive gente angustiada porque no tienen salida de esas situaciones inhumanas. Están además a la vista de todo el mundo.

“El paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social que se vive en las grandes ciudades puede provocar una sensación de desarraigo que favorece las conductas antisociales  y la violencia” (Laudato si, n. 149).


La otra cara de la moneda

Sin embargo encontramos en muchos barrios pobres, a pesar de las limitaciones y carencias, ambientes de solidaridad y unidad familiar.
“La vida social positiva y benéfica de los habitantes derrama luz sobre un ambiente aparentemente desfavorable…. Quiero insistir que el amor puede más. Muchas personas en estas condiciones son capaces de tender lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo” (Laudato si, nn 148 – 149).
Si observamos bien nos daremos cuenta que hay ambientes y personas muy distintas en los barrios pobres. Existen barrios peligrosos liderados por delincuentes que organizan asaltos y están dispuestos a matar por robar cualquier cosa, y otros barrios de gente sencilla y generosa, que a pesar de vivir escasos, ofrecen hospitalidad en sus casas y están dispuestos a compartir con otros lo poco que tienen. Unos y otros necesitan ayuda.


Ayudar a todos

Es importante la unidad de todas las personas para combatir la miseria que hay en el mundo y sacar realmente de la indigencia a todos los que están en ella. Para lograrlo es necesaria la limpieza de corazón y la coherencia de vida, porque solo de ese modo se puede conocer para amar y comprender mil situaciones del prójimo que se deben respetar, junto a otras que hay que curar.

Tanto el que ayuda como el que es ayudado deben tener limpio y ordenado su corazón. El que quiere ayudar al limpiar su corazón, debe buscar que en los barrios de mayor indigencia se empiece por la limpieza del corazón. Al pobre no se le puede quitar el derecho de amar. Querer al pobre es querer que ame. Si no está bien su corazón la plata que reciba lo puede perjudicar, se volverá más egoísta y ambicioso y a la larga terminará descalificando y hasta eliminando al que lo ayudó, porque no lo supo amar.


La virtud de la pobreza

Es aquí cuando se puede entender muy bien la virtud de la pobreza. Es pobre el que está desprendido de las cosas, el que no pone su corazón en el dinero ni en las cosas materiales. El que tiene su corazón libre para amar a Dios y a  su prójimo.

La pobreza es una virtud para todos. El Señor les dice a los apóstoles que se van de misión “¡no llevéis nada! La Iglesia siempre ha predicado la virtud de la pobreza como esencial para llevar la Cruz de Jesucristo y poder ayudar a los demás.

La virtud de la pobreza puede costarle al pobre y al rico. El corazón se puede apegar a un Ferrari o a una carretilla. El efecto es el mismo.


Confusiones sobre la pobreza

Si seguimos con la encuesta para preguntar ¿en qué consiste la virtud de la pobreza?, empezamos a encontrar respuestas variadas y mucha confusión. Es Jesucristo quien nos pide ser pobres, pero ser pobres ¿es irse a vivir en una casucha?, ¿vestir ropas viejas y desteñidas?, ¿maldecir a los ricos?, ¿vender las grandes propiedades para darle el dinero a los pobres?

Acaso Dios quiere: ¿que no se construyan grandes residencias, que no se fabriquen los carros de buena marca, que no se diseñen vestidos finos y elegantes, que no se construyan los transatlánticos para hacer cruceros con los turistas?

“La auténtica humanidad habita en medio de la civilización tecnológica” (Laudato si, n. 112)

Lo que Dios quiere es que los hombres no se embelesen con las cosas materiales, que no estén tras el becerro de oro y que pongan su corazón en los valores trascendentes. Cuando el hombre tiene su corazón ordenado porque ama a Dios sobre todas las cosas entonces se dará cuenta que “la opción por los más pobres es una exigencia ética para el bien común” (Laudato si, n 158).


Para no dar tantas vueltas a las mismas ideas vamos a concretar y resumir en unos puntos lo que hemos venido diciendo:

ü  Un rico que vive metido en su riqueza gozando de ella y no se preocupa y ayuda a los que tienen menos, es un egoísta, que se alejará de su prójimo Si no cambia terminará deprimido en una penosa soledad y maltratando a la gente.
ü  Un pobre que busca con gran afán (comprensible) salir a toda costa de su indigencia  y está dispuesto a lograrlo como sea, pensando que “el fin que persigue justifica los medios” es un candidato para un fuerte egoísmo, que podría traer como consecuencia un maltrato sistemático al prójimo. Si sigue así le irá muy mal y vivirá quejándose, criticando y amargado.
ü  La justicia no se consigue con la lucha de clases, los ideales del marxismo son anticristianos. El marxismo fomenta el odio y el cristianismo el amor.
ü  Tampoco se arreglan las situaciones de indigencia e injusticia solo con la economía o la tecnología, como se ha comprobado en los últimos años.

“La inteligencia que se utilizó para un enorme desarrollo tecnológico no logra encontrar formas eficientes de gestión internacional en orden a resolver las graves dificultades ambientales y sociales” (Laudato si, n. 164).

ü   Los valores trascendentes son esenciales para que las personas se comprendan y no se peleen.

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*Próximo artículo: “Ecología Global V”


jueves, julio 09, 2015

Ecología Global (III)
EL PODER DEL CONQUISTADOR

Desde los albores de la historia de la humanidad el hombre ha ido conquistando poco a poco la tierra,  primero la descubre, después la invade y termina quedándose con ella.
Con el paso del tiempo el hombre, que se había apoderado de la tierra, la cuidaba celosamente y no dejaba que nadie se la quite. Si era más fuerte y tenía recursos invadía tierras ajenas y se apoderaba de ellas. El que era más fuerte solía tener más tierras. Poco a poco surgieron los poderosos que eran los que tenían más propiedades y por lo tanto se sentían mejores que el resto; el tener más tierras les daba un prestigio y un nivel social de categoría.

Las matanzas por las tierras
La historia de la humanidad está llena de conflictos y de guerras de los hombres que buscaban conquistar tierras y extender sus dominios. Así fue el nacimiento y el crecimiento de muchos países. Para no pelearse se establecieron las fronteras y a cada hombre se le pidió lealtad con su propio suelo. Los hombres estaban dispuestos a defender con sus vidas el territorio que consideraban suyo. Pero como las ambiciones de conquista  continuaban, entraron en guerras terribles de unos contra otros.  Cada país quiso ser grande y fuerte, más poderosos que los demás y por ese motivo el afán expansionista creció considerablemente motivando guerras cruentas.

Los conflictos mundiales causaron millones de muertes tan solo por un afán desmedido de poder, ser más grandes y dueños de extensas propiedades. Hasta hoy los países compiten en armamentos para defenderse de posibles invasiones; son muy celosos con sus fronteras territoriales y sus espacios aéreos.  El propietario, dentro de un país, también es celoso de sus dominios y el que no tiene nada, sueña con tener un terreno, una casa propia o un pequeño departamento. El hombre siempre está dispuesto a luchar para vivir con dignidad. Hoy se han multiplicado las migraciones con verdaderas invasiones de gente que quiere salir de la indigencia y encontrar un mundo mejor.

Justa repartición de los bienes
Dios creó el mundo para todos los hombres sin excepción. Los bienes de la tierra son para todos. Así como en la familia, que es la célula básica de la sociedad, se deben hacer justas reparticiones, igual es en la sociedad.

“Dios creó el mundo para todos. Dios ha dado la tierra a todo el género humano, para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie, ni privilegiar a ninguno” (Laudato si, n. 93).
Todos los seres humanos deben tener los recursos suficientes para paliar sus necesidades básicas. Si alguno se encuentra en la miseria todos deberían ayudarle de alguna manera. Unos podrán más otros menos, pero todos deben dar la mano y alcanzar, de modo gratuito, lo que es necesario para vivir.

El afán posesivo
Todo hombre debe dominar, con la educación que recibe, los afanes desordenados y ambiciosos de querer tener más y más. Este afán posesivo tiene una raíz pecaminosa que es el egoísmo, que puede aparecer y crecer en cualquier persona. Si el hombre se descuida ya se está apropiando de algo, le gusta ser propietario para sentirse en un status más elevado.

Ocurre con frecuencia con el amor humano cuando los valores trascendentes están lejos. Dos enamorados pueden ser dos cómplices egoístas que se prometen cosas para tener y apuntan exclusivamente a ese afán compartido. El hombre que conquista a la mujer para él, la utiliza para sus antojos y caprichos y dice: “¡ésta es mi mujer!” como si fuera de su propiedad; lo mismo le puede pasar a la mujer con respecto al hombre. De esas situaciones surgen los celos y las peleas. El amor real es entrega, no propiedad. El que quiere de verdad sabe respetar los distintos modos u opiniones de las personas y está dispuesto a dar y no a recibir.

El líder rico
Muchas veces el que lleva la voz cantante es el que tiene más dinero. El que tiene plata manda más y consigue gente sumisa. Algunos con el dinero compran voluntades y piden lealtad. Existen personas que se mueven solo por el dinero y no tienen otros objetivos, más valiosos, en la vida.

“El poder económico se está utilizando para dominar…” (vid. 104)
El poder económico crea oportunidades para tener mejores recursos y una capacidad de desenvolverse de mayor nivel humano, pero ese poder debe servir para lograr elevar el nivel de todos. El hombre, o la familia, encerrados en su poder económico, con los últimos adelantos técnicos, pierden la alegría, el poder ayudar a los demás y el sentido de la vida..

“La técnica no da esperanza de una vida feliz en el futuro…El avance de la economía y de la técnica no es el avance de la humanidad”  (vid. 113)

Los afanes egoístas del mundo contemporáneo
En los tiempos actuales el egoísmo de las personas ha crecido considerablemente, tanto que los que lo padecen no se dan cuenta que lo tienen. El egoísmo además ciega. Una persona egoísta piensa que está bien lo que hace, que tiene derechos, que no tiene porqué privarse de algo.

“Cuando el ser humano se coloca a sí mismo como el Centro de todo y termina dándole prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, todo lo demás se vuelve relativo. Para muchos nada sirve si no sirve a los propios intereses” (vid. 122)

“La cultura del relativismo empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto. Es la lógica del usar y tirar. (vid 123).

El egoísta, que se siente conquistador, porque tiene plata, termina maltratando a todo el mundo.

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miércoles, julio 01, 2015

Ecología Global (II)
EL GRAVE DESÓRDEN DE LOS GASTOS

“Lo que no se afronta con energía es el problema de la economía real” (Laudato si n.9) 

El Papa Francisco en el capítulo tercero de la encíclica señala los graves desórdenes ocasionados por los seres humanos en el manejo del dinero y los recursos. Habla de la ceguera y la irresponsabilidad de los tienen la sartén por el mango en los temas económicos del mundo. Quienes eligen los gastos se están equivocando.  Es urgente una advertencia, una orientación y una llamada a la responsabilidad de cada uno.

Unos cuantos ejemplos nos podrán situar en lo que el Santo Padre quiere decirnos. En Lima y en muchas otras ciudades ha ocurrido lo que se llama el boom de la construcción. Se han construido en los últimos años muchos edificios modernos en los distintos distritos de la capital, también, a lo largo del litoral muchos han hecho sus casas de verano para pasar las vacaciones. En muchos lugares se han multiplicado los Centros Comerciales (Shopping, Malls) con todo tipo de comodidades. Todo este crecimiento es un evidente signo de progreso.

Por otro lado en el mundo llaman la atención los edificios más altos. El rascacielo más grande está en Dubái, se llama Burj Khalifa, tiene 828 m y 183 pisos, costó 1,500 millones de dólares, es un hotel de 7 estrellas. Dubái es considerada la capital mundial del turismo, esta ciudad que se encuentra localizada en los Emiratos Árabes Unidos posee los hoteles de lujos más caros y prestigiosos del mundo, por dicha razón es visitada por millones de turistas al año. En el hotel más caro de Dubai una sola noche puede llegar a costar hasta 25 mil dólares. Esta cuidad se ha hecho tan famosa porque dicen que ellos no tienen pobreza, pero no es así. La diferencia entre los pobres y los ricos es tremenda.

El segundo edificio más grande del mundo está en la China, es el Shanghai Tower de 632 mts y 128 pisos. China es un país que tiene 1,300 millones de habitantes de los cuales 700 millones son pobres, 17,000 son multimillonarios y 80 millones de ricos (la población total de Alemania).

El tercer edificio está en Arabia Saudita, se llama: Torres de Abraj Al Bait, de 601 mts y 120 pisos; además en la ciudad existen shoppings de lujo, otros rascacielos y autos último modelo que conviven con una pobreza creciente e insostenible en todo el país. Como el reinado no lleva estadísticas sociales, distintas organizaciones y centros de investigación estimaron la pobreza en 33 por ciento. El desempleo, también estimado, es de 10,5% aunque entre los jóvenes llega al 35 por ciento. Arabia Saudita tiene la segunda reserva de petróleo del planeta, y es el primer exportador mundial. Las cuentas del petróleo generan más del 90% de las exportaciones y representa el 75% de los ingresos del país.  Sin embargo, los US$ 400.000 millones por año que le ingresan al país por la renta petrolera no significan más desarrollo. Cuando comenzó el auge petrolero en los 70, la población pasó de seis millones a 20 millones de habitantes. El problema son los 10 millones de extranjeros, más calificados, que viven y se quedan con los mejores trabajos. Según datos de la CIA, el 80% de la fuerza laboral del país es extranjeroEl desempleo llega al 10,5% (estimado por falta de cifras oficiales) pero asciende al 35% entre los jóvenes de entre 18 y 25 años. Sucede que el gobierno no orientó la educación hacia el petróleo. Los saudíes prefieren estudiar religión e idiomas, donde hay menos demanda laboral. Alrededor de 1,8 millón de habitantes cobran un seguro de desempleo. Toda esta gente que queda fuera del mercado pasa a ser pobre, el gran problema de la sociedad saudí. Y los saudíes que no trabajan para la industria petrolera ganan mucho menos que aquellos que sí lo hacen. Éstos también viven en condiciones de pobreza o con necesidades básicas incumplidas. 

El progreso material de unos pocos y la miseria espiritual de muchos
Todas estas construcciones y los avances materiales de la modernidad son admirables, se ve un crecimiento evidente en lugares que antes solo había miseria, algunos podrían decir, con respecto a los gastos: ¡Viva la libertad! Vale la pena construirlos aunque los gastos sean elevados, sin embargo, frente a muchas situaciones de pobreza y miseria, la conciencia advierte que algo no se está haciendo bien, o algo se está dejando de hacer.
Hace unos años, en un artículo de Adeamus hacíamos referencia al golf que se estaba construyendo en un arenal de las playas de Asia (al sur de Lima), frente a una población que no tenía agua potable para vivir. El campo de golf parecía fabuloso y además embellecía el paisaje, pero a los constructores y a los usuarios de ese campo habría que decirles: ¡miren!,  al frente  viven seres humanos que no tienen agua, ¿no podrían hacer algo por ellos? Esto es lo que nos dice el Papa, un poco más de responsabilidad en los gastos para poder ayudar y sacar de la indigencia a los que tienen menos.
El orden del corazón humano
Ocuparse de los pobres es cuestión de amor y no de números. No se trata de sacar la billetera sino de limpiar y abrir el corazón. Las injusticias persistirán si no hay caridad;  y la caridad es el amor auténtico a los demás
“En algunos círculos se sostiene que la economía actual y la tecnología resolverán todos los problemas ambientales, del mismo modo que se afirma, con lenguajes no académicos, que los problemas del hambre y la miseria en el mundo se resolverán con el crecimiento del mercado…El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social” (Laudato si n. 109)
Copio una cita de mi libro: “La presencia de Dios en la lucha contra la corrupción” publicado en Lima el año 2010: “El hombre que se considera seguro, que vive o busca vivir con una posición económica holgada, que cree que tener dinero es suficiente para conseguir sus aspiraciones más altas; a ese hombre equivocado, que ha perdido la brújula, es necesario rescatarlo, para que se dé cuenta que el dinero no es Dios…No nos cansaremos de repetir que la solución de los problemas está en la educación no en la economía. La economía ha querido ser la “prima dona” en las universidades y en las empresas, ponerla como si fuera la ciencia de las ciencias, es una exageración,  es una ciencia como cualquier otra que podría ayudar a la solución de los problemas de la humanidad.
Los hombres que manejan la economía no deben encerrarse dentro de sus sistemas financieros para hacer una elite donde ellos son los que deciden. La presunción y el sentido de exclusividad con que se manejaron hace unos años les hizo cometer muchos desatinos que terminaron en una fuerte crisis económica que todavía tiene secuelas.
 El Papa llama ahora a todos, no solo a los economistas. La responsabilidad de limpiar y arreglar el mundo es de todos. Es necesario desterrar la política del descarte y contar con todas las personas para esta misión que ahora el Santo Padre nos señala como tarea de todos.
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*Próximo artículo: “Ecología Global”  (III).


jueves, junio 25, 2015

Una luz en medio de las tinieblas
ECOLOGÍA GLOBAL,  (I)  Encíclica Papal 

Hace 40 años, el 26 de Junio de 1975, falleció en Roma a las 12´,  frente a un cuadro de la Virgen de Guadalupe, San Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei. Unos meses antes, al empezar el año, había pedido que se rezara con la petición  del ciego del Evangelio: “Señor ¡que vea!” y que además se agregara: “¡para que todos vean!”.

El Papa Francisco nos ha entregado el 17 de Junio su carta encíclica “Laudato si”, (“Alabado seas”) y nos ha dicho que es para todos, no solamente para los sacerdotes o para los católicos sino para toda la humanidad. “Necesitamos una conversación que nos una a todos…Necesitamos una solidaridad nueva”

San Josemaría Escrivá decía: “Se han abierto los caminos divinos de la tierra” y afirmaba que todos pueden ser santos, no solo los sacerdotes y los religiosos. “Dios nos llama a todos a ser santos….. ¡estas crisis mundiales son crisis de santos!”  Y en el primer punto de “Camino”, un libro que ha sido traducido a 52 idiomas y que ha tenido una tirada de 4´953,550.00 de ejemplares en 492 ediciones, insta a todos a limpiar el mundo: “… borra con tu vida de apóstol la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio y enciende los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”  San Josemaría afirmaba que era necesario “darle la vuelta al mundo como a un calcetín”

El Papa Francisco con su nueva encíclica alienta a todos para que contribuyan a limpiar el mundo: “se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios” (Laudato si, n. 14).


Llenar el mundo de amor

Las advertencias de San Josemaría y del Papa Francisco no son tremendistas ni pesimistas, al contrario están llenas de esperanza. Ellos, con una personalidad  persuasiva y encantadora, cada uno en su estilo, han arrastrado a miles y a millones en todo el mundo, hacia unas metas más exigentes y a la vez atractivas de mejora personal.  Son personas alegres, que animan a los demás con la coherencia de sus propias vidas, yendo por delante y dando ejemplo.

Ambos tienen una fe inquebrantable, capaz de “mover montañas”  y con un realismo, que nadie puede negar, señalan claramente las deficiencias y limitaciones de los seres humanos: el mal comportamiento de los hombres que genera ambientes agresivos de inseguridad y despreocupación por la suerte de los demás.

Ninguno de los dos se pone del lado de ideologías humanas o intereses políticos, aunque muchos, enemigos de la Iglesia, los califiquen como sesgados hacia posturas de izquierda o de derecha. Lo mismo pasó con Cristo que fue criticado y odiado por unos pocos, especialmente por los que tenían el poder en sus manos, por eso fue juzgado y condenado. Así también ha pasado con la Iglesia, que lleva el signo de la contradicción,  a lo largo de los siglos.

San Josemaría Escrivá decía que todos debemos amar al mundo apasionadamente porque Dios lo ha creado bueno, somos nosotros, los hombres, quienes lo hemos manchado con nuestros pecados, nos recordaba que hay un Dios misericordioso que perdona y nos limpia, para que nosotros también aprendamos a perdonar y ayudemos a que todos se limpien con la gracia de Dios en el sacramento del perdón.

El Papa Francisco nos dice que el mundo es nuestra casa y a todos nos toca tenerla limpia y arreglada, orientado todo para el bien de todos. Señala sin embargo que hay bastante desorden y que hoy la gente no es capaz de superar el individualismo y la codicia: “mientras más vacío está el corazón de la persona…más necesita comprar, poseer y consumir”  “La situación actual del mundo provoca una sensación de inestabilidad e inseguridad que a su vez favorece formas de egoísmo colectivo”


El orden en los hogares y el orden del mundo  (responsabilidad de todos)

Para que los hogares vayan bien es necesario un orden, una comunicación constante y un respeto mutuo entre los miembros de la familia. Si un hijo gasta el dinero de la familia despilfarrándolo en sus diversiones, es lógico que los demás, y especialmente sus padres, le llamen la atención. También sería lógico que las instituciones educativas apoyen esa censura de los padres y corrijan el desorden de los chicos. Esas llamadas de atención no van contra las empresas que fomentan las diversiones, ni tampoco contra la libertad de los chicos.

Si en un pueblo joven vemos que las familias pobres prefieren gastar el dinero en la compra de un televisor que en la educación de sus hijos, es conveniente darles algunas orientaciones para que gasten su dinero en lo que es más importante. Los consejos e indicaciones que se den para que se prioricen los gastos no van contra la industria de los televisores, ni contra las casas comerciales que lo venden.

Las advertencias del Papa sobre los gastos no son condenas al capitalismo ni luz verde para el socialismo. Son consejos que ponen el dedo en la llaga y les duele a los que viven encerrados y ciegos en su mundo materialista, que es también egoísta. “Existe una inversión tecnológica excesiva para el consumo y poca para resolver problemas pendientes de la humanidad” “es insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más y más, mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo a su dignidad humana”  “es necesario reflexionar responsablemente sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones” 

Copio una cita de Adeamus del 4 de Octubre del 2008 advirtiendo sobre estos temas: “El hombre que se considera seguro, que vive, o busca vivir, con una posición económica holgada, que cree que tener dinero es suficiente para conseguir sus aspiraciones más altas; a ese hombre equivocado, que ha perdido la brújula, es necesario rescatarlo, para que se de cuenta que el dinero no es Dios… Por desgracia hoy también se le llama trabajo a la especulación, a los negociados, a las trapisondas, a los robos y al activismo desmedido del hombre egoísta y voraz, que muerde con la boca bien abierta dando un buen bocado para su satisfacción y deja las migajas para que sea repartida entre muchos…..Si nos enriquecemos con trabajos que no benefician a los demás o al país (con justicia), nos empobrecemos como personas y terminaremos mendigos, como el rico Epulón de los Evangelios”.

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*El próximo artículo: “La ecología global” (II).

jueves, junio 18, 2015


“Amores” que matan
“EDUCANDO”  “joyitas”
Todos los años se habla de la crisis de educación que existe en el Perú, con el objeto de encontrar caminos para revertir la situación problemática y hasta dramática en la que se encuentran muchos sectores educativos del país, que no logran acertar en la formación de los educandos.
Aunque en algunos puntos marginales hay avances significativos, parece que los discursos de alarma, de las situaciones más graves, continuarán por muchos años más. Tal como se están enfocando las cosas, no hay manera de que “se coja el toro por las astas” y se pongan los medios para encontrar las soluciones definitivas. 

Avances marginales
Quienes tienen la responsabilidad de orientar la educación del país manejan sistemas, controles, evaluaciones, tratando de corregir los errores que se cometen o de cambiar los sistemas obsoletos, que ya no van para los tiempos actuales. En algunos lugares se emplean nuevas estrategias, a modo de experimento. Existen muchas instituciones educativas que son experimentales.
También las autoridades educativas están dedicándose últimamente a conseguir una mejor capacitación de los educadores, con evaluaciones a los maestros, con el fin de tener un cuerpo docente idóneo para las tareas pedagógicas.
En el mundo pedagógico aparecen iniciativas para difundir la aprestación de escolares a través de técnicas modernas, de tal modo que los niños puedan alcanzar, por ejemplo, un lenguaje más fluido, una mejor comprensión de lecturas, o un mejor desenvolvimiento en el grupo. A los niños se les hace saltar, bailar, jugar, participar; con técnicas que combinan el entretenimiento con el aprendizaje.
A los estudiantes mayores, en cambio, se les habla de liderazgo, de ser exitosos, de la eficiencia profesional. Les dan charlas con motivaciones para éxito y la competividad. Se les ofrece cursos especiales de capacitación en el país y en el extranjero, donde se les facilita todo para que estén contentos, y luego se les felicita por los logros alcanzados.
Las graduaciones y felicitaciones se multiplican por doquier en todo el país, con un despliegue de organización y celebración sin precedentes: toga, vestes, escenografía, brindis, con la presencia de todo el personal académico y las familias. En los discursos todo ha sido exitoso y de gran calidad. Se comparten parabienes y alabanzas en un ambiente muy bien armado. Sin embargo, el contraste con la realidad es alarmante: la educación continúa en crisis y el país crece en corrupción, inseguridad y violencia.
También encontramos en los ámbitos educativos los que se dedican a la construcción de infraestructuras. Es fácil observar los grandes edificios que tienen algunos colegios y universidades, con excelentes instalaciones deportivas: coliseos, piscinas, pistas atléticas e implementos de primera línea en aparatos electrónicos y sistemas de computación.

¿Dónde apunta la educación?
A pesar de todos estos avances, que pudieran parecer de un progreso educativo moderno, muchos maestros y padres de familia sufren al ver a los chicos totalmente desorientados, sin un rumbo claro en la vida.
Lo peor es que los mismos educadores no se dan cuenta que el enfoque que le están dando al alumno con respecto a la vida y al futuro de cada uno de ellos, no es el correcto. Muchas veces estas desarticulaciones arrancan del mismo hogar cuando los padres no van por delante con el ejemplo.
La mentalidad relativista es como una enfermedad asintomática. Los que la padecen no se da cuenta de las desviaciones, que son consecuencia de no tener claras las nociones del bien y del mal. Cuando la brújula se ha movido mucho, la persona puede ser temeraria para algunas cosas y dubitativa para otras, además de indulgente y permisiva (peca de ingenuidad);  y cuando ocurre algo, exagera en las justificaciones y quiere dar explicación a todo. Cree que todo se arregla siendo buena gente y brindando apoyo con una palmadita en la espalda o con el ofrecimiento de buenas vibras.

El emblemático convertido en joyita
Con lo expuesto en los párrafos anteriores podemos darnos cuenta que el relativismo está tomando cuerpo en las instituciones educativas. El maestro relativista,  que se aleja  de las nociones del bien y del mal, ya no se fijará tanto en las virtudes que el alumno debe alcanzar para ser mejor persona, ahora va a poner la atención en los procedimientos que debe adquirir para ser exitoso y emblemático. Ya no buscará la buena conducta del alumno, buscará su éxito.
Muchos profesores hoy se han convertido en managers de los que pueden ser exitosos y las instituciones educativas se ven obligadas al marketing de la competividad con una selectividad desviada hacia los líderes de la eficiencia. Cambiaron los fines educativos por otros de corte pragmático donde tiene prioridad el negocio, aunque no lo digan.
Es un error, de gran magnitud, promocionar y ofrecer posibilidades de éxito, sin formar la conciencia y las virtudes de las personas.  El esconder, (sin querer), lo verdadero y lo falso, el bien y el mal, a la hora de educar, está causando serias desviaciones en una juventud que se proyecta hacia ideales egocentristas  con un disfraz o barniz social.
Cuando los educadores, sin darse cuenta, exaltan el ego de los alumnos, no los están formando, los están torpedeando. Si un padre de familia o un maestro le dora la píldora al hijo o al alumno, para exaltarlo y subirlo a un podium,  haciéndole creer que puede estar por encima de los demás con su talento, le está haciendo un daño considerable a él y a la sociedad.
La sociedad no necesita líderes que se jacten en sus cualidades enseñando los premios ganados y los títulos conseguidos; necesita más bien servidores que sepan trabajar con los demás, sin hacer ascos y sin creerse la divina pomada.
Es necesario dar la voz de alarma para que los padres de familia no engrían tanto a sus hijos. A esos papás les puede parecer que lo hacen por amor y se están quedando muy cortos. Si de verdad aman a sus hijos, deben exigirles para que sean virtuosos, no exitosos (al menos en el sentido que se le da hoy a este término).  El éxito debe ser la conquista de las virtudes  y la posibilidad de servir y no la conquista de los podiums, de los grandes negocios y de las goyerías.
Hoy existen demasiados engreídos que no saben pensar en los demás porque están imbuidos en sus propios antojos y caprichos, a veces con el consentimiento de sus padres y maestros que no se atrevieron a exigirle para que luche contra su yo y se preocupe más de los demás.
Es una pena que padres y educadores quieran convertir a los chicos en estrellas emblemáticas, y los conviertan, con el tiempo, en unas joyitas que todo el mundo rechaza porque van exclusivamente a lo suyo.

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martes, junio 09, 2015

Teología de la Liberación (III)

MONSEÑOR ROMERO, su amor a los pobres y su relación con el Opus Dei.

(Fuente: ACI Prensa)
 El Papa Francisco proclamó Beato al Arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Romero, y determinó que su fiesta se celebre el 24 de marzo de cada año.

 Mons. Romero fue asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980, en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de derecha. A inicios de este año, el Papa Francisco aprobó que se proclame su martirio y se celebre la ceremonia de beatificación. El evento comenzó a las 10:00 a.m. (hora local), ante una multitud de aproximadamente 300 mil personas, que colmaron las avenidas aledañas a la Plaza Salvador del Mundo de San Salvador.

 Al inicio de la ceremonia, el actual Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas leyó un mensaje pidiendo al Papa Francisco “que se digne a inscribir a Mons. Romero en el número de los beatos. En respuesta al pedido de Mons. Escobar, en una carta leída primero en latín y luego en español, el Papa Francisco señaló que “para colmar la esperanza de muchísimos fieles cristianos” en virtud de su autoridad apostólica facultó a que en adelante a Mons. Romero “se le llame Beato y se celebre su fiesta el día veinticuatro de marzo, en que nació para el cielo”. El Santo Padre describió al ahora Beato salvadoreño como “Obispo y mártir, pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico del Reino de Dios”.

 Mons. Óscar Arnulfo Romero Galdámez gobernó durante tres años la Arquidiócesis de San Salvador. Su preocupación por la profunda pobreza en el país llevó a que muchos lo consideraran marxista y cercano a la guerrilla que en esos años comenzaba a perpetrar atentados en el país.
La guerra civil entre la guerrilla marxista y el gobierno dictatorial de derecha, que se extendería por doce años, se estaba gestando en 1980. El 24 de marzo de ese año, mientras celebraba Misa en la capilla del hospital La Divina Providencia, fue asesinado de un disparo. Hasta la fecha no se conoce la identidad del asesino, pero las investigaciones realizadas apuntan a un grupo de aniquilación vinculado al Ejército.

 Relación estrecha entre Mons. Romero y el Opus Dei
 El hoy Beato Mons. Óscar Romero encontró dirección espiritual y confesores en los sacerdotes del Opus Dei en San Salvador (El Salvador), y tuvo un profundo cariño por la institución. Sin embargo, los hechos que rodean esta cercanía se han visto opacados por la polarización que vive ese país.
 El Arzobispo mártir de San Salvador tuvo como director espiritual, desde inicio de la década de 1960, a un sacerdote del Opus Dei. Se trataba del P. Juan Aznar, a quien le aseguraría luego en cartas que “nadie más que usted mismo comprende mi alma” y que “no olvido nunca sus sabias orientaciones”.

 Más adelante, cuando el P. Aznar tuvo que viajar a Costa Rica, asumiría como su nuevo director espiritual y confesor el entonces P. Fernando Sáenz Lacalle –también del Opus Dei–, que algunos años más tarde sería también Arzobispo de San Salvador.

 Carlos Mayora Re, periodista decía en su columna de “El Diario”: “Yo me hice la pregunta ‘¿cuál es la relación de Mons. Romero con el Opus Dei?', pero más importante es ¿por qué se relaciona Mons. Romero con el Opus Dei?”, dijo, apuntando a la “relación ininterrumpida” entre la década de 1960 hasta el día de su muerte.

 El 8 de octubre de 1974, Mons. Romero, entonces recientemente nombrado Obispo de Santiago de María (El Salvador), se reunió con San Josemaría Escrivá. Ese encuentro, según relató el Prelado salvadoreño a un sacerdote del Opus Dei, lo “había dejado hondamente impresionado”, y señaló que se sintió “confortado en su fe por San Josemaría y que el fundador del Opus Dei le había abrazado, haciéndole sentirse querido y acompañado”.

 Para Mayora Re, el factor clave para la cercanía de Mons. Romero con el Opus Dei fue que el nuevo Beato “tenía muy clara la llamada universal a la santidad, que después la recoge el Concilio Vaticano II, que es además el núcleo del espíritu del Opus Dei”.

“A nivel personal hay una relación de amistad y de concordancia en cuanto a la búsqueda de la santidad”, dijo.
 Mayora Re criticó a autores como la cubana María López Vigil, autora del libro “Piezas para un retrato”, sobre la vida de Mons. Romero porque “hay varias citas con respecto al Opus Dei que están realmente distorsionadas, porque no se concuerdan lo que Mons. Romero dice y hace, con lo que está ahí recogido”. Este tipo de autores, señaló, dicen que Mons. Romero se alejó del Opus Dei porque este era conservador y él ya no era conservador. Esto, sin embargo, no encuentra asidero en los hechos.

En marzo de 1979, por ejemplo, Mons. Romero expresó su aprecio y bendición a la Obra en una foto firmada: “Bendigo con cariño de pastor y amigo al ‘Opus Dei’ en nuestra Arquidiócesis”, escribió en esa ocasión.


Los cuidados de la Iglesia para que la teología pueda liberar a los hombres
  1. Que los sacerdotes predique que Jesucristo vino para liberar a los hombres de la esclavitud del pecado y para anunciar el reino de los Cielos.
  1. Que la Liturgia de la Misa consiga acercar a la gente a Dios fomentando la unión y la comunión de todos los hombres.
  1. Que los hombres quieran a los hombres y que se llegue a la justicia con la caridad: el hombre necesita de Dios para querer a los hombres y para poder darle a cada uno lo suyo.
  1. Fomentar y conseguir la unidad del clero con el Papa y los obispos. Que todo el clero esté unido y no dividido. Que al interior de la Iglesia reine la obediencia.
  1. La Iglesia nunca apoyará a las guerrillas o movimientos subversivos, no apoyará nunca la violencia. No se debe matar en nombre de Dios.
  1. El Reino de Dios no puede ser confundido con "el reino del hombre". El reino de Dios está en los Cielos y la Iglesia procura que todos lleguen a ese lugar de felicidad eterna.
  1. La fe no es la fidelidad a la historia. La fe es una virtud sobrenatural por la cual creemos lo que Dios ha revelado, por la autoridad misma de Dios y no por la razón. La esperanza no es una simple confianza en el futuro sino en la meta de felicidad que nos espera en el Cielo si ponemos los medios para llegar y la caridad no se reduce a una opción por los pobres, Cristo muere por todos los hombres y nos pide querer a todos los hombres. Las virtudes Teologales no son humanas, son sobrenaturales.
  1. La opción por los pobres puede ser preferencial pero no es exclusiva ni excluyente. Si la caridad se identifica con una radical "opción por los pobres", exige automáticamente la lucha de clases y por tanto ya no se puede amar a todo hombre sin importar su clase social ni se puede uno acercar a un rico por el camino del diálogo, de la persuasión en la paz.
  1. La Iglesia está fundada por Jesucristo que es su cabeza y es el “arca de Salvación” donde se encuentran los sacramentos que elevan al hombre a una vida sobrenatural. No se puede considerar a la Iglesia simplemente como una realidad histórica, resultado de fuerzas socio-económicas, sin carácter sobrenatural.
  1. La Santa Misa es la renovación del Sacrificio de la Cruz. La Santa Misa une a todos en el amor y adoración a Dios. El que participa de la Santa Misa sale con una gran paz en su alma.
  1. La Jerarquía de la Iglesia está al servicio de todos los fieles. Viven unidos al Papa y entregados a Dios para poder cumplir la misión que el mismo Señor les ha encargado: propagar el evangelio por todo el mundo. Los fieles leen la Biblia dentro de la Iglesia que está asistida por el Espíritu Santo. La misión de la Iglesia es sobrenatural.

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martes, junio 02, 2015


La teología de la liberación (II)

LA IGLESIA Y LA CUESTIÓN SOCIAL


La Iglesia verdadera, la única, la fundada por Jesucristo, Madre y Maestra, no es  insensible a la miseria y la injusticia de los pueblos. Muy al contrario, la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, iluminada por el Evangelio y por amor al hombre, oye el clamor de los pobres y acude en su ayuda con todas sus fuerzas.

La Iglesia tiene presente el compromiso de Medellín, Puebla y Aparecida de trabajar preferentemente, no exclusiva ni excluyentemente, por los pobres. Por eso, como tarea principal, obispos, sacerdotes y laicos, acudirán al llamado a trabajar ardientemente por la justicia. Los teólogos deberán colaborar con el magisterio al que reconocerán como un don de Cristo a su Iglesia y acogerán sus enseñanzas con filial respeto y obediencia.
La verdadera liberación, debe tener como fundamento una triple verdad: la verdad sobre Jesucristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre, imagen de Dios, elevado a la vida Divina por la gracia Santificante, hijo de Dios y con un destino eterno.

El fundamento de la justicia radica en reconocer las relaciones del hombre con Dios, las que regulan las relaciones de los hombres entre sí. La lucha por la justicia y los derechos humanos, tienen como base la dignidad de cada hombre como hijo de Dios y por tanto los medios empleados deben respetar esa excelsa dignidad.

La iglesia rechazará siempre la violencia ciega y sistemática, venga de donde venga. Es una ilusión creer (en contra de lo que la historia misma demuestra) que de la violencia surgirá la paz y la justicia.

El cambio anhelado de la sociedad no se ha producido ni se producirá por la violencia exterior, sino por el cambio del corazón del hombre, por una conversión interior. El cambio de estructuras, sin el cambio de los corazones, no producirá el "hombre nuevo". Ninguna revolución violenta ha conducido a la justicia y al bienestar.

Los hechos contemporáneos (y contra los hechos no hay argumentos) nos muestran la verdad de la inutilidad de la violencia para lograr la libertad y la justicia social. En muchos lugares del mundo la violencia ha generado un estado peor que el que se quería remediar.

La lucha de clases como camino a la justicia es simplemente una tremenda falsedad, es un mito que impide la verdadera solución al problema de la miseria e injusticia.

¿Cuál es entonces el verdadero camino hacia la justicia?: La enseñanza social de la Iglesia. No solamente los teólogos y los católicos, sino todo el mundo, todos los que tienen que ver con asuntos laborales, económicos, políticos y sociales, deberían estudiar a fondo esta doctrina, que tiene sus fundamentos en el pensamiento ya antiguo del  pueblo de Israel, en las enseñanzas de Jesucristo y del magisterio de la Iglesia desde los primeros siglos de su existencia.

En 1891 León XIII expuso la doctrina social de la Iglesia en la Encíclica "Rerum Novarum". En ella no encontramos solamente ciencia humana, conocimiento de las realidades sociales sino también y sobre todo, la luz del Espíritu Santo que conduce a la Iglesia y quiere iluminar por medio de ella a la humanidad entera.

Juan Pablo II apuntaló la Doctrina Social de la Iglesia editando en 1981 la formidable "Laborem exercens" y en el centésimo aniversario de la carta de León XIII, la "Centésimus Annus" e invitó al mundo entero a estudiar y aplicar los principios sociales que Dios nos inspira.

El Papa Benedicto XVI en “Caritas et veritate” reclamaba relaciones humanas de fraternidad, gratuidad y Caridad y el actual Papa Francisco en  “Evangelii Gaudium” anima a llegar hasta la periferia y buscar al hombre más necesitado para que se encuentre con Dios.


Se consigue la justicia social cuando:

- La sociedad asegura la justicia procurando las condiciones que permitan a las asociaciones y a los individuos obtener lo que les es debido.

-  El respeto de la persona humana considera al prójimo como "otro yo". Supone el respeto de los derechos fundamentales que se derivan de la dignidad intrínseca de la persona.

-  La igualdad entre los hombres se vincula con la dignidad de la persona y a los derechos que de ésta se derivan.

- Las diferencias entre las personas obedecen al plan de Dios que quiere que nos necesitemos los unos a los otros. Esas diferencias deben alentar la caridad.

-  La igual dignidad de las personas humanas exige el esfuerzo para reducir las excesivas desigualdades sociales y económicas. Impulsa a la desaparición de las desigualdades inicuas.

-  La solidaridad es una virtud eminentemente cristiana. Es ejercicio de comunicación de los bienes espirituales aún más que comunicación de bienes materiales.

*Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica

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*En el próximo número: Teología de la Liberación (III)